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El puente del Danubio de Trajano

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Que la paz entre Dacia y Roma no iba a ser duradera parecía algo que ambos bandos tenían claro. Pronto el rey dacio, Decébalo, comenzaría a incumplir las promesas del tratado de paz Trajano a reclutar nuevas legiones (La II Traiana y la XXX Ulpia) y poner en marcha la maquinaría militar del Imperio romano en dirección al reino enemigo. Para ello Trajano ordenó la construcción de un gran puente que cruzase el Danubio, y para afirmar aun más su idea de acabar con la resistencia enemiga y la seguridad en su victoria ordenó que la estructura debía ser permanente.

 El puente consistió en una gran superestructura de madera que reposaba sobre veinte enormes pilares de piedra, con unos grandes contrafuertes o arcos de carga de piedra en las orillas y un arco a cada extremo del puente. Fue construido en las Puertas de Hierro, junto bajo la entrada al desfiladero de Djerdap, midiendo unos 1500 metros de largo, 50 de alto y 20 de ancho. Los restos de los veinte pilares están hoy día bajo agua y solo los restos de los contrafuertes son visibles hoy día.

Moneda con Trajano y el puente, ancientcoins.com
El autor de tan magna obra de ingeniera militar -la mayor de su tiempo- fue Apolodoro de Damasco, un famoso ingeniero sirio de Trajano que más tarde se encargaría de edificar en foro de Trajano y su Columna Trajana. Es imposible saber a ciencia cierta que legiones trabajaron en la construcción del puente -recordemos que los legionarios son tanto soldados como incansables trabajadores y que las legiones contaban con sus propios ingenieros-. Sí sabemos que había once legiones estacionadas en la región comprendida entre Viena y el Mar Negro: La I Italica y la II Adiutrix, IV Flavia, la XIII Gemina y la famosa VII Claudia en su cuartel de Viminacium estaban acantonadas en los 100 kilómetros que separan Singidunum (Belgrado) del paso del Djerdap. Cuatro más estaban acampadas entre Belgrado y Viena. Además, la X Gemina y la XI Claudia, acampadas anteriormente en Germania, pudieron estar en la región a partir del 102 e.c.

La construcción del puente, de Radu Oltean
El historiador Dion Casio nos cuenta sobre el puente lo siguiente:

“Trajano construyó sobre el Ister un puente de piedra que desborda mi admiración hacia él. De hecho, aunque fue brillante en todas sus hazañas, ésta fue la mayor. Tiene veinte pilares cuadrados de piedra de ciento cincuenta pies de altura desde los cimientos y sesenta de anchura; están situados a intervalos de ciento setenta pies y unidos por arcos. ¿Cómo puede alguien dejar de asombrarse por la gran inversión que se hizo, o por la forma en que cada uno de estos pilares fue anclado tan profundamente en un río cuyas aguas están llenas de remansos y con un fondo tan barroso? Evidentemente, para ello fue imposible ello desviar el curso de las aguas. He hablado de la anchura del río; pero el caudal no tiene una anchura uniforme, pues en algunos sitios anega el doble y hasta el triple de tierra; sin embargo, el caudal habitual en esta zona aconsejó construir un puente con la anchura citada. Además, hay que tener en cuenta que aquí el río pasa de un amplio caudal a un cauce estrecho, después del cual vuelve a extenderse a una anchura mayor, lo que lo convierte en violento y profundo; y esta circunstancia debe ser tenida en cuenta para comprender la dificultad que supuso construir el puente. Al mismo tiempo, una de las circunstancias que muestran la grandeza de los planes de Trajano es que el puente no se hizo para usarlo nosotros; la sola presencia de los pilares erguidos, aunque no se hagan intentos de cruzarlo, hace creer que hubieran sido erigidos con el único propósito de demostrar que no hay nada que el ingenio humana no puede lograr. Trajano construyó el puente porque temió que si alguna vez el Ister se helaba en medio de una guerra podía sorprender a los romanos en aquella orilla, y era necesario asegurar el acceso hasta ellos con estos medios. Por el contrario, Adriano tuvo miedo de que también pudiera hacer fácil el paso para los bárbaros, que tras derrotar a la guardia del puente podrían cruzar a Moesia; por eso, desmontó esta gran estructura.”

-Dión Cassio, Historia romana, 68, 13, 1-6. Traducción de Pilar González-Conde sobre la versión inglesa de 1982 (http://www.cervantesvirtual.com/).

Restos del puente en la orilla del Danubio, travelbiz.ro

La construcción de los pilares debió ser una tarea digna de Hércules. Quizás, al principio, se extendió un puente de pontones para así tener una estructura sobre la que trabajar y transportar materiales hacia el lugar donde debía construirse cada pilar. Sin embargo, la poderosa corriente del Danubio no siempre permitiría el uso de los pontones así que es más que probable que el transporte de muchas piezas debiera hacerse por medio de naves de carga.

Reconstrucción en el museo de Turnu severin (Rumanía)
En cada lugar donde debía ir un pilar se construía un compartimento estanco, una especie de caja hermética mayor que el futuro pilar. La caja estanca se formaba clavando en el fondo del río grandes troncos por medio de un martinete que golpeaba con una gran piedra los troncos hasta clavarlos en el fondo. Este ingenio -que, en el fondo era una especia de grúa con una gran piedra sujeta con un cable o cuerda- iba montado en una gran balsa que se anclaba sobre el lugar del pilar. Las maderas preferidas para fabricar el compartimento estanco eran el roble y, sobre todo, la de aliso, madera que según Vitrubio nunca se pudría en el agua, y no hace falta decir que la punta que iba clavada en el fondo del río se afilaba previamente. La estructura era luego afianzada con cadenas y pesados soportes de madera, una estructura ya de por sí reforzada pues los romanos -de nuevo según Vitrubio- casi siempre construían los compartimentos estancos con un doble muro de troncos. El famoso ingeniero también nos cuenta que, una vez finalizada la caja de madera, el agua se sacaba de su interior con el ingenio llamado hoy día “tornillo de Arquímedes”. Una vez hecho esto, se sellaban los huecos que aun dejasen pasar agua con arcilla y se construía en el lecho del río una estructura aislada con brea que servía de cimiento para el gran pilar. La forma triangular de las dos caras de los pilares que daban a la corriente favorecía a reducir en extremo el empuje del río sobre los pilares.
Reconstrucción de Drobeta, de panoramio.com
El pilar era levantado con grandes sillares cuidadosamente trabajados en el exterior y piedras pequeñas sin trabajar en el interior. La argamasa que unía las piedras contenía piedra puzolana, la cual hacía el cemento increíblemente duro una vez seco. Una vez alcanzaban la altura necesaria se colocaban sobre ellos los arcos de madera ya construidos, sobre los que se terminaba de construir la estructura de madera del puente. Para darle más solidez a la enorme estructura de madera, Apolodoro ordenó construir los arcos de madera casi planos.

El puente en la Columna Trajana, Wikimedia
Ni que decir tiene que en cada extremo del puente había un campamento militar romano que controlaba el acceso. 
En la orilla serbia, cerca de Ogradina, yacía una placa memorial llamada la “Tabula Traiana” de 4 metros de nacho y casi 2 de alto, la cual conmemora la construcción del camino miltiar de Trajano. En 1972 fue trasladada a Kladovo debido a la construcción de una presa.
La Tabula Traiana, Wikimedia
En la placa puede leerse:
IMP. CAESAR. DIVI. NERVAE. F
NERVA TRAIANVS. AVG. GERM
PONTIF MAXIMUS TRIB POT IIII
PATER PATRIAE COS III
MONTIBVS EXCISI(s) ANCO(ni)BVS
SVBLAT(i)S VIA(m) F(ecit)
Lo que puede traducirse así:

"El Emperador César, hijo del divino Nerva, Nerva Trajano, Augusto, Germánico, Pontífice Máximo, investido por cuarta vez como tribuno, Padre de la Patria, cónsul por tercera vez, horadando pedregosas montañas y usando barras de madera construyó este camino."
Curiosamente, antes de estar cargado de un marcado carácter religioso, el título de Pontífice Máximo (Pontifex Maximus) estuvo en la Roma arcaica ligada a la construcción de puentes, ya que era el magistrado encargado de mantener el puente que cruzaba el río Tíber. Desde luego que Trajano podía alardear de ser todo un “Pontífice Máximo” una vez este enorme trabajo de ingeniera romana fue terminado. Por desgracia, y como ya nos ha contado Dion Casio, Adriano, sucesor de Trajano, llevó una política más defensiva en las fronteras, y temiendo que pudiera ser usado por los enemigos de Roma lo mandó derribar, toda una muestra del cambio de mentalidad entre un gobernante y otro.
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Reseña de Águilas en Germania, de Alberto Raúl Esteban Ribas

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Este libro de la editorial HRM recoge en sus pocas páginas un excelente recorrido por la historia del conflicto entre Roma y las tribus germanas a comienzos del siglo I.

Se estructura en torno a seis capítulos principales; comienza con “El Imperio romano a principios del siglo I d.C.” donde conoceremos brevemente la situación actual de la expansión romana y quién era quién en la Roma de Augusto, tratando de desentrañar el complicado árbol genealógico de su familia, con matrimonios y adopciones por doquier.

Pasaremos a continuación a “Germania”, un capítulo dedicado a conocer la región y a sus indómitos habitantes, haciendo un repaso de cada una de las tribus que se vieron implicadas en los conflictos con los romanos.

Si hemos conocido el país de los germanos, en el siguiente capítulo es el turno de saber más de las fuerzas en contienda, tanto de las legiones de Augusto como de los guerreros germanos en el apartado titulado. “Legionarios y guerreros”. Sabremos del entrenamiento y las tácticas de las legiones, así como su estructura y equipamiento en estos primeros años del siglo I, sin olvidar a los sufridos auxiliares entre los que destacaban los bátavos. Tendremos la misma información sobre los guerreros germanos, por lo que podremos hacernos idea de las diferencias entre unos y otros con mucha facilidad.

Máscara de Kalkriese, livius.org
Una vez presentado el escenario y los participantes viene “La conquista de Germania Magna”y Las campañas de Germánico”, con las campañas de Tiberio, Druso, el desastre de Varo y la respuesta de Germánico. La inclusión de mapas de las operaciones militares es un gran acierto ya que ayudan a situarse sobre el terreno, y la narración de las operaciones usando las fuentes escritas y arqueológicas es muy completa y está presentada de una forma muy amena, pareciendo que a veces estamos leyendo una novela más que un ensayo. Se nos presentan las distintas teorías sobre la ubicación de la matanza de Teutoburgo y todo lo que la arqueología a aportado gracias a los hallazgos en Kalkriese. 

Casi podemos sentir lo que los legionarios, atrapados en esas tierras boscosas y húmedas, sentían al luchar contra los germanos, lo que quizás nos ayude a entender mejor la parte dedicada al motín de las legiones del Rhintras la muerte de Augusto y el poco amor que le profesaban a Tiberio, quién había sido un general severo y muy temido, pero no amado. Así pues, a veces la tan cacareada disciplina de las legiones llegaba a romperse y los hombres se comportaban de forma vergonzosa.

Reconstrucción de la lucha en el muro germano
Uno de los puntos fuertes es la presentación de los personajes históricos, con una muy buena crítica de las fuentes escritas. Veremos que quizás Varo pudo no ser un líder incompetente y como la sublevación se debió más a que era un hombre dedicado al gobierno civil y no al militar: algo tan “simple” como un censo entre los pueblos de la Germania -el primer paso para exigirles tributo- fue la chispa que prendió la rebelión, y no una serie de abusos económicos como los detractores de Varo quisieron plasmar para culparlo así del desastre. Conoceremos también como los autores romanos glorificaron en exceso a Druso y a Germánico y veremos como sus operaciones militares pudieron igualmente haber acabado en desastre en más de una ocasión, y que el éxito de estas fue sólo parcial, más propagandístico que efectivo: aunque es cierto que recuperaron las águilas perdidas e infligieron alguna dura derrota a los germanos estos no quedaron ni mucho menos sometidos y el gobierno romano fijó la frontera en el Rhin, pasando a una posición defensiva una vez que se consideraba vengada la afrenta de la clades Variana.

Terminamos, por lo tanto, con un epílogo - “La frontera definitiva”- sobre el nuevo papel de Rhin como frontera defensiva y uno más dedicado a la bibliografía donde hecho en falta un libro dedicado al Rhín y a los conflictos entre romanos y germanos, “Edge of empire”.

En cuanto a los “puntos negros”, y por ser puntilloso: primer decir que el libro se habría beneficiado de una revisión más profunda, y no es raro encontrarse con alguna errata ortográfica aquí y allá, sin que tampoco sean tan abundantes que nos hagan tirarnos de los pelos pero.. ahí están. Además, hay también alguna frase algo confusa, y el uso de los guiones resulta algo extraño en un par de ocasiones. Quizás este apartado, el de la “corrección de estilo”, sin ser desastroso sea el más flojo de la obra.

Boceto de legionario
Aunque los mapas son muy buenos y hay ilustraciones (de mano de Pablo Outeiral) y fotografías aquí y allá para acompañar la narración las concernientes a los soldados romanos son algo extrañas, como si se hubiesen encajados dos caras de "fotografías" en los cuerpos del legionario y el centurión, ofreciendo un contraste extraño y dando la sensación de que las cabezas son muy grandes y están comprimidas debajo del yelmo, aunque esto bien pueda ser una apreciación personal más que nada.

A veces tenemos también información duplicada, y datos que aparecen los recuadros informativos aparecen también en el propio capítulo. Sin embargo esto es algo que se puede entender si por un lado leemos el texto en solitario.

Me ha llamado también la atención el tema de las máscaras romanas de Kalkriese, donde en una parte se nos habla de que son máscaras de caballería pero en una bonita lámina a doble página que tenemos en la obra nos indican que era una máscara de aquilifer. La teoría de que los porta estandartes de las legiones vestían máscaras es antigua y -creo recordar- está casi desechada hoy día. Quizás el autor no ha querido descartar ninguna posibilidad en su obra.

Aun así, los “puntos negros” no son nada grave ni irremediable, y la obra en su conjunto es muy positiva: se lee con gusto, es adictiva -me la leí en dos tardes- y además es muy completa, bien documentada y trabajada, por lo que quedo a la espera de ver si la puerta abierta que el autor deja al final de una posible continuación sobre las campañas romanas en el Rhin y el Danubio. Será una compra obligada si al menos tiene el nivel de este que he reseñado.

Otro comentario a este libro puede leerse en el portal de Hislibris.

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Título: Águilas en Germania: Las campañas de Varo y Germánico en el Rhin
Páginas: 142
Autor: Alberto Raúl Esteban Ribas
Editorial: HRM ediciones (2014)


Reseña de La hija del Nilo, de Javier Negrete

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Recientemente he finalizado la lectura de esta novela, la cual he disfrutado bastante, y es por ello que decidí reseñarla para el blog. Podéis leer otra crítica a la misma en Hislibris donde también le realizaron una entrevista virtual.  

Hace muchos años estuve suscrito a una colección de novela histórica de Planeta de Agostini de la que unos títulos me interesaron y otros no. Entre los libros que acabaron sin ser leídos había uno del escritor franco-árabe Gilbert Sinoué titulado “La hija del Nilo”. Cleopatra nunca ha sido un personaje histórico que me haya llamado demasiado la atención, al menos nunca más allá de su relación con la historia de la Roma de finales de la República.

Años después leo que Javier Negrete publica una novela titulada “La hija del Nilo”, dedicada también a la figura de Cleopatra. Aunque Negrete es un escritor muy solvente y entretenido -me gustaron mucho títulos suyos como “Salamina”, “Señores del Olimpo” y “Alejandro y las águilas de Roma”- esta novela no despertó en mí demasiado interés. ¡Si es que se llamaba igual que una novela de la misma temática que no leí ni habiéndola comprado! Pues eso, que la dejé pasar. Y así fue hasta que, otra vez, un tiempo después la encuentro en la sección de ofertas de unos grandes almacenes a 5,95 (curiosamente lo que me costó la novela de Sinoué en la mencionada colección).

No teniendo demasiadas novelas de romanos por leer en casa la compré... y la leí. Fue un gran. Se nos narra aquí la historia de la joven princesa de Egipto Cleopatra hasta su encuentro con uno de los hombres que dirigirán el destino de Roma; ¿lo adivinan? Sí, Cayo Julio César. Y es que ambos se reparten protagonismo a lo largo de las páginas. Pese a ser dos personajes tan trillados, Negrete consigue hacerlos interesantes, carismáticos, sin que falte una pátina de idealización que al menos no molesta tanto como en otras novelas.

Javier Negrete
Seguiremos a César en su pugna con Pompeyo Magno, presentándonos a César como una figura en la que se combinan a su vez un paladín de las libertades y el menor de dos males para una agónica República controlada por unos oligarcas corruptos y ambiciosos que no están dispuestos a perder sus privilegios. Las batallas, aunque no demasiado extensas, están muy bien narradas y son muy emocionantes, uniéndose al reparto de protagonistas el legionario Furio y un brutal secundario en la persona del centurión Casio Esceva-mencionado por César en sus escritos- quién parece una especie de Terminator romano. Mención especial a la batalla de Farsalia. Se nota que Negrete ha manejado muy mucho las fuentes históricas -de las que nos habla al final de la novela- y la narración es muy sólida y convincente, quedando claras las motivaciones de César al tomar tales o cuales decisiones.

Sin embargo, lo que sabemos sobre Cleopatra es más bien poco ,y aquí el escritor se permite construirla a su gusto, desde una joven muy inteligente y enamorada de su país hasta terminar siendo la política consumada e intrigante tras enfrentarse a la cruda realidad de los problemas dinásticos de Egipto en la forma de un tiránico hermano; conoceremos a toda la familia real egipcia y como esta marcó a Cleopatra a lo largo de su juventud, entre ellas destacando la presencia de su abuela Neferptah quién la inicia en las tradiciones religiosas y místicas del país, y que lanzará una profecía la cual acompañará a la protagonista a lo largo de la novela. La inclusión de este aspecto místico está realizada con tal sutileza que el lector puede pensar lo que quiera: los antiguos dioses favorecen a Cleopatra o simplemente tuvo buena suerte en los momentos decisivos de su vida.

Finalmente las historias de César y Cleopatra se entrecruzan... y ahí acaba la novela, dejando la puerta abierta a una continuación (o continuaciones) aunque nada se sabe de forma oficial. El problema es que Negrete tiene tantos frentes novelísticos abiertos que anteriores novelas suyas de hace años aun esperan esas continuaciones que parecen no llegar nunca, como si fueran proyectos abandonados.

Final aparte, es una novela sólida y bien escrita por alguien con oficio y que sabe lo que hace tanto desde el punto de vista de la historia como de la Historia, y aunque es la que menos me ha gustado de su autor me sigue pareciendo bastante por encima de la media de lo que puede encontrarse en las estanterías de las librerías y bibliotecas hoy día.

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Título: La hija del Nilo
Autor: Javier Negrete
Editorial: Espasa (2012)
Páginas: 559

La lorica musculata, armadura de oficiales y emperadores

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En los inicios de la historia romana, sus guerreros vestían armaduras de bronce al más puro estilo de los hoplitas griegos. Durante los inicios de la República (VI – III a.e.c.), la lorica musculata fue usada por soldados comunes y corrientes, pero parece que a mediados de la República su uso fue restringido a los tribunos u oficiales superiores.

 La coraza muscular es una de las primeras formas de armadura, datando en su forma griega del siglo VI a.e.c. o incluso antes. La arqueología no ha encontrado ningún ejemplo de lorica musculata romana, ni arcaica ni posterior, aunque este tipo de armadura está profusamente representada en el arte donde las esculturas las muestran en uso por oficiales y emperadores a lo largo del siglo I e.c. 

La armadura propiamente dicha se compone de dos piezas, delantera y trasera, por lo general de bronce de buena calidad cuidadosamente moldeado en la forma de un musculoso torso masculino (de ahí el nombre de la armadura). Ambas mitades se unían en el costado mediante un cierre o enganche. Las corazas de finales de la República y el Imperio también tenían unos enganches de metal o cuero sobre la parte superior de los hombros.

Torso de Nerón, M.A. de Estambul

Parecía haber dos “tipos” de esta armadura: una que terminaba casi en angulo recto en la cintura y otro tipo algo más curvada que cubría algo más el abdomen. Las tiras rectangulares que colgaban en las mangas y la cintura se llaman pteruges. Hechas de tela gruesa o cuero, añadían protección a los brazos y los muslos. Probablemente estaban cosidos a la túnica que se vestía bajo la armadura más que formar parte de ésta.

Columna de Marco Aurelio, a la izquierda un pretoriano vistiendo lorica musculata
Aunque puede haber algunas evidencias pictóricas que sugieren que algunas de estas armaduras pudieron estas hechas de cuero endurecido o de algún tipo de material flexible, como el lino, aunque es un tema muy controvertido. La única prueba de una armadura romana hecha de cuero pertenece a una armadura de escamas, y no queda muy claro si la vestía un legionario o un soldado nativo. Polémicas aparte, parece que todas las armaduras de los tipo musculata y segmentataparecen haber sido construidas en metal, por más que el cine y la televisión se empeñen en mostrarnos lo contrario.

Otra pieza de armadura heredada del mundo griego eran las grebas.

Durante la República la infantería pesada portaba una sola espinillera de metal , al parecer sólo en la pierna izquierda. Aunque no hay esculturas de la era republicana de soldados con grebas, los gladiadores sí se muestran vistiendo una sola greba en su pierna izquierda. Polibio comenta el desgaste de la greba de un soldado romano hablando en singular. La postura de lucha con la pierna izquierda adelantada implicaba que no había necesidad de blindar la derecha, mucho menos expuesta. Las esculturas también indican que eran usadas por la caballería romana, lo cual no es extraño ya que luchaban desde una posición más elevada y sus piernas quedaban expuestas.

Los soldados en el monumento Emilio Paulo (erigido después de la batalla de Pidna, 168 a.e.c.) no muestran ninguna greba, por lo que se cree que habían caído en desuso en ese momento. Los centuriones de la República y el Imperio si llevaban dos grebas como un signo de distinción, y quizás como protección extra debido a que asumían grandes riesgos durante las batallas, ocupando normalmente la primera línea y guiando a sus hombres con el ejemplo.

Lápida de centurión, Colchester
Los relieves del monumento romano de Adamclisi muestran legionarios protegidos con grebas, quizás puestas de nuevo en uso para defenderse de los afilados falxes dacios, conocidos por su capacidad de herirlas extremidades con facilidad. Las grebas durante la República llegaban hasta por encima de la rodilla pero las representadas en el monumento de Adamclisi se extienden solamente desde la parte superior del tobillo a la parte baja de la rodilla. Bajo las grebas se llevaría un protector acolchado de lino.

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Para saber más consultar bibliografía en:

Reseña de Fantasmas, brujas y magos de Grecia y Roma, de Fernando Lillo Redonet

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Qué mejor día para publicar una reseña de este libro que el de la noche de las brujas, Halloween, cuando los espíritus de los muertos y otros monstruos vuelven a caminar por la tierra.

Precisamente decidí aparcar mis lecturas en curso para ponerme con el que aquí reseño, terminado en dos tardes. En menos de 200 páginas hace un repaso a la presencia de lo sobrenatural en el mundo griego y romano. Y cuando escribo sobrenatural quiero referirme realmente al mundo de lo mágico, alejado de los dioses y la religión tradicionales y oculto en un mundo secreto de misterio y ritos prohibidos.

La obra de Fernando Lillo está plagada de curiosidades, y en más de una ocasión nos sorprenderemos al ver la enorme actualidad de muchas de las historias aquí presentadas. ¿Sabíais que la historia del aprendiz de brujo y las escobas que no dejaban de traer agua fue contada originalmente por Luciano de Samosata antes de que fuese recogida por Goethe y -posteriormente.- por Walt Disney en su clásico animado "Fantasía"? ¿Que la casa encantada, habitada por un fantasma quejumbroso que hacía ruido con una cadenas no es cosa de la Inglaterra victoriana? ¿Que había filósofos caza-fantasmas antes de que Bill Murray y cia tomasen el relevo? ¿Que los cristianos adaptaron muchas de estas historias cambiado la presencia de fantasmas y otros espíritus por la presencia del Maligno y sus secuaces? ¿Qué los hombres-lobo ya azotaban el mundo clásico las noches de luna llena y que el médico del siglo II Marcelo de Side asoció este fenómeno a la rabia, aunque también podía estar unido al consumo de brebajes y a ritos de tránsito a la edad adulta? ¿Que en la Grecia clásica existía la historia de una bestia a la que se debía entregar una virgen cada año hasta que un famoso héroe se enamoró de una de las muchachas y derrotó a la criatura? ¿Que la figura de la bruja que tenemos hoy día bebe de las fuentes clásicas? Estas y otras muchas curiosidades nos son narradas de una forma amena y divertida sin olvidar traernos los textos clásicos para completar el cuadro. El libro está dividido en cuatro capítulos principales, “Fantasmas y apariciones”, “Criaturas misteriosas”, “Magos y hechiceros” y”Magas y hechiceras”, dentro de los cuales se detallan distintos personajes y criaturas.

El único defecto que le he encontrado es que, debido a su brevedad, no entra en mucho detalle en las historias que narra, pero en parte su poco extensión es una de sus virtudes ya que hace la lectura más amena y rápida. la escritura de Fernando Lillo nos permite leernos el libro de una tacada sin que acabemos exhaustos en el intento.

Fernando Lillo
En conclusión, un libro curioso, divertido y ameno para conocer las creencias y la mentalidad de la gente de la Antigüedad clásica y para darse cuenta de que muchas de esas creencias de lo sobrenatural y mágico nos han sido legadas a día de hoy.

Sobre el autor:
Es Doctor en Filología Clásica y profesor de Latín en el IES San Tomé de Freixeiro de Vigo (Pontevedra, España). Ha publicado numerosos libros y artículos científicos y didácticos sobre Latín y Cultura Clásica, algunos publicados también por Ediciones Evohé: "Gladiadores: Mito y realidad" y "Héroes de Grecia y Roma en la pantalla", libros también altamente recomendables.

Título: Fantasmas, brujas y magos de Grecia y Roma
Autor: Fernando Lillo Redonet
Editorial: Evohé (2013)
Páginas: 189

Podéis leer otra reseña al respecto en Hislibris.

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Modelos de lorica segmentata

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La lorica segmentata es la armadura más icónica del soldado romano, mas como se ha visto en un artículo anterior no era la única usada por las legiones ni fue empleada durante todo el Imperio. Aun así, era probablemente la mejor armadura de la que podían disponer las tropas, aunque también la más cara de fabricar y mantener a lo largo de su servicio que se data desde la época de Augusto hasta finales del siglo III. A lo largo de estos siglos tuvo distintas variaciones, las cuales se presentan a continuación.

Modelo Kalkriese:
Este modelo es el primer tipo de lorica segmentata del que tenemos evidencias. Debe su nombre al lugar donde fueron hallado sus restos: Kalkriese; allí se han descubiertos evidencias arqueológicas que lo unen con el desastre militar de Publio Quintilio Varo en el 9 e.c., donde tres legiones fueron destruidas por los fieros guerreros germanos.


Reconstrucción del grupo checo Legio X Gemina
La pieza principal es un muy bien conservado pectoral con trozos de cuero aun unidos a él, junto con restos de otras piezas y accesorios. Así, este hallazgo ha ayudado a poner en contexto otros muchos descubrimientos en diversas regiones alemanas y austriacas, permitiendo a algunos expertos como M. C. Bishop reconstruirla parcialmente. Por lo que sabemos, estuvo en uso desde los últimos años del siglo I a.e.c. hasta mediados del siglo I e.c., pero no es disparatado pensar que algunas armaduras permanecieran en servicio hasta el siglo II.

Modelo Corbridge:
Cordbridge A, por P. Connolly
Los hallazgos en Corbrigde (Inglaterra) de piezas de hasta doce armaduras distintas de la época de Adriano permitieron a H. R. Robinson identificar tres subtipos de este modelo, que él llamó A, B y C. En general, la armadura parece similar a la Kalkriese, aunque hay diferencias en cuanto al detalle y la decoración: Los enganches y bisagras de la parte superior de los hombros, el pecho y la espalda tienen una forma lobulada más elaborada que las del modelo Kalkriese, algunas partes que antes iban unidas con correas y hebillas en la parte superior ahora se sujetan con bisagras y hay adornos con patrones florales en algunos remaches. Además, los enganches de la parte delantera y la espalda están fijados con piezas de latón y cordeles de cuero en lugar de correas de cuero y hebillas.


Reconstrucción, desde Wikimedia
En los sub-tipos B y C, se usan ganchos y ojales metálicos para mantener las partes superior e inferior unidas. Los diferentes sub-tipos de esta armadura estuvieron en uso desde el año 40 e.c. hasta mediados del siglo II e.c.
Reconstrucción del Tesoro de Cordbridge tal y como fue hallado

Modelo Newstead
Este tipo también fue nombrado por el lugar donde fueron hallados sus primeros restos: Newstead (Escocia), lugar conocido como el fuerte de Trimontium en época romana. Aquí vemos ya un pequeño salto evolutivo con respecto a los modelos anteriores. H. R. Robinson cree que es una simplificación de modelos anteriores, estando formada la armadura por un menor número de placas, pero estando el conjunto más reforzado. Es un hecho que buen número de placas carecen de enganches y bisagras, y es por eso que se cree que el número de placas a unir debió ser menor. Desaparece también la decoración floral presente en el modelo Corbridge, así como la presencia de correas y hebillas para las sujecciones.


Ilust de. P. Connolly para H. R. Robinson
M. C. Bishop ha trabajado también al respecto y apunta a que no estamos ante un modelo más simple, aunque sí más robusto. Puede tener menos bisagras que los modelos Kalkriese o Corbridge, pero son ahora más largas y resistentes. La sección superior se debía sujetar junta mediante algún mecanismo de encaje, mientras que los aros que sujetan la parte delantera y trasera lo hacen con una variación del principio de gancho y ojal. Posteriormente, el profesor Arik Greenberg reconstruyó al completo una armadura Newstead usando los descubrimientos posteriores a 1980.

El modelo Newstead posiblemente entró en uso sobre el año 130 e.c. y permaneció en servicio sin muchas modificaciones hasta mediados-finales del siglo III cuando las graves crisis que azotaron al Imperio romano obligaron a la industria armamentística a abandonar el uso de la lorica segmentata, una armadura muy eficiente pero muy cara ya para un Imperio empobrecido.

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Para saber más:
-Greece and Rome at War, de Peter Connolly (1981)
-El ejército romano, de Adrian Goldsworthy (2005)
-Roman Military Equipment from the Punic Wars to the Fall of Rome, de M.C. Bishop, y J.C. Coulston (2005)
-Lorica Segmentata Volume I: A Handbook of Articulated Roman Plate Armour, de M. C. Bishop (2002)
-Excavation at roman Corbridge, de L. Allason-Jones y M- C. Bishop (1988)
Webs:
http://www.legionxxiv.org/loricapage/
http://legionsix.org/equipment/basic-gear/body-armor/ (Fuente principal)

Entrevista a Arturo Gonzalo Aizpiri, autor de "El cáliz de Melqart"

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Hoy se acerca al blog el escritor Arturo Gonzalo Aizpiri, autor de "El heredero de Tartessos" y "El cáliz de Melqart", quién muy amablemente ha respondido a una batería de preguntas sobre su persona y sus libros junto a otras relativas a una de sus grandes pasiones: La Historia antigua de la península ibérica.

¿Cómo te presentarías ante los lectores?
Como un apasionado de la literatura y la historia que ha encontrado en la novela histórica una formula insuperable para combinar ambas pasiones, tratando de contagiárselas a los lectores.

¿Qué lleva a un Doctor en Ciencias Químicas a invertir tanto tiempo y esfuerzo en la escritura de novelas y otros temas relacionados con el mundo cultural, de la Historia y los libros?
La vida es una aventura que sólo se nos presenta una vez, de modo que conviene no reducir el campo de nuestros intereses más allá de lo estrictamente imprescindible. Para mí la ciencia, la política y la actividad empresarial forman parte de la perspectiva a través de la cual me relaciono con el mundo en que vivo. Pero a veces es necesario crear y habitar mundos propios. Eso es lo que me permiten los libros. 

Si es acercándonos a una civilización que ha dejado tantas evidencias como la romana y casi siempre tenemos lagunas y polémicas sobre los más diversos aspectos, ¿cómo reconstruir la cultura de los pueblos íberos cuando los restos son tan fragmentarios?
No olvidemos que el exceso de información puede ser también un problema. Es cierto que, en el caso de los pueblos íberos, las fuentes de información son mucho más limitadas, y eso deja un mayor espacio a la especulación y, por qué no, a la imaginación. Pero también lo es que en los últimos años ha avanzado espectacularmente el trabajo de toda una generación de investigadores españoles que están arrojando una nueva luz sobre la Edad del Hierro en nuestro país. De su trabajo en el campo de la arqueología, la numismática y la epigrafía se obtiene una imagen cada vez más consistente de la vida de aquellos pueblos. Y es una imagen apasionante.

Y al hilo de la anterior pregunta, ¿No crees que aquí en España somos más “romanofilos” que “iberofilos”? Supongo que de debe a dos factores: Primero a que se conoce mucho más el mundo romano, y segundo que, supongo, a todos les gusta subirse al caballo ganador. ¿Qué piensas al respecto?
Pues no te falta razón. Tradicionalmente en España lo prerromano se ha visto como algo primitivo, atávico. Celtibérico o carpeto-vetónico han sido adjetivos para describir lo más rancio y casposo de nuestra tradición. Pero creo que eso está cambiando aceleradamente, en parte por esa nueva visión que nos está ofreciendo la arqueología actual. Los pueblos íberos aparecen con un nivel de madurez y sofisticación digno de atención y aprecio. Y eso ya ha empezado a permear en la literatura histórica, el cómic y hasta las series de televisión.

Al menos parece que hay una corriente de escritores dispuesta a reivindicar la figura del guerrero íbero y los distintos pueblos que habitaron la Península: Javier Pellicer escribió “El espíritu del lince”, Rufino Fernandez “La sombra del mercenario”, tú llevas ya dos novelas de ambientación íbera... y seguro que me dejo muchos más. ¿Buscas entretener a la par que mostrar esa civilización a los lectores? ¿Qué es más importante en tus novelas, la Historia o la historia?
Sí, como decía antes, la literatura histórica presta cada vez más atención a la visión autóctona de nuestra historia antigua, y buen ejemplo de ello son las novelas de admirados compañeros de oficio como los que mencionas. Respondiendo a tu pregunta, en mi caso busco sobre todo hacer pasar un buen rato a los lectores, contribuyendo al mismo tiempo a dar aliento a un relato de la historia de España que en gran medida ha estado sin escribir. Y es sabido que cuando uno no escribe su propio relato, se lo escriben otros. Creo que ayudar a difundir la Historia antigua de España ayudará también a aumentar el aprecio por nuestro patrimonio arqueológico, algo de lo que estamos muy necesitados a la vista que los constantes atropellos que se cometen contra él. 
Pero para mí lo primero es la literatura, la propia materia de la historia que cuento, y después que la Historia con mayúscula aparezca como un telón de fondo veraz y que despierte el interés del lector.

Durante la carrera un profesor no dejó de repetir la coletilla de “Tartessos es una invención historiográfica”, apuntando a que realmente eran pueblos indígenas que habían recibido influencias orientalizantes, pero nunca una civilización tan pujante como algunas fuentes escritas han querido transmitir. ¿Cómo has reflejado este tema en tus obras?
Creo que ambas visiones son compatibles. Sin duda Tartessos fue una realidad territorial creada por pueblos indígenas con influencias mediterráneas, principalmente fenicias, pero también lo es que en la antigüedad tuvo asociado un gran prestigio y un tono legendario. En particular, creo que contribuyó a integrar el sur de la península ibérica en los flujos comerciales y culturales que constituyeron la “globalización” en la Edad del Hierro, y aceleró la implantación de elementos civilizatorios venidos tanto del Atlántico como de oriente como la metalurgia, la escritura, diversas técnicas agrícolas y el panteón de dioses fenicio-púnicos.
En mis obras, especialmente en mi primera novela, “El heredero de Tartessos”, he insistido precisamente en ese carácter legendario y de prestigio. Tartessos representa para los pueblos del siglo III a. C. una especia de mítica edad de oro, y una fuente de legitimidad que puede ser utilizada como un elemento unificador ante los enemigos llegados del exterior, primero Cartago y después Roma.

La primera novela, “El heredero de Tartessos” me pareció en parte una novela juvenil de aventuras pero he leído algunos comentarios de lectores que apuntan a que en “El cáliz de Melqart” el tono es más adulto. ¿Fuiste consciente de ello a la hora de escribirla o realmente crees que no hay tanta diferencia de estilo?
Coincido bastante con esa visión. “El heredero de Tartessos” es una novela de aventuras, que por la edad de sus protagonistas conecta bien con un público joven, aunque me resisto a considerarla una novela juvenil. “El cáliz de Melqart” se desprende de ese contexto juvenil y presenta un relato más adulto y complejo, creo que podemos calificarlo de más maduro, tanto por la elaboración del carácter de los personajes, como por la trama en que se ven inmersos. E, inevitablemente, por la propia maduración del autor. Para mí, la experiencia de escribir una segunda novela me ha permitido abordar cuestiones que tal vez me venían grandes en la primera.

¿Por qué te decidiste a reeditar tu primera novela con ediciones Evohé? Creo haber visto que va ya por la tercera edición, lo cual no está nada mal en los tiempos tan duros que corren para el mundo editorial.
“El heredero de Tartessos” fue publicado inicialmente por Alberto Santos, de Imágica, que llegó a lanzar tres ediciones. Pero Imágica no se decidió a ampliar su horizonte al mundo digital, y eso era algo que me parecía imprescindible. Además, a medida que conocía mejor a Javier Baonza -alma mater de ediciones Evohé- y a toda la gente de Evohé e Hislibris, más cerca me sentía de su visión de la literatura y de cómo entender la actividad editorial y las comunidades de Internet. Así que me animé a proponerle a Javier empezar a trabajar juntos y estoy muy satisfecho de lo que hemos hecho hasta ahora. Y, sin duda, lo mejor está aún por venir.

Una sobre gustos: Tus tres libros favoritos, tus tres películas favoritas y tus tres grupos musicales o discos favoritos.
Vaya, todo un reto. Reservándome el derecho de cambiar de opinión en cualquier momento, y sin ánimo de ser exhaustivo, mencionaría entre los libros el Quijote, los Ensayos de Michael Montaigne y los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós. Como películas destacables, me vienen a la memoria Mucho ruido y pocas nueces, de Kenneth Branagh, El Señor de los Anillos, de Peter Jackson, y Blade Runner, de Ridley Scott. Y, en relación a la música, optando por el eclecticismo, me quedo con George Winston, Miles Davis y Fito y Fitipaldis.

Si crees que nos hemos dejado algo en el tintero y que quieras decirle a los lectores del blog es tu momento.
Muchas gracias, Vorimir, por haberme brindado un espacio en este magnífico blog que sigo asiduamente. Y gracias anticipadas a aquellos lectores que se animen a conocer mis historias y a compartir después sus impresiones, críticas y sugerencias. Si el oficio de escritor es inigualable es, precisamente, porque hay gente dispuesta a dedicar un buen puñado de horas a sumergirse en lo que uno tiene que decir. Mi mayor deseo es que esos lectores sientan que ha sido un tiempo bien empleado.

Hasta aquí la entrevista con Arturo, al que solo queda gradecer su amabilidad por haberla hecho posible; espero que la hayáis disfrutado tanto como yo. 

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Breve historia de la Legio XX Valeria Victrix

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Actualmente ando releyendo una de mis novelas de romanos favorita, "El águila en la nieve", obra que tiene como legión protagonista a la XX Valeria Victrix. En adelanto a una futura reseña del libro que mejor que exponer brevemente el historial de esta legión, cuyo final no está claro y ha dado lugar a varias interpretaciones, entre ellas la de la novela de Wallace Breem.

La XX Valeria Victrix fue fundada con toda seguridad por Augusto tras el año 31 a.e.c., posiblemente integrando en esta nueva legión a destacamentos veteranos provenientes de otras unidades. Su primer destino fue la Hispania Tarraconensis, donde tomó parte en la campaña de Augusto contra los cántabros (25-13 a.e.c.), tras la cual veteranos de la Vigésima se establecieron en Mérida.

Al menos algunas sub-unidades de la XX Valeria Victrix fueron transferidas a la zona de los Balcanes sobre el año 20 a.e.c., y la legiónal completo fue acuartelada allí a principios de la era común. Parece ser que su cuartel estuvo en Aquilea, al este de la actual Venecia. Es muy posible que la XX participase en la conquista de la regiónfrontera con el Danubio de Vindelicia (Tácito, Anales, 1.42).

En el 6 e.c., Tiberio iba a liderar seis legiones contra el rey de los marcomanos, mientras que otras tres legiones atacarían la región del río Elba. Iba a ser la mayor operación militar nunca antes puesta en marcha por el ejército romano, pero la rebelión de Panonia impidió su puesta en marcha. La Vigésima sirvió con honores contra los levantiscos y Veleyo Patérculo cuenta en su “Historia romana” que durante una batalla rompió las líneas enemigas para verse después rodeada, tras lo cual siguió combatiendo y volvió a romper el frente enemigo (2.112.2).

Plano de Neuss, Livius.org
Tras el desastre en el bosque de Teutoburgo, Tiberio, quién tenía que restaurar el orden, tomó a la experimentada Vigésima y la envió a Germania Inferior. La primera base allí fue Colonia, pero una vez Tiberio sucedió a Augusto como emperador la transfirió a Novaesium (Neuss). La legión fue parte del ejército de Germánico, quién lanzó tres campañas punitivas contra la “Germania libre”.

En el 21, una subunidad mixta de la XX Valeria Victrix y la XXI Rapax, comandada por un oficial de la I Germanica, fue enviada a sofocar la rebelión de los túronos en la Galia, quienes se habían levantado en armas contra unos impuestos abusivos bajo el mando de dos nobles llamados Julio Sacrovir y Julio Floro. Unos veinte años después, la Vigésima participó en la campaña en Germania de Calígula aunque los detalles son desconocidos.

En torno al año 43, el emperador Claudio invadió Britania con la II Augusta, la IX Hispana, la XIV Gemina y la XX Valeria Victrix. Su primera fortaleza fue Camulodunum (Colchester), capital de los trinovantes. Tras el 48 fue estacionada en Kingsholm (Gloucester), y en el 57 se trasladó hasta Usk. Esta era su base cuando en el año 60 fue enviada a acabarcon la rebelión de la reina Boudicca. Posiblemente recibiera sus sobrenombres de Valeria Victrix (Valiente y Victoriosa) por su destacado papel en esta campaña.

En la Guerra civil que estalló en el año 69, se alió con el emperador Vitelio, bajo quién algunas vexillationes marcharon hasta Roma, volviendo a Britania tras la victoria final de Vespasiano. En el 75, la XX Valeria Victrix fue transferida a Wroxeter, desde donde el gobernado Julio Agrícola la lideró hasta el norte (78) y junto a la IX Hispana derrotaron a los guerreros de los brigantes, poniendo el norte de Britania bajo dominio romano.

Agrícola también empleo a la Vigésima en su campaña en las tierras altas de la actual Escocia (78-84). Los soldados estuvieron temporalmente estacionados en Carlise, para ser luego enviados a Inchtuthill (Perthshire). Aun así, en el 88  la legión recibió la orden de volver al sur, a su nueva base en Deva (Chester). Originalmente construida por la II Adiutrix fue ahora reforzada con piedra y ladrillos extraídosde una cantera en el cercano pueblo de Holt.

Deva Victrix, campamento de la Vigésima, Wikimedia
A su vez, en el año 83, al menos una vexillatio de la XX Valeria Victrix tomó parte en la campaña contra los catos del emperador Domiciano.

Los soldados de la XX participaron en la construcción del Muro de Adriano (122-125) y el Muro Antonino (140).

Dedicatoria a Adriano de la XX, Museo de Londrés, Livius.org
En los años entre 155 y 158, las tierras del norte de Britania se rebelaron y las legiones tuvieron que combatir continuamente, sufriendo grandes pérdidas, por lo que tuvieron que llegar refuerzos desde las dos provincias romanas de Germania.

En el 196, el gobernador Clodio Albino intentó alcanzar el trono imperial comandando las legiones britanas, pero fueron derrotadas por el emperador Lucio Septimio Severo en la primavera del 197.

Lápida de centurión de la XX,
Colchester, Livius.org
Cuando las legiones volvieron a su provincia, la encontraron saqueada por las tribus del norte. Ataques punitivos desde el bando romano no detuvieron estos saqueos, por lo que en el 208 el emperador Severo llegó a Britania para liderar una campaña en Escocia. La XX Valeria Victrix pudo haber luchado ahí, pero durante el reinado de Caracalla, hijo de Severo, estaba de nuevo en Chester. Aun así, la legión debió luchar con valor y se le otorgó el nombre de Antoniniana(Antonina).

Entre el 249-251 fue llamada brevemente Decianapor el emperador Decio. En el 255, una sub-unidad luchó en Germania y posteriormente fue establecida en el Danubio.

La legión estaba aun activa durante el reinado de los usurpadores Carausio y Alecto (286-293 y 293-296), pero no es mencionada en el siglo IV. Quizás fue disuelta por el emperador Constantino I cuando reconquistó Britania o bien fue estacionada en un lugar desconocido en la isla. Si este fue el caso, abandonó Britania en el 407 cuando el emperador Constantino III usó casi todo el ejército de la isla en su fallida campaña militar en el continente. En la famosa novela “El águila en la nieve”, Wallace Breem postula que la Vigésima fue enviada por Estilicón a defender el Rhin, donde fue destruida tras una heroica resistencia por la invasión Germánica del 406.

El símbolo de la Vigésima era un jabalí -como el del relieve de la cabecera-, aunque también se usó el capricornio en el siglo I.

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Reseña de "De paganos, judíos y cristianos", de Arnaldo Momigliano

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Para suplir un poco la escasez de tiempo para finalizar algunos artículos pendientes y darle algo de vidilla al blog recupero un extenso comentario/resumen de 1º de carrera sobre una obra consideraba básica para los que se inician en el estudio de las religiones y su influencia en la mentalidad y la sociedad del Mundo antiguo, así como su importancia a la hora de que los historiadores de otras épocas nos transmitiesen la Historia: "De paganos, judíos y cristianos", del erudito italiano Arnaldo Momigliano.

Arnaldo Momigliano (1908-1987) comienza este estudio sobre la influencia de las religiones en las sociedades de la Antigüedad comentando que la interpretación de las fuentes bíblicas es tan válida como cualquier otra fuente historiográfica. Toda fuente tiene sus limitaciones y el historiador debe asumir desde un primer momento que las conclusiones que pueda sacar de su estudio pueden ponerse en tela de juicio, puesto que las fuentes utilizadas también lo están.

A la hora de analizar el trato que ha recibido la historia de las religiones a lo largo de los tiempos comprobamos la existencia de una dicotomía casi permanente compuesta por Historia y Filosofía, solo salvada por algunas corrientes de pensamiento y algunos autores puntuales; por ejemplo Hume trata el tema desde los dos puntos de vista, pero nunca mezclándolos.

En el campo de la poesía griega vemos como tiende a tratar el mundo de los dioses como un mundo histórico. Por el contrario, las corrientes filosóficas, como respuesta crítica a esta poesía, intenta mostrar una imagen de los dioses como algo inalcanzable para los humanos, llegando a utilizar la interpretación alegórica. Sólo Epicúreo llegó a afirmar la existencia de un mundo de dioses como modelo de felicidad para los hombres. 

Heródoto fue el creador de un modelo para la investigación histórica de la religión alternativo al existente. Éste influyó en autores posteriores que investigaron acerca de religiones de otros países. Pero tanto griegos como romanos excluían el trato de la religión en los tratados que denominaban de historia. Ambas culturas se ceñían a hechos políticos y militares a la hora de hablar de historia.


Entre los romanos existía la creencia de que uno de los principales pilares del poder de Roma era su religión. El trato que ésta recibe por parte de historiadores romanos varía desde la crítica filosófica hasta la descripción sistemática que hace Varrón en su obra "Antigüedades divinas".

Durante el S.II a. e. c. comenzó una polémica entre paganos y cristianos. Los últimos debían demostrar históricamente la validez de la religión, llegando incluso a superar la erudición de autores paganos. Pero, fuera de esta polémica, debemos destacar las biografías que a partir de este momento proliferan abarcando también toda la Edad Media. Durante esta época también encontramos otro enfoque que nos habla de religiones de otros países contado por manos de judíos, cristianos y musulmanes. Se da una vuelta al estudio del paganismo como parte componente de una realidad, aunque muchas veces era tratado como una tendencia demoníaca. Ya a partir del Renacimiento, el Humanismo comienza a dar al paganismo de la antigua Grecia y Roma verdadera importancia.

Pasando al tema de cómo los antiguos griegos enfocaron la posibilidad de existencia de una Historia universal, hay que citar los tres esquemas principales de los que fueron precursores, aunque no usuarios habituales. El primero nos habla de una sucesión de razas caracterizadas por distintos metales (oro, plata, hierro, etc.). Comprobamos lo curioso de la introducción de la raza de los héroes, que no está caracterizada por ningún metal. Esto implica la importancia que daban los griegos a los héroes mitológicos. Pero se ha comprobado que el uso de estas edades son meras especulaciones sin ningún tipo de fundamento histórico.

Arnaldo Momigliano
El segundo se basa en la afirmación de que la humanidad en general pasa por las fases biológicas del ser humano, es decir, infancia, adolescencia, madurez y vejez. Pero este esquema sirvió más bien para naciones concretas que para la humanidad en general. Así, de esta manera, varios autores utilizan este esquema para el análisis histórico de Roma. Entre ellos podemos citar a Floro que atribuye a Roma una infancia de 250 años (época de reyes), una juventud de también unos 250 años, a la que sigue una etapa de madurez de 200 años, que da término con el gobierno de Augusto. Los siguientes 100 años son de vejez.

Por último queda exponer el esquema de la evolución del hombre desde la barbarie hasta la civilización. Este esquema intenta analizar cómo el hombre se va superando a sí mismo con el tiempo en busca del conocimiento absoluto.

Estas tres tendencias serán utilizadas por múltiples historiadores llegando a ser utilizadas conjuntamente en un mismo análisis. Pero realmente hubo muy pocos historiadores griegos que se atrevieran a tocar la Historia con carácter universal. Sólo Polibio se atrevió a denominarse historiador universal. Pero el término "Historia universal", para Polibio tenía una fecha concreta de comienzo, que coincidía con la cronología de la Segunda Guerra Púnica. Para éste, los romanos eran los creadores de la historia universal, aunque no descartaba que en tiempos remotos pudo haberse dado una situación semejante. A partir de Polibio encontramos más personajes que se aventuran al estudio de historia universal, interesándose por el conocimiento de otras culturas diferentes a la griega.

Polibio basa su estudio en una sucesión de imperios mundiales centrándose en Grecia, Macedonia, Cartago y Roma. Un dato curioso de este esquema era la exclusión del Imperio egipcio, que hasta que no fue citado por Hecateo de Abdera había quedado olvidado. Este autor nos habla de Sesostris como gobernante universal.

Más adelante, los historiadores romanos Diodoro, Trogo Pompeyo, Nicolás de Damasco y Timágenes se dedican a presentar una historia universal en la que Roma deja de ser la única gran cultura existente, y glorificando a antiguas civilizaciones orientales.

Durante época helenística se sigue utilizando el esquema de las cuatro monarquías, que vemos en el "Libro de Daniel" representado de forma alegórica en la narración del sueño de Nabucodonosor. La innovación de este autor, junto con otros escritores judíos, es la creencia en la imposición de un nuevo reino, el Reino de Dios.

Entre los años 60 y 40 a. e.c. Roma vivió un periodo de agitación fomentado por diversos factores. De entre estos cabe destacar la gran rivalidad surgida entre dos de los componentes del triunvirato, tras la muerte del tercero. Tras el triunfo militar de César sobre Pompeyo comenzó un interés especial hacia la religión incitada por el propio César. Entre los historiadores que mejor han retratado este periodo se encuentran Cicerón, Nigidio Fígulo y Terencio Varrón, que, aunque en un primer momento fueran partidarios de Pompeyo, sus más importantes obras religiosas están escritas tras haberse reconciliado con César.

Batalla de Farsalia, la victoria de César
sobre Pompeyo, por P. Dennis
En diferentes textos hemos encontrado referencias sobre la posible divinización que pudo haber llevado a cabo César sobre su propia persona. Aunque esta cuestión está ampliamente discutida, puesto que mientras algunos autores basan sus hipótesis en escritos que hablan acerca de esta identificación de César con Júpiter, otros se basan para negarlo en algunos documentos de igual valor historiográfico que no dejan claro este proceso. Aquí volvemos a encontrar el obstáculo del que antes hablábamos de la discutibilidad de toda teoría histórica.

Al hablar del trabajo de Nigidio Fígulo no podemos pasar por alto que era el más firme partidario de Pompeyo de los tres autores citados. Éste, al contrario que sus otros dos contemporáneos, murió en el exilio sin que se hubiese producido la reconciliación con César. Pero esto ayudó a su trayectoria como narrador de culturas diferentes a la romana. Compaginaba sus estudios de los rituales romanos con el uso de prácticas tan diversas como el ocultismo o la providencia, que pretendía dominar tras haberse curtido, él y sus seguidores, con el conocimiento de diversas corrientes filosóficas y prácticas religiosas extrañas. Aunque no sólo tocó el tema referente a las religiones, sino que conocemos obras suyas que van desde el estudio de animales hasta de astrología.

Grabado que representa a Varrón
Por parte de Varrón, uno de sus principales aportes al estudio de la religión es la distinción de la teología en tres ramas diferentes. Una de ella era utilizada en el campo de la poesía, otra se relaciona con las especulaciones filosóficas, y la tercera era la que podemos denominar como oficial, es decir, los ritos y deberes que tienen que cumplir una persona cívica, y en especial los sacerdotes. Cada una de estas ramas esta presente en la civilización romana, si bien siguió siendo utilizada por teólogos posteriores, como es el caso de san Agustín. Pero Varrón intentaba la perduración de la religión antigua romana, aunque tuviese alguna predilección hacia el dios judío que se presentaba sin la antropomorfización característica de los dioses romanos, sostenía que había que mantener las instituciones religiosas romanas como culto a la tradición y a la civita. Pero esto no suponía la afirmación de que la religión romana fuera algo verdadero. Ese punto no le importaba, lo importante en sí era su conservación.

Por último debemos hacer referencia a Cicerón, quien a pesar de estudiar la obra de Varrón discrepa en muchos puntos, llegando a un escepticismo muy marcado. Al mismo tiempo que sus contemporáneos iban progresivamente asimilando el mundo de los dioses romanos con ingenuidad, Cicerón, por el contrario, se inclinaba cada vez hacia el escepticismo. Muestra al mismo tiempo una visión de la vida religiosa y la salvación tras la muerte muy vinculada a la vida política, que puede llegar a parecernos contradictorio a su escepticismo. Pero Cicerón coincidía con Varrón en la necesidad de conservar las tradiciones religiosas y sus cultos, aunque permitía pequeñas variaciones acordes con la evolución de la sociedad hacia una vida más racionalista.

Busto de Cicerón
Pero no toda la trayectoria histórica de la vida de Cicerón tiene el mismo cariz. Pasa por una primera fase de intento de reorganizar el estado romano sobre las bases religiosas hasta llegar a un escepticismo tal de negar la posibilidad de demostrar la existencia de los dioses. Al mismo tiempo ofrecía una dura crítica hacia los augures. afirmando que no era posible conocer el futuro de un personaje concreto mirando las entrañas de un animal. La actitud de Cicerón no influyó en el movimiento ideológico que llevaron a cabo César y sus seguidores, preocupados cada vez más por la vida religiosa insertada en el movimiento político. César es al mismo tiempo jefe político y jefe religioso, al ser nombrado Pontífex maximus en el año 63. Incluso llegó a construirse un frontón en la puerta de su casa como era propio de los templos.

Pasando al campo de las creencias del pueblo llano, los historiadores nos vemos frustrados debido a la parca información que poseemos de ello. Aparte de la visión de los intelectuales, son muy escasas las fuentes que nos indiquen claramente el pensamiento común durante el S.I a. C. Encontramos unas vagas referencias sobre el culto de la esperanza en Grecia, pero no de manera institucionalizada, y además no siempre era vista como algo positivo. En Roma, por el contrario sí existió un culto más generalizado de la esperanza (Spes) desde tiempos antiguos.

De lo que si podemos hablar más ampliamente es de la fe, tanto en Roma como en Atenas. Aunque parece ser que pistis (nombre griego) y fides (nombre romano) tenían connotaciones diferentes. En Roma estaba mucho más extendido este culto, pero lo trataban de una forma más distante conforme a una institución legal. Los griegos veían en pistis un vinculo de confianza, tanto entre seres vivos como entre vivos y difuntos.

De manera muy diferente debemos tocar el tema de la fe en Jerusalén. Este pueblo mantiene una relación entre fe y esperanza mucho más acusada que los dos anteriores. Su fe se basa en la obediencia a Dios en la vida para ser recompensados tras la muerte.

Otro de los componentes de la religión ateniense eran los misterios eléusidas a los que fueron iniciados tanto Cicerón como más tarde Augusto. Estos misterios eran parte esencial de las escuelas filosóficas.

Apolo Partoos, Atenas
Más adelante vemos como la diosa Atenea va perdiendo prestigio frente a Apolo Partoos, dios patrón de las familias, especialmente aristocráticas. Otros grupos religiosos a destacar eran las cofradías, que se dedicaban a la adoración de divinidades determinadas. Otra característica de la religión griega era la obligación de todos los jóvenes a formar parte de las ceremonias religiosas. Del mismo modo, el calendario escolar estaría influido directamente por el calendario religioso. Y no sólo eso, sino que también se hallaban rodeados de los dioses en la misma escuela.

En Roma encontramos un vacío en lo referente a la educación religiosa, no porque no se diera, sino porque no escribían sobre ello. Las familias romanas enseñaban a sus hijos las plegarias necesarias para recitar a los dioses. Cada persona tenía un dios y unos ritos favoritos dentro del politeísmo romano.

En la sociedad romana existían numerosos festivales religiosos, como por ejemplo los Compitalia o las Quirinalia.Como ya hemos anotado anteriormente, la religión y la política en Roma estaban fuertemente ligadas, utilizándose la primera como reforzamiento de la segunda. Esto dio paso a la conversión de algunos dirigentes políticos en divinidades.

En Jerusalén la religión toma un aspecto muy diferente a las otras dos ciudades citadas. Aquí, el símbolo de la unidad religiosa era representado por el templo, y complementado por la sinanoga y las casas de reunión, donde se estudiaba principalmente la Biblia. Al contrario de las religiones romanas y griegas, la judía se caracteriza por un intelectualismo que va creciendo con el paso del tiempo.

Uno de los puntos de mayor interés en el estudio de la religión romana es la conversión de los emperadores en dioses. Este fue un largo proceso que tuvo una justificación ideológica que varió según las circunstancias del momento. Esta cuestión puede tener su precedente en el mundo de los héroes que suscitaron los griegos. Los héroes relacionaban el mundo de los hombres con el de los dioses. Cada ciudad poseía un héroe predilecto, al que ofrecían culto a modo de sacrificios principalmente. Pero la figura del héroe fue dejando paso al de persona divina, disipándose las diferencias entre los hombres y los dioses en personajes determinados (gobernantes). Esto llevaba a la controversia de tener que ejercer por el emperador las funciones de gobernante terrenal, y al mismo tiempo tener que actuar como una divinidad. En las provincias tomaba un cariz diferente, debido a que la ausencia del gobernante le daba un áurea más divina. Incluso existían personas ricas que construían sus propias estatuas en honor del Emperador. También existía el culto póstumo (caso de César), que era más llevadero que cuando el emperador todavía vivía.

Reconstrucción digital del templo de César divinizado
Este culto imperial comenzó a tener sus primeras críticas entre intelectuales de tradición griega, a quienes les parecía ridículo la conversión de un gobernante en dios por simples motivos políticos. Más adelante comenzaron a proliferar más movimientos discordantes entre los que se hallaban la comunidad judía y los incipientes cristianos.

A medida que el cristianismo se va asentando en la cultura romana, el culto de emperadores va decreciendo. Y aunque parezca incompatible, no desapareció de una manera drástica. Fue posible la existencia conjunta de cristianismo y culto imperial, hasta que dio a su fin este último tras la introducción del patriarca en la coronación de los emperadores, quedando así como máximo la posibilidad de canonización del emperador.

Momigliano toma especial interés en la aparente incomprensión de Josefo ante la doctrina judía. Éste compagina su modo de pensar de tendencias griegas con una apología al judaísmo, aunque no a todas sus instituciones. Perece ser que Josefo no llegó a entender el sentido que la sinagoga daba a la religión judía. Estas sinagogas. tras haberse perdido la unidad lingüística, lo que intentaban era la unidad religiosa del pueblo palestino. De esta manera, al dedicarse a la lectura de la Biblia encontramos textos bíblicos traducidos a diferentes idiomas (latín, griego, arameo, etc.)

Revuelta judía, por P. Dennis
Durante los años 66 al 70 se produjo una subversión general en el Imperio que conectaba con los movimientos producidos en Palestina, aunque Josefo no muestra haberse percatado de ello. Estos movimientos conectaban con la visión apocalíptica que narra san Juan y que puede representar una aversión hacia el dominador romano. Pero para la época de Marco Aurelio estas sublevaciones habían abandonado ya el distintivo mesiánico. Josefo se creía dotado de capacidades proféticas, lo que lo llevaba a expresar su lealtad a la Ley de la Biblia, aunque en desacuerdo con las sinagogas y la visión apocalíptica.

Dentro del dominio romano existían variantes religiosas propias de los pueblos dominados. Una de ellas, la tradición druídica de los pueblos celtas, fue tratada con dureza por varios de los emperadores romanos. Pero tenemos escasa información acerca de las tradiciones druídicas, puesto que los escritos romanos no se paraban a dedicarles atención, ya que eran vistos como movimientos disidentes a la civilización romana. Entre una de las tradiciones druídicas se encontraba el sacrificio humano, que más adelante fue prohibido por los romanos. Así, ya en el S. IV encontramos a los druidas formando parte de la sociedad romana sin ningún tipo de culpabilidad.

Asclepios
Al igual que los druidas, existen también otros tipos de disidencias en otras provincias anexionadas al Imperio. Aunque no podemos asegurar que estos movimientos provinciales tuvieran un objetivo de protesta contra los romanos, las fuentes parecen apuntar a ello. Un ejemplo es el que observamos en Egipto. El Oráculo del alfarero parece mostrarnos una clara connotación antirromana al mostrarnos cómo en Alejandría seguía existiendo el culto a Serapis. Entre los textos que circulaban en Egipto de carácter religioso, debemos destacar el Asclepius,que ha sido encontrado en diferentes versiones. Una parece narrar las persecuciones de paganos por parte de los cristianos en Egipto durante el S.IV, lo que nos puede dar a entender cómo era la situación precristiana en Egipto y muestra claramente una protesta contra el gobierno romano.

Al hablar de judíos y cristianos encontramos mucha más información que cualquiera de los anteriores casos. El Estado romano no ejercía una presión religiosa sobre los pueblos judíos. Eran permitidas su forma de vida y sus costumbres. Pero al hablar de las grandes expulsiones judías del Imperio, éste debía justificarlas con la base al mantenimiento del orden público, ya que eran frecuentes y muy sonadas las rebeliones judías. Estas rebeliones eran utilizadas por cronistas posteriores para afianzar su postura antisemita.

No poseemos ningún relato coherente de las rebeliones judías durante los gobiernos de Trajano y Adriano. Podemos destacar la labor de Tácito, que aunque es claramente antijudío, opina que estas rebeliones fueron causadas por el mal gobierno de los emperadores.

Por parte de los judíos, tras las sucesivas derrotas en las rebeliones, se produce un cambio en las actitudes, que llega a una disminución de las tensiones entre romanos y judíos en el S.III.

Los cristianos, por otro lado, tenían un carácter providencial con respecto a Roma. Éstos, aunque eran hostiles al gobierno romano, creían que era una providencia de Dios para dar impulso al mensaje cristiano. Por otra parte también creían que tras el dominio romano se produciría el fin de mundo, cosa que les aterraba. Así, mientras durase Roma el mundo seguiría funcionando. Encontramos textos escritos por autores cristianos que afirman que el cristiano cumplía con sus obligaciones de ciudadano sin producir ningún desorden en la vida pagana. Pero por parte romana, el cristiano suponía una amenaza al buen funcionamiento del estado, al quedar éstos excluidos de los festivales romanos y a su dudosa participación en el ejército.

Tras la conversión de Constantino parece que se dio un acercamiento entre paganos y judíos para contrarrestar el poder cristiano, cosa que fue vista por los cristianos como algo peligroso. 

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Marco Cornelio Nigrino, rival de Trajano

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Cayo Avidio Nigrino fue uno de los mejores generales de Trajano, uno de sus hombres de confianza, gobernador de la Dacia tras su conquista. Sin embargo, no fue el primer Nigrino que se cruzó en la historia del famoso emperador hispano. Años antes, otro Nigrino, Marco Cornelio Nigrino Curatio Materno, fue rival de Trajano al trono de Roma.

Y este Nigrino era también un hispano, originario de Edeta en la Hispania Tarraconense(la actual Llíria) cuya carrera es conocida por diversas inscripciones encontradas en su ciudad natal, siendo la más importante la siguiente:
[M Cornelio] M f Ga[l Nigrino] / [Curiatio Ma]terno co [s] / [trib mi]l leg XIIII ge[minae adlecto] / [inter praetorios a]b Imp Caesar[e Vespasiano Aug] / e[t Tit]o Imp Caesare A[u]g f ab eis prae/libus emendandis leg Aug leg VIII Au[gust leg Aug pro pr] / provinc Aquitania leg pro pr M[oesiae donato bello Da]/cico co[ro]nis mura[l]ibus duabus et [coronis vallaribus du]/abus e[t coro]nis classic[is] duabus et coro[nis aureis duabus hastis] / [puris octo vexillis oc]to leg Aug pro [pr provinc Syriae] -CIL 02, 03788
“Marco Cornelio, hijo de Marco de la tribu Galeria, Nigrino Curiatio Materno, cónsul, tribuno militar de la legión XIII gemina, pretor con los emperadores Vespasiano y Tito, legado augusto de la legión VIII Augusta, propretor de la Provincia Aquitania, legado propretor de la provincia de Moesia, recibió por la guerra en la Dacia dos coronas murales y dos coronas vallares y dos coronas clásicas y dos coronas áureas y hasta ocho hasta purae y ocho vexilias, legado augusto propretor de la provincia de Siria.”

Reconstrucción de la inscripción principal sobre su carrera
Su familia -al igual que la de Trajano, según algunos estudios- era posiblemente de origen indígena, alcanzando la ciudadanía con el nombre de Cornelios en época de Augusto gracias a la concesión a Edetia del Municipium Civium Romanorum. Se estima que Cornelio Nigrino nació a mediados del siglo I e.c. (en torno al año 40) de Marco Cornelio Nigrino y Curatia Materna, la cual no se descarta que fuese hermana del retórico y orador Curatio Materno, miembro de una familia de la Bética con raíces itálicas. Bien pudiera ser que el matrimonio entre ambos fuera el cimiento de una alianza social y política de ambas familias. 

Sabemos que en el año 63 fue nombrado tribuno militar de la XIV Gémina, legión que lo acompañaría en sus destinos en Britania, el Danubio(67) y de nuevo en Britania (68).

Restos de la Edeta romana
Durante “el año de los cuatro emperadores” y la guerra por el trono que se desató en el año 69, Nuestro Nigrino pareció apoyar desde el principio a Vespasiano, lo cual resultó un éxito para su carrera cuando éste conquistara la púrpura imperial. Así, fue nombrado Senador y pretor entre los años 73-83. se le otorgó el mando de las legiones VIII Augusta y la IV Flavia Félix entre los años 77 al 78, fue pro-pretor de la Galia Aquiatana en el año 80, y en el 83 fue cónsul sufecto -nombrado para sustituir a un cónsul fallecido en su cargo- durante unos meses, compartiendo el consulado con el emperador Domiciano.
M Cornelio / M f G[al] Nigri/no Curiatio / Materno cos / leg Aug pro pr / provinc Moes / provinc Syriae.-CIL 02, 06013 
“Marco Cornelio, hijo de Marco de la tribu Galeria, Nigrino Curiatio Materno, cónsul, legado augusto, propretor de la provincia de Moesia y de la provincia de Siria.”
Cuando Opio Sabino, gobernador de Moesia, fue derrotado y muerto por los dacios, Nigrino fue nombrado nuevo gobernador de la provincia de Moesia Inferior hasta el año 88. Participó en la Guerra contra los dacios de Domiciano, donde recibió multitud de condecoraciones que lo llevaron a ser el general romano más laureado de su época con ocho coronas, ocho lanzas puras y ocho estandartes. Ya vimos que Dion Casio acusaba a Domiciano de haber entregado condecoraciones tras su campaña en la dacia sin victorias de mérito, sólo como algo propagandístico, pero estas acusaciones deben siempre ser matizadas debido a lo parciales de las fuentes.
M Cornelio M f Gal / Nigrino Curiatio Ma/terno cos leg Aug pr / pr provinc Moesiae / provinc Syriae -CIL 02, 03783

“Marco Cornelio, hijo de Marco de la tribu Galeria, Nigrino Curiatio Materno, cónsul, legado augusto, propretor de la provincia de Moesia y de la provincia de Siria.”
Siria era una de las provincias más ricas y en el puesto de gobernador de esta solían colocarse a hombres de total confianza de los emperadores; este es el cargo que Nigrino recibe de Domiciano, labor que ejerce entre los años 93 al 97.

Trajano
Tras el asesinato de Domiciano y la elección del anciano Nerva como su sucesor -una medida a todas luces temporal-, sabemos por Plinio el viejo que un gobernador de una provincia oriental había reunido un gran ejército para disputar la sucesión de Nerva a Trajano. Sin embargo, parece que las intenciones de Marco Cornelio Nigrino Curatio Materno fueron detenidas por la vía diplomática y no llegó a sublevarse. Trajano evitó así una nueva guerra civil, asegurándose una sucesión pacífica. Parece más bien que debieron alcanzar acuerdos con los supuestos partidarios de Nigrino para que le retirasen su apoyo, ya que una vez Trajano estuvo sentado en el trono Nigrino desaparece de los registros, siendo quizás depuesto como gobernador de Siria. Ni Dion Casio ni Plinio lo mencionan, ni ninguna inscripción ni monumento en Roma conmemoran su figura. Pareciera que había sido víctima de unadamnatio memoriae.

Las inscripciones que se conocen y que permiten reconstruir su figura son las encontradas en Llíria, posiblemente de carácter privado (familiares, amigos). Todo indica que una vez fue retirado del poder como precaución terminó sus días alejado de la vida política y militar en su villa de Edeta.

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Para saber más:
El edetano Marco Cornelio Nigrino Curatio Materno, de G. Alföldy y H. Halfmann (1973)

Reseña de El águila en la nieve

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Hacía años que no releía una novela, pero no me parece extraño que finalmente haya terminado haciéndolo con “El águila en la nieve”, una de mis novelas históricas favoritas, impresión que mantengo tras la segunda lectura. Y qué mejor para darle una segunda lectura que una segunda edición, la cual mejora la calidad del papel de la anterior y añade un mapa muy útil para seguir el desarrollo de la historia.

El águila en la nieve” fue escrita en 1971 por Wallace Breem (1926-1990), escritor inglés dedicado a la novela histórica, con otras dos obras publicadas también en español por la editorial Alamut: “El enviado de Roma”, esta bastante insulsa, y “El leopardo y la montaña”, situada en el Afganistán del Imperio británico.

El autor
La novela que nos ocupa se encuentra ambientada en el Imperio romano de finales del siglo IV y de los primeros años del V, cuando se enfrenta a las grandes invasiones germanas que atravesaron el limes del Rhin y penetraron en la Galia en el año 406. Su protagonista es Gayo Paulino Máximo, un legado romano de Britania, veterano defensor de la frontera norte, quién recibe el encargo del general Estilicón -gobernador de facto del Imperio romano debido a la inutilidad del emperador Honorio, más preocupado en críar gallinas en Rávena que en los asuntos de estado- de marchar hasta la frontera del Rhin para guarnecerla. Máximo es, quizás, el último romano: Estoico, espartano en gustos y costumbres, cumplidor con su deber para con una Roma que continuamente le niega ayuda o no deja de ponerle trabas en el cumplimiento de su nueva misión en forma de obispos fanáticos -Máximo es un pagano seguidor del dios Mitra-, funcionarios torpes y gobernadores ambiciosos. En cierta forma, el Imperio se destruía a sí mismo.

Reconstrucción de tropas del siglo IV
Así, Máximo y su amigo Quinto, experto comandante de caballería, deberán partir de Britania con los restos de la XX Legión Valeria Victrix -la cual, según la novela había terminado como una simple guardia fronteriza bastante poco efectiva y motivada, olvidada incluso por los registros oficiales- tras reunir a sus hombres, entrenarlos y disciplinarlos para hacer de ellos de nuevo una fuerza militar operativa, usando los métodos de los “antiguos” romanos. Quizás aquí el autor se dejó llevar por el entusiasmo y en las batallas parece que los soldados luchan realmente al estilo de las tropas alto-imperiales: Cubriéndose con los escudos mientra lanzan estocadas rápidas con sus espadas cortas, y no como realmente luchaban las legiones bajo-imperiales: Muros de escudos y lanzas, y cuando llegaba el cuerpo a cuerpo golpeando con espadas largas sobre sus cabezas por encima de los escudos. Además, muchas veces leemos el término “coraza” al referirse a las armaduras legionarias; ¿se refiere el autor a que usaban loricas segmentatas? ¿o la imagen de Hollywood de poner loricas musculatas por todas partes? ¿Es cosa del traductor o es un simple termino genérico? Tampoco queda muy claro, pero sea como fuere no es muy preciso, ya que este tipo de armadura había desaparecido hacía muchos años de las legiones romanas. Quizás un poco más de concreción a la hora de hablar del equipamiento militar habría sido de agradecer. Posiblemente sea este el único aspecto negativo de la novela.

Esta imagen “irreal” del equipamiento del legionario romano es potenciada también por su portada, el la que por enésima vez encontramos al típico legionario de finales del siglo I o comienzos del II, con su gladius, su yelmo de tipo imperial y su lorica segmentata. No deja de ser una muy buena ilustración de Alejandro Colucci pero no refleja para nada la época de la novela; parece que cuando es una historia de romanos estos tienen que llevar segmentata en la portada, sin importar si realmente lo hacían o no. Y desde luego, esta no es la única donde esto ocurre; se me vienen varias a la cabeza: “Las legiones malditas”, por ejemplo. ¿Será así por petición editorial o por falta de documentación en el diseño?

Curioso es ver también mencionar que el águila de la legión estaba hecha de bronce pero que cuando estaba bruñida brillaba tanto como el oro, metal del que se supone deberían estar hechas realmente, más cuando dicen que fue entregada por Augusto en persona a la legión.

Errores o libertades narrativas aparte, la novela, muy bien escrita, refleja de forma muy convincente la decadencia del gran imperio que había llegado a controlar Roma: tropas escasas, dificultad en el reclutamiento, crisis económicas, malas cosechas, hambre, corrupción, etc.

Por lo tanto, Máximo deberá hacer buen uso de su astucia y de su habilidad militar y diplomática para mantener una enorme frontera con tan sólo una legión -acompañada, eso así, por un fuerte contingente de caballería y tropas auxiliares y aliadas.- Se reconstruirán antiguos fuertes militares y se reforzarán las defensas de Moguntiacum y Augusta Treverorum junto con la construcción de una pequeña flota de barcos de guerra para patrullar el río. Con esos efectivos deberá mantener a raya a decenas de miles de guerreros germanos de diversos pueblos -alanos, marcomanos, suevos, vándalos...- sedientos de botín, hambrientos y ávidos de nuevas tierras en las que asentarse.

Las invasiones germánicas
La novela realmente consigue meterte en la piel del general Máximo, en sus pensamientos, fatigas y problemas para organizar la defensa de Roma, quizás la última defensa de un Imperio que se desmoronaba. El frío, el hambre, la soledad, las fatigas de la vida militar, son omnipresentes en cada una de las páginas, mientras esperamos expectantes a la helada que hará que el Rhin sea transitable y los germanos puedan invadir territorio romano. Escaramuzas y batallas contra los invasores salpican la obra aquí y allá, hasta que en sus últimas páginas tenemos este conflicto final, imposible de ganar, contra la enorme horda invasora. El pesimismo y la fatalidad acompañan al protagonista en toda la novela, dando lugar así aun personaje sólido, humano, con muchas facetas, a un “héroe crepuscular” que pertenece más a un mundo ideal que ha desaparecido ya hace tiempo que al mundo en el que le ha tocado vivir, y por el que debe luchar y morir.

Por lo tanto, una novela de ritmo pausado, de ambientación opresiva, decadente, con buenos personajes, que te mantiene en tensión esperando lo imposible, y con batallas bien narradas pese a su brevedad. En definitiva, una novela muy recomendable.

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Título: El águila en la nieve
Autor: Wallace Breem
Editorial: Alamut (2008, 2ª edición 2010)
Páginas: 319


Reseña de Desperta Ferro Especial VI: La legión romana (I): La República Media

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El sexto número especial de “Desperta Ferro” está dedicado a la legión romana de la República Media, llegando hasta el siglo II a.e.c., en los albures de las reformas de Mario– las cuales, posiblemente, se basaron en unos cambios que ya estaban más o menos asentados en el ejército-. La lectura de este especial nos deja con un recorrido total sobre el mundo militar romano de los siglos IV-II a.e.c., sin olvidar ninguno de los aspectos relativos: política, mentalidad, tácticas, formaciones, equipamiento, logística, etc.

Así pues, un número totalmente recomendable, donde destacan la presencia de grandes expertos naciones e internacionales como Yann Le Bohec, Fernando Quesada o J. E. Lendon, y que deja con ganas de que lleguen los siguientes especiales dedicados a las legiones. Los artículos que forman este número son los siguientes:

Los orígenes del ejército de la República” por Jeremy Armstrong
El cambio de modelo hoplítico a manipular está siendo puesto en duda por algunas especialistas, apuntando que el ejército romano ya tenía tradiciones y estructuras propias en fechas anteriores al siglo IV a.e.c., lo cual lo alejaba en sus orígenes de la falange griega.

La legión según Polibio” por Yann Le Bohec
El historiador griego Polibio vivió como “huésped” de la familia de los Escipiones y fue testigo del funcionamiento del ejército romano del siglo II ae.c., dejándonos una obra básica para acercarnos a su funcionamiento y estructura. El profesor Le Bohec resume en su artículo todo lo referente al mundo militar romano de los tiempos de Polibio, estando acompañado el artículo por dos excelentes ilustraciones que nos muestran la estructura de la legión descrita por Polibio.


"Ordenando el caos: táctica de pequeñas unidades en el ejército romano republicano", por Eduardo Kavanagh.
El, hasta ahora, modelo estandar de batalla romana de lanzamiento de proyectiles seguido de un feroz cuerpo a cuerpo está siendo revisado por multitud de especialistas, aceptándose por la mayoría de ellos (al menos para el periodo republicano) el sistema de combate de “dynamic stand-off”, donde los duelos de proyectiles entre los ejércitos enemigos son más prolongados de lo que se había creído hasta ahora, acompañados por ataques selectivos a lo largo de la línea realizados por pequeñas unidades individuales (centurias, manípulos), que atacan para crear confusión y provocar bajas para luego volver a sus propios líneas, facilitando así el relevo entre unidades durante la batalla. Una vez las líneas enemigas están debilitadas se continúa con un avance de todo el ejército para entablar el consabido cuerpo a cuerpo generalizado. La batalla de Pidna es usada como ejemplo para describir este sistema de combate.

La caballería de la Roma republicana” por J. McCall.
Como ya sabemos, la caballería romana quizás no fue tan importante como la infantería pero de ella dependía muchas veces la derrota o la victoria, ya fuese atacando o defendiendo los flancos o acosando al enemigo. En este artículo se repasa la importancia de los jinetes romanos en el ejército republicano.

¿Aficionados o profesionales? La cadena de mando” por F. Cadiou.
¿Eran los oficiales romanos aristócratas ambiciosos pero inexpertos o recibían una esmerada formación militar antes de acceder a cargos importantes en el ejército? La cuestión es aun polémica y este artículo intenta arrojar algo de luz sobre el asunto.

Las enseñanzas de la Segunda Guerra Púnica” por Francisco Gracia Alonso
La victoria romana preparó a la urbe para su gran expansión por por el Mediterráneo y terminó de pulir a un ejército que desde entonces fue temido allá donde marchase. Aquí podemos conocer que transformaciones provocaron en el ejército romano los enfrentamientos con los cartagineses de Aníbal. 


El imperialismo romano ¿Bellum Iustum o pillaje agresivo?” por Craige B. Champion
Mentalidad, sociología y política se dan de la mano para formar el “imperialismo romano”. Ahora bien, ¿que significaba este concepto para los romanos? Debemos tener en cuenta que originalmente el imperium era el “poder de mando”. 

La logística de las legiones” por Paul Erdkamp
Como ya se ha apuntado, las Guerras Púnicas perfeccionaron la máquina militar romana, la cual va acompañada de una logística de primera categoría que dio la posibilidad a la República romana de mantener en el campo a ejércitos mucho mayores, lo cual fue vital para sus campañas en Oriente.

Virtus y disciplina. La mente del soldado de la República Media” por J.E. Lendon
Este artículo estudia la mentalidad del soldado romano, tratando de reconstruir sus motivaciones y como el entrenamiento y la disciplina de las legiones construían su “mentalidad militar”.

Disciplina y entrenamiento” por Fernando Quesada Sanz
Tras repasar como se entrenaba el soldado romano de la República veremos que la disciplina de las tropas no eran tan férrea como la imagen popular transmite, estando plagada su historia de motines encabezados por soldados u oficiales descontentos con la paga o el servicio.


Ius Belli. El derecho de guerra romano” por Enrique García Riaza
Este artículo reconstruye el “Derecho militar romano”. Ya que para los romanos la guerra era algo casi sagrado se cuidaban muy mucho de justificar sus campañas militares ante los dioses y ante sus propios ciudadanos. Este artículo recoge multitud de fuentes históricas para componer el mosaico del derecho de guerra romano.

Dulce et decorum est pro patria mori. El rostro de la batalla” por Alberto Pérez Rubio
¿Qué pensaban y sentían los soldados romanos antes y durante la batalla? Con este artículo intentaremos penetrar en la mente de los legionarios de Roma para tratar de conocer que sensaciones, que pensamientos azotaban su mente en un trance en el que debía matar o morir. Básicamente, trata de responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo se enfrentaban a la posibilidad de la muerte los soldados de Roma?

Como se ha visto, un recorrido completo y trabajado sobre el mundo militar romano de la República Media, acompañado con estupendas ilustraciones que nos ayudan a visualizarlo y contextualizarlo. Una compra totalmente recomendada y que creo que una vez estén todos los especiales relativos a las legiones editados formarán parte esencial de la bibliografía de consulta sobre el ejército romano.

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El pilum, la eficaz jabalina romana

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El pilum (plural pila) era el modelo de jabalina usada por los legionarios romanos. Junto con la espada y el escudo, el pilumfue una de las principales armas de las legiones, permitiendo al soldado convertirse en una artillería móvil de corto alcance. 

En los primeros siglos tras la fundación de Roma, la guerra estaba dominada por el estilo de lucha griego en formación de falange, la cual siguió en vigor en el ejército macedonio, permitiendo las grandes conquistas de Alejandro Magno. Sin embargo, el ejército romano evolucionó hacia una fuerza más versátil y adaptable, la legión, capaz de enfrentarse a las falanges macedonias. En la batalla de Pidna (168 a.e.c.) entre Roma y el rey Perseo de Macedonia, los continuos ataques con proyectiles desde las filas romanas sobre las falanges rivales fueron decisivos para quebrar su formación y permitir que el cuerpo a cuerpo fuera favorable a los romanos (Plutarco, “Vida de Emilio Paulo”). El pilum había dado la victoria a las legiones sobre la falange griega, cambiando para siempre el equilibrio de poder en el Mediterráneo, donde pronto Roma sería ama y señora de sus aguas.

Legionarios romanos (siglos I-II e.c.) lanzando el pilum, de Peter Connolly
Un pilum es, básicamente, una jabalina pesada con una larga moharra (en torno a 60 cms.) y un astil pesado. El relativamente fino cabezal de hierro y su punta piramidal permitían al pilum su habilidad más letal: Atravesar armaduras y escudos, permitiendo herir al hombre protegido por ellos. Incluso si la víctima no resultaba herida, el pilum era realmente difícil de extraer del escudo, más aun en mitad de la batalla, lo que llevaba al abandono de esta vital pieza defensiva, dejando así expuesto al soldado enemigo. A veces, la fuerza del impacto era tal que la larga puta de hierro de doblaba, lo que también evitaba que los enemigos pudieran lanzar de vuelta estas temidas armas contra los propios romanos.

La vanguardia romana
intenta detener el ímpetu de la carga dacia
 con una lluvia de pila.

Por Giussepe Rava
El soldado romano posiblemente cargase con dos pila, los cuales serían lanzados sobre el enemigo antes de cargar sobre ellos, buscando crear confusión, detener una carga rival y obligares a desprenderse de los escudos. La arqueología experimental ha demostrado que estas temidas jabalinas tienen un alcance de 30-35 metros, estando su alcance óptimo entre los 15 y 20 metros. Posiblemente, las legiones descargarían una primera salva de pilaa unos 20-30 metros, y la segunda -si era posible- a una distancia mucho más corta (10 o puede que incluso 5 metros), seguida la letal lluvia por el avance romano donde los gladiiharían su efectivo y sangriento trabajo.

Este estilo de lucha no sólo dio la victoria a la legión contra la falange: los pueblos bárbaros del centro y el norte de Europa también sufrieron enormes pérdidas enfrentándose a las legiones. Ligeramente equipados, y con el escudo como principal arma defensiva, no es de extrañar que cuando se enfrentaban a las legiones y lanzaban contra ellas sus cargas masivas y rabiosas, una lluvia de pila diezmaría sin mucha dificultad la primera línea, deteniendo parte del ímpetu del ataque y permitiendo incluso a las legiones tomar la iniciativa contra un enemigo desorganizado y confuso.

Punta doblada, Wikimedia
Los pila podían ser usados también como arma cuerpo a cuerpo: Plutarco y Arriano dan ejemplos de este uso en la campaña contra los partos de Marco Antonio y en el asedio de Alesia. Junto a esto, también resultó tener usos contra la caballería. César ordenó a sus hombres apuntar con los pilahacia el hocico de los caballos enemigos durante su guerra contra Pompeyo, consiguiendo detener la caballería rival. Incluso se han hallado ejemplos de pila con protectores para la mano de quienes lo empuñaban, aunque no era algo muy extendido ya que su uso como arma de combate directo era más bien circunstancial, aunque nos da una idea de la adaptabilidad y versatilidad de las legiones y su equipo.

Es posible que el origen de este arma esté en las Guerras Samnitas (343-290 a.e.c.), un largo conflicto donde la Roma republicana sufrió varias derrotas humillantes luchando contra el fiero pueblo de los samnitas, quienes habitaban la región montañosa del Samnio, en la Italia central. Estos luchaban en orden abierto, aprovechándose de lo agreste del territorio, descargando sin césar una lluvia de jabalinas contra los romanos, quienes en parte luchaban al estilo griego de falange hoplítica, con muro de escudos y largas lanzas. Los romanos supieron adaptarse y aprender de sus derrotas y puede que aquí comenzaran a usar formaciones más abiertas, dándole más importancia a los proyectiles que al muro de escudos y lanzas.

Legionarios marchando con pila, Adamclisi (Wikimedia)
El peso de un pilum estaba en entre los 2 kilos de los más ligeros a los 5 de los ejemplares más pesados, con la curiosidad de que los fabricados en época republicana eran ligeramente más pesados que los fabricados a lo largo del Imperio. A finales del Imperio, el pilum había desaparecido, pero los romanos usaban el angony el spiculum, armas similares.

Algunas evidencias sugieren que algunos recibían peso extra con una bola de plomo pero aun no se ha encontrado ninguno así por medios arqueológicos.
Sobre las armas de proyectiles de la infantería, había jabalinas con una punta triangular de hierro, de once pulgadas o un pie de largo, llamadas pila. Una vez clavadas en el escudo era imposible sacarlas, y cuando eran lanzadas con fuerza y habilidad, atravesaban las corazas sin dificultad.”

-Vegecio, “Empitoma Rei Militaris”
Curiosamente, Vegecio parece confundir el tamaño de la punta del pilum con el de otro tipo de lanza usado en el ejército tardío, salvo que se estuviera refiriendo sólo a la parte final de la moharra y no a toda ella (hemos visto que solían medir al completo en torno al medio metro o más). Plutarco también nos cuenta que Cayo Mario cambió los clavos que sujetaban el cabezal al astil por tacos de madera, los cuales se partían con el impacto, dejando sólo la moharra clavada en el escudo, mientras que el mango se rompía. Sin embargo, esto parece que fue algo puntual y posiblemente demasiado costoso, ya que luego había que reemplazar muchos mangos de pila en lugar de enderezar una punta ,la cual, de todas formas, solía doblarse tras el impacto.

Reconstrucción de un pilum, Wikimedia
En conclusión, el pilum era un tipo de “artillería personal”, diseñada para defenderse y a la vez atacar las grandes cargas de enemigos, y convertir al legionario romano en un lancero cuando fuera necesario.

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Para saber más:
-Osprey Warrior  071- Roman Legionary 58 Bc-Ad 69 (2003)
-A Companion To The Roman Army (Blackwell, 2007)
-Greece and Rome at War, Peter Connolly (1981)
-The Roman Army, A Sourcebook, J.B Campbell (1994)
-El ejército romano. Adrian Goldsworthy. Akal, Madrid, 2010
-The Roman World: The Legionary (Oxford, 1988), Peter Connolly 
-http://es.wikipedia.org/wiki/Pilum

Reseña de Calígula, de José Manuel Roldán

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Cuando uno menciona el nombre de Calígula lo primero que le viene a la mente es una sucesión de orgías desenfrenadas encabezadas un tirano loco y sanguinario capaz de los más atroces crímenes -entre ellos el incesto-, una imagen que literatura y cine han grabado a fuego en la mente de muchas generaciones. 


Esto es así debido a que las fuentes clásicas fueron tomadas al pié de la letra por historiadores de los siglos XIX y XX a la hora de construir biografías de los emperadores romanos. Al acercanos a la vida de personajes históricos muchas veces lo hacemos con los prejuicios que la tradición, los medios de comunicación y nuestra propia cultura y educación arrojan sobre ella

Ahora bien, ¿era Calígula ese animal lujurioso y sanguinario que éstas nos han transmitido y que así se ha perpetuado en el imaginario colectivo? José Manuel Roldán, uno de los grandes expertos en el mundo romano en nuestro país, se acerca a su figura a través de una minuciosa y detalla crítica textual, colocando en su contexto a los autores clásicos -casi todos ellos influenciados por la lucha de poder entre Senado y Emperador- y añadiendo al conjunto de fuentes otras muchas, entre ellas la numismática. Conoceremos la infancia, educación, personalidad y gobierno de una de las figuras más polémicas de la larga lista de emperadores romanos.

Una de las monedas del reinado de Calígula, Wikimedia
Cayo Julio César Augusto Germánico -el nombre real de Calígula, conocido así porque de pequeño su madre lo hacía vestir con réplicas en miniaturas del calzado militar romano- aparece en este libro como un hombre complejo, criado entre las legiones, el severo y autoritario Tiberio y su abuela Antonia -hija de Marco Antonio y la hermana de Augusto-, en cuyo hogar estuvo en contactocon los hijos de muchos reyes y gobernantes orientales, de los que el joven Cayoabsorbióel modo de gobierno que podríamos llamar “monarquía helenística” o “despotismo oriental”.

Busto de Calígula, Wikimedia
Augusto había reunido en su personauna carga tal de poderes que lo hacían virtualmente un gobernante omnímodo, pero supo disfrazarlo de principado, donde él era simplementeel primero entre los senadores -usando una antigua institución republicana, la del princeps, el encargado de moderar las sesiones del Senado. Augusto era un hombre inteligente y carismático, pero cuya familia se vio azotada por una larga sucesión de muertes y conspiraciones que lo fueron dejando sin herederos directos, hasta que al final el gobierno recayó en el eficiente pero gris y poco sociable Tiberio, hijo de un matrimonio anterior de su esposa Livia. Los enfrentamientos entre Tiberio y el Senado llegaron hasta tal punto que el emperador se retiró de la vida pública, dejando al prefecto del pretorio -el intrigante Sejano-al mando de facto del gobierno. Cuando fue sucedido por Calígula, hijo de Germánico, quién había sido adoptado por Tiberio por orden de Augusto y quién realmente era hijo de su hermano Druso. Esta breve exposición puede darnos una idea de los compleja que era la red de matrimonios y adopciones en la dinastía Julio-Claudia y lo difícil que resultó el proceso de sucesión de Augusto.

Al desaparecer Tiberio, el Senado vio con buenos ojos a la figura de Calígula, el hijo del amado Germánico, a quién pensaban podrían manipular por su juventud e inexperiencia. Pero el joven pronto demostró un carácter fuerte, un humor ácido e irreverente, y una disposición a tratar a todos los demás -Senado incluido- como sus súbditos y no como a sus iguales. Por ello los enfrentamientos con los senadores no dejaron de salpicar sus cuatro años de reinado y estos se trasladaron a las crónicas romanas -Suetonio, a la cabeza con su curiosa mezcla de historiador y portero de barrio que recoge todos los chismes por increíbles que resulten- en forma de exageraciones, distorsiones, rumores, contradicciones, chismes e invenciones malintencionados, todo ello unido a la dificultad romana de comprender y aceptar la realidad de que eran gobernados por un monarca oriental y no por el mejor de todos los ciudadanos cuyos poderes emanaban del Senado y el pueblo de Roma.

El autor
En conclusión, y como el propio autor nos dice, estamos ante una biografía más que plausible, pero de ningún modo definitiva ni totalmente certera; una obra que nos ayuda a acercarnos a un reinado bastante desconocido si lo despojamos de la pátina maligna que durante tantos años se ha lanzado sobre él. Un libro estupendo que me ha dejado con las ganas de hacerme rápidamente con el otro libro del autor donde se estudia en conjunto a la dinastía Julio-Claudia: “Césares”. 

Una dinastía donde Calígula no era ni más ni menos que un hombre de su tiempo, muy alejado de las virtudes morales de Augusto y la severidad de Tiberio pero no por ello un tirano loco, sanguinario y cruel. Tanto en el mundo romano como en el actual el mundo se forma con una amplia escala de grises, nada es blanco ni negro y el espíritu crítico y el contraste de fuentes, junto con su correcta interpretación, debe ser uno de los pilares donde se cimiente la labor del historiador y de cualquier persona que quiera conocer en profundidad algún tema en concreto, ya que el consejo es tan valido para la historia de Roma como para el mundo de hoy día.

Título: Calígula, el autócrata inmaduro
Autor: José Manuel Roldán
Editorial: La esfera de los libros (2012)

Páginas: 375

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Los instrumentos musicales en el ejército romano

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Los instrumentos militares romanos -que eran tubae, bucinae, cornua ylitui-tenían un importante papel tanto en la táctica como en la estrategia, permitiendo una mejor comunicación y organización en el campo de batalla.
La ambigüedad de las fuentes antiguas en cuanto a terminología y descripciones -recordar aquí que lo mismo ocurría con la artillería militar- han provocado muchos debates entre los historiadores, aunque la crítica y el análisis de las fuentes en su conjunto puedan darnos una idea aproximada del uso de los instrumentos musicales en las legiones romanas.
"Antes de hablar sobre la marcha y los campamentos está bien describir los instrumentos de música militar usados en los ejércitos romanos. Los tambores eran desconocidos. Se usaban tres tipos de instrumentos de viento: la tuba era una trompeta recta; el cornu era un cuerno largo y curvo cuya forma describía algo más de un semicírculo y unido por una pieza ornamental para evitar el riesgo de que se doblara o rompiera; la buccina o lituus era larga y adornada, pero con un extremo curvo. Los sonidos de estos instrumentos eran diferentes, y sus señales eran por lo tanto diferenciadas. El día y la noche eran divididos cada uno en cuatro guardias (vigiliae), medidas con una clepsidra (reloj de agua). La tuba indicaba el inicio de las guardias y el cornu su fin. La buccina daba la señal para emplazar el campamento y clavar las tiendas, descargar los suministros, etc. La tuba y la buccina sonaban juntas en las señalas que indicaban la entrada en acción. Son estos dos los instrumentos que más frecuentemente en las esculturas sobre operaciones militares. En el tiempo de Polibio había tres señales que indicaban como se levantaba el campamento: a la primera señal se recogían las tiendas, comenzando con el Pretorio o cuartel general, donde estaban el emperador o el cónsul y los tribunos; a la segunda señal, todo el equipaje que no era cargado en los hombros de los soldados eran colocados en los carros o las bestias de carga del tren de suministros; al tercer toque el ejército al completo iniciaba la marcha."
Esta descripción de John Hungerford Pollen, historiador británico del siglo XIX, es un muy buen resumen sobre el funcionamiento de los instrumentos musicales en el ejército romano -y viene como anillo al dedo también para indicar que en un futuro escribiré sobre la marcha y los campamentos romanos-. Sus fuentes principales fueron su muy estudiada Columna de Trajano y los historiadores antiguos Polibio y Vegecio. Aun así, confunde -o mezcla- la buccina con el lituus, y como veremos son instrumentos bien distintos.
Este último escribió lo siguiente en su “De Re Militari” sobre los instrumentos musicales en el ejército romano (2.22):
La música de la legión consiste en trompetas rectas (tubae), cuernos (cornum) y trompetas curvas (bucinae). El sonido de la tuba marca la carga y la retirada. Los cornu se usaban sólo para regular los movimientos de las insignias; las bucinae sirven cuando los soldados están ordenados para hacer algo sin las enseñas; pero en el momento de la batalla las tuba y los cornu tocan juntos. El classicum, que es un sonido propio de la tuba o del cornu, es propio del comandante en jefe y se emplea en presencia del general o en la ejecución de un soldado, como señal de que se ejecuta por su autoridad. Las guardias ordinarias y puestos exteriores se montan y relevan con el toque de tuba, que además dirige los movimientos de los soldados en las partidas de trabajo o en días de maniobras. Los cornu tocan siempre que las insignias se izan o plantan. Tales reglas deben ser observadas puntualmente en todos los ejercicios y revistas, para que los soldados estén prontos a obedecerlas en acción sin titubeos, conforme a las órdenes del general de atacar o detenerse, de perseguir al enemigo o de retirarse. Por esta razón estamos convencidos de que lo que será necesario acometer en el calor del combate debe ser constantemente practicado en tiempo de paz.”
La tumba de Aurelio Sura, tubicen
La tuba era una trompeta recta fabricada en cobre o hierro en forma de tubo cónico de entre 120-150 centímetros, dividida en tres piezas. Recibía su nombre -según Varrón- de su aspecto, el cual se asemejaba a un tubo. No sólo era usada en el mundo militar sino que estaba también presente en sacrificios, procesiones religiosas y funerales, así como en desfiles triunfales. El tubicenera un soldado muy respetado. En el mundo griego se encuentra un instrumento muy similar, el salpinx. Algunos autores han querido ver ahí el origen de la tuba romana, pero es más que probable que ambos deriven a su vez del mismo instrumento. 

Junto a la tuba estaba el lituus, instrumento similar pero con un final curvo, el cual recibía su nombre del bastón de los augures, cuyo extremo final también se curvaba. Era similar al carnyx de los celtas.

El cornu era un instrumento de gran tamaño y de forma parecida a una gran letra G con una barra cruzada usada para sujetarlo. Se ha recuperado una pieza completa en Pompeya cuya longitud total superaba los 3 metros, casi el metro y media de diámetro y tenía una boquilla de casi veinte centímetros. En la vida ciudadana, se usaba el cornu para llamar a la gente a reunión, siendo así asociado a anunciar la presencia del emperador. También sonaba durante las representaciones de teatro y las luchas de gladiadores. El soldado encargarlo de soplarlo era el cornicem.
Imagen de AeroArt International
Sin embargo, el propio Vegecio cuenta algo después (3.5) lo siguiente:
"Semivocales son las que se dan con la tuba, el cuerno o la bocina; tuba se llama la que es recta; bocina la que se dobla sobre sí en un círculo de aire; cuerno el que de uros salvajes, engastado en plata, templado con el arte y el aliento del que toca, emite un sonido conocido. En efecto, siendo indudables los sonidos de estos, el ejército sabe si conviene resistir o avanzar o bien retroceder o si perseguir lejos a los que huyen o tocar a retirada."
Varrón también cuenta que el cornu es llamado así (cuerno) debido a que originalmente estaba hecho con cuernos de animales, aunque posteriormente fue fabricado con bronce (LL. 5.117). Ovidio los describió como “cuernos de curvo bronce” (Metamorfosis, 1.98). Así, el problema con el cornu es etimológico, ya que podría ala vez referirse al instrumento hecho con un cuerno de animal (cuerno de caza) y al que originalmente también lo estuvo pero posteriormente fue forjado con metal. Posiblemente, el ejército romano usase ambos tipos. 


La buccina era similar al cornu, excepto que tenía un diámetro ligeramente más pequeño y una abertura más acampanada en el extremo final. Curiosamente, los buccinatores -los soldados que tocaban este instrumento- no poseían el mismo rango que los que portaban una tuba o un cornu: no eran inmunes, por lo que podían terminar cortando leña o cavando zanjas o letrinas.
Si el
cornu tenía su origen -o fue nombrado debido a- en los cuernos de toros salvajes, Pilinio nos narra en su "Historia Natural" que la buccina era también un instrumento fabricado con grandes conchas marinas. aunque la buccina militar no tuviera nada que ver estaba claro que recibió el nombre de ese simple y primitivo instrumento. El profesor Jon Coulson ha estudiado las figuras de la Columna de Trajano, y no dice de los músicos que vestían túnicas de manga corta, polainas, botas militares (caligae), cota de malla (lorica hamata) y una piel de animal sobre la cabeza -con o sin yelmo- y los hombros. A veces llevaban espadas cortas en el lado izquierdo y también un pequeño escudo redondo también bajo el brazo izquierdo. También podemos ver estos músicos en una de las metopas del Monumento de Adamclisi, muy ligado también a las guerras de Trajano contra los dacios.

También pueden verse músicos desarmados haciendo sonar un cornuo una bucinaen varios sacrificios religiosos, vistiendo túnicas, sagumy guirnaldas.
Sacrificio religioso en la Columna Trajana
Las 25 figuras de músicos que aparecen en la columna parecen realizar labores similares a la de los portaestandartes durante la marcha, los sacrificios y las escenas de discursos del emperador a sus tropas. A veces, incluso es difícil distinguir a los portaestandartes de los músicos si la figura no porta un estandarte o un instrumento musical, ya sea por que no fueron grabados con ella o por que se han perdido debido a que eran piezas de metal añadidas después.

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Reseña de La legión olvidada, de Ben Kane

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Los protagonistas de “La legión olvidada” son dos hermanos gemelos, la hermosa Fabiola y el voluntarioso Rómulo, quienes debido a intrigas y malquerencias terminan sus días como esclavos. Él da con sus huesos en un ludus, donde será entrenado para llegar a ser un aguerrido gladiador. Ella, gracias a su belleza termina convertida en una de las meretrices más populares, ricas e influyentes de Roma.
 
Su alcoba será lugar de visita para muchos de los hombres más poderosos de la República, institución azotada por el caos desde hace décadas aunque parece haber encontrado algo de paz en el triunvirato formado por César, Craso y Pompeyo; la calma antes de la tormenta.

A estos dos hermanos se unirán -bueno, más bien a Rómulo- otros dos personajes: Tarquinus, un adivino etrusco que desea vengarse de los romanos, y Brennus, un guerrero galo capturado como esclavo y que se encuentra en el mismo ludus que Rómulo. El lector avezado se dará cuenta rápidamente que entre todos reunen los clichés de la novela histórica: Fabiola es la seductora y hermosa dama que se mueve en un mundo de hombres con su inteligencia y sus encantos; Rómulo el joven idealista que gracias a los vaivenes de la vida y a la ayuda de sus compañeros se irá curtiendo hasta ser un hombre temible; Tarquinus el sabio consejero, dotado además con poderes sobrenaturales y con una habilidad asombrosa en el combate; Brennus el hombre curtido en mil batallas, casi invencible, que toma al joven como pupilo. 

Así que no esperéis gran originalidad en cuanto a los personajes -por desgracias son un poco planos-, ni posiblemente en el desarrollo general de la trama, ya que si conocéis bien la historia de Roma sabréis por donde irán los tiros a lo largo de toda la trilogía con sólo haber leído medio libro y viendo que personajes desfilan por él. Un ejemplo: Brutus es uno de los amantes de Fabiola, quién además fue forzada hace muchos años por un joven Julio César...)

Aunque Fabiola pasa toda la novela en Roma y es nuestra guía para conocer las intrigas políticas del momento junto a los principales protagonistas en el tablero del poder romano, la mayoría del peso recae sobre los otros tres, a los cuales acompañaremos desde su vida como gladiadores hasta las legiones de Roma (sirviendo entre los auxiliares tras varias aventuras), para finalmente acompañar a Craso hacia su expedición contra los partos...

Quizás los saltos de trama y los repentinos cambios en los supuestos destinos de los protagonistas descoloquen, más aun cuando nos vamos dando cuenta que aunque el autor los ponga muchas veces en situaciones límite acaban salvándose siempre. Lo mismo en la segunda o tercera novela me llevo una sorpresa, pero por ahora todo transcurre por cauces conocidos.

Dicho esto, aunque el conjunto no me haya entusiasmado, la novela entretiene, la ambientación es correcta y la escritura tampoco es mala; de hecho diría que, cuanto menos, está por encima de la media, lo cual ya es algo a tener en cuenta.

Así pues una novela de evasión -no esperéis nada más u os decepcionará- ambientada en el mundo romano, en una época muy atractiva y escrita por alguien con ganas e ilusión -lo cual se nota y mucho-; así que, defectos a parte es una buena lectura de bolsillo -creo que este es el formato adecuado para esta obra- que servirá para desconectar de otras más densas o exigentes, o simplemente para evadirse durante un tiempo. Si no gusta, al menos se olvidará tan rápido como se comience una nueva lectura. Y si gusta, pues siempre está la ventaja de que aun quedan por leer dos partes más: "El águila de plata" y "Camino a Roma".

Título: La legión olvidada
Autor: Ben Kane
Editorial: Ediciones B
Páginas: 560

Sobre el autor:
Ben Kane nació en Kenia, en el seno de una familia irlandesa que se encontraba allí por motivos de trabajo. Regresaron a Irlanda cuando él tenía siete años, y allí terminó estudiando veterinaria (la profesión de su padre) en la Universidad de Dublín.


Ha publicada una larga -y exitosa- lista de novelas históricas con un fuerte acento en lo militar y aventurero desde la trilogía de “La legión olvidada”, pasando por “Espartaco” y llegando a “Aníbal”, de próxima publicación por Ediciones B. Viajero incansable, ha viajado por más de 70 países, empujado por su pasión por la Historia, la cual se ve reflejada en sus novelas.

Podéis leer otra reseña de esta novela en Hislibris.

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La spatha, la espada de los auxiliares

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La spatha llegó al ejército romano de manos de los auxiliares galos y germanos de caballería que nutrieron las filas romanas durante los inicios del Principado. Estos jinetes seguían empuñando sus espadas largas celtas cuyas hojas oscilaban entre los 60 y los 90 cms.

El término spatha deriva del griego y era usado en su origen para referirse a un objeto largo y plano -ya fuera de madera o metal-, y Plinio y Séneca lo usaban para referirse a diversos objetos, entre ellos las espátulas. Tático fue el primero en usarlo dentro del mundo militar cuando narró la rebelión del rey britano Carataco. Finalmente, el levantisco gobernante se encontró atrapado en una colina rocosa entre los gladii de los legionarios y las spathaede los auxiliares. 

Caballería auxliar alto-imperial, por R. Embleton
El historiador no identificó a los auxiliares que portaban las spathae, aunque dado que la mayoría de ejemplos tempranos de spathaeera de origen germano o centro-europeo, lo más probable es que se tratasen de auxiliares pertenecientes a algún pueblo germano -quizás bátavos, tan distinguidos durante las campañas de Agrícola en Britania-. Llama la atención que Tácito no hace mención tampoco a que las tropas auxiliares fueran de caballería y esto ha llevado a algunos autores a pensar que las spathaetambién eran usadas por la infantería auxiliar.

Hacia finales del siglo II la spatha comenzó a reemplazar al gladiuscomo el arma de la infantería en las legiones. La hoja comenzó a medir 75 centímetros e incluso más y su forma era muy similar a la de las espadas germanas de la época. Sin embargo, la spathadel siglo I -la que usaban los jinetes de Trajano- era mucho más simple, ya que recordaba a un gladiustipo Pompeii -de hoja corta y recta- con una hoja más larga. Así, siendo más larga que el gladius de la infantería, otorgaba el alcance y el poder de corte necesario para atacar desde lomos de un caballo.

Spatha del siglo I, de romancoins.com
En los siglos III y IV era ya la espada de las legiones, quizás debido al número creciente de celtas y germanos que nutrían sus filas, o bien como adaptación a un nuevo estilo de lucha -Peter Connolly apuntaba a que el gladiusera útil para enfrentarse a hombres de mayor tamaño, lo que venía bien a los italianos para enfrentarse a galos y germanos-. Aquí surgieron diversos modelos de spathae, pero uno de ellos -el modelo Lauriacum-Hromowka, datado en el siglo III- seguía siendo muy similar a la spatha del siglo I.

Modelo Lauriacum-Hromowka, de romancoins.com
El cambio entre el gladius y la spatha en el equipo del legionario es un tema muy polémico, ya que también hay algunas evidencias arqueológicas que parecen apuntar a que los germanos adoptaron también el uso de spathae romanas una vez los propios romanos lo habían hecho. Sin embargo, la tipología de las spathaedel Bajo Imperio romano y las diversas teorías sobre su extensión y uso darían para otros artículos, y además es un tema algo alejado ya del mundo de las legiones de los siglos I y II.

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Para saber más:
-The Making of The Roman Army From Republic to Empire (1984)
-The Cambridge History of Greek and Roman Warfare - vol.2 (2007)
-A Companion To The Roman Army (2007)
-Armas de Grecia y Roma (2008), por Fernando Quesada Sanz
-Greece and Rome at war (1981), de Peter Connolly
-Osprey Men at arms 46: The Roman Army From Caesar To Trajan (1984), por Michael Simkins
-The Complete Roman Army (2003), de Adrian Goldsworthy  

El gladius romano: la espada de las legiones II

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Las legiones romanas eran conocidas por su eficiente brutalidad en el campo de batalla. A lo largo de los siglos fue cambiando también el diseño de sus espadas cortas, conforme las técnicas de esgrima cambiaban o, simplemente, eran refinadas.

Como ya se vio en un artículo anterior, comenzaron usando el "gladius hispaniensis", basado en una espada corta celtíbera, para con el paso del tiempo acortar aun más la hoja, aunque esta podía ser más ancha (los modelos Mainz y Fulham) para culminar con el gladius tito Pompeii, un arma de hoja corta totalmente adaptada al estilo de esgrima romano: la estocada directa, el apuñalamiento.

Modelo Mainz
El tipo Fulham es muy similar al modelo Mainz (Maguncia), siendo además contemporáneo en su aparición. Se cree incluso que realmente responden al mismo patrón de diseño - algunos especialistas lo llaman directamente modelo Mainz-Fulham - y que simplemente son ligeras variaciones del modelo básico con espada de hoja ahusada, quizás debido a variantes regionales o estilos de forja más que en su uso práctico. Como el tipo Mainz, el Fulham tienen una punta larga, aunque el estrechamiento en la hoja del tipo Fulham no es tan acusado como en el modelo Mainz. Tan característico es ese estrechamiento de la espada que reciben el sobrenombre genérico de “cinturas de avispa” en algunas publicaciones anglosajonas.

Este estrechamiento hacía que la punta de la espada volviera a ensancharse, cargando el peso de la hoja en esa parte, potenciado todo con una punta afiliada y larga. Por lo tanto debería ser muy útil para asestar los devastadores golpes de la esgrima romana, siendo ademas el peso extra de la punta una ayuda extra para ganar fuerza en cada golpe y provocar heridas mayores. Puede que incluso la fina punta y el peso mayor en su parte final estuviera pensado para atravesar cotas de malla, para que la afilada punta pudiese atravesar los anillos de acero.

Modelo Mainz
Los estudiosos creen que este tipo de modelos de “cintura de avispa” (Mainz y Fulham o el Mainz-Fulham) eran espadas de una manufactura más cuidada, y por lo tanto más lujosa y mucho más cara que las espadas normales de las legiones. Por lo tanto se cree que solían pertenecer a legionarios de alto rango -aquilifer, signifer...- o directamente a centuriones y oficiales que podían permitirse el lujo de pagar estas espadas ( o que compensase el gasto extra del estado romano en ordenar forjarlas al estar en mano de los mejores soldados de las legiones). El modelo Mainz expuesto en el Museo británico fue apodado "la espada de Tiberio" por su lujosa decoración.

El historiador Diodoro de Halicarnaso describió un enfrentamiento entre los celtas y las legiones romanas ocurrido en el siglo IV a.e.c. debemos recordar que este historiador fue contemporáneo de Augusto, por lo que describía detalles de hacía tres siglos y por lo tanto podemos creer que el estilo de lucha que describía no fuese muy distinto al de su época, ni a las décadas posteriores que vieron el desarrollo de los gladiusMainz y Fulham desde la época augustea.
Sosteniendo sus espadas rectas, golpearían a sus oponentes en el bajo vientre, atravesarían sus costados y lanzarían golpes a través del torso hasta sus órganos vitales. Y si veían a alguien protegiéndose estas partes del cuerpo, les cortarían los tendones de las rodillas o tobillos para hacerles caer al suelo...”
Vegecio también menciona cuando repasa el entrenamiento con espadas y postes de madera de los reclutas que estos también eran instruidos en un corte dirigido a la parte posterior de las piernas enemigas, destinado a lisiar al objetivo.

Vemos así que las estocadas de corte son también aceptadas como segunda opción si la estocada directa falla, pero muy alejado de las decapitaciones, desmembramientos y otras florituras en las que el cine suele incidir tanto. La esgrima romana no era espectacular pero sí terriblemente -y brutalmente- efectiva.

Tipo Pompeii
Las espadas tipo Pompeii(Pompeya) sí demostraron ser un gran cambio en la forma de las espadas cortas romanas, siendo el modelo que realmente indica el énfasis de la esgrima romana del apuñalamiento sobre el corte. Cuatro armas de este modelo fueron halladas en las excavaciones de Pompeya. Así, debieron ser fabricadas antes del año 79 e.c., cuando la ciudad fue sepultada por las cenizas volcánicas del Vesubio.

Es el modelo de espada usado mayormente por lo legionarios de Trajano. Aunque el tipo Pompeii es una espada más corta que los anteriores modelos, aun es una sorprendentemente eficiente espada de corte, pese a su hoja plana y recta; recordemos de nuevo que los romanos preferían el combate directo pero no despreciaban la oportunidad de asestar un tajo si se presentaba la oportunidad.
Detalle de una punta

La punta del modelo Pompeiies más corta y robusta, y algún modelo conservado hasta el día de hoy tiene la punta reforzada con unas pequeñas cretas, quizás añadidas para atravesar armaduras de cuero y armaduras de metal no muy resistentes.



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Para saber más:
- romancoins.info
-Osprey Warrior 166: Roman Legionary AD 69-161 (2013), por Ross Cowan
-Armas de Grecia y Roma (2008), por Fernando Quesada Sanz
-Osprey Warrior 71: Roman Legionary 58 Bc-Ad 69 (2003), por Ross Cowan
-Greece and Rome at war (1981), de Peter Connolly
-Osprey Men at arms 46: The Roman Army From Caesar To Trajan (1984), por Michael Simkins
-The Complete Roman Army (2003), de Adrian Goldsworthy 
http://www.albion-swords.com

Breve historia de la II Legión Traiana Fortis

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Dion Casio nos cuenta en su“Historia romana” (55.24.4) que el año 105 e.c. el emperador Trajano fundó dos nuevas legiones para su segunda campaña contra el rey Decébalo de la Dacia, quién parecía haber ignorado el tratado de paz con el que concluyó la primera guerra. Tras su participación en la Segunda Guerra Dacia y la anexión de esta región al imperio como nueva provincia, la legión fue transferida aunque no se sepa con seguridad el destino; quizás fue enviada al Este, donde Trajano había sometido la Arabia Petreaen el 106. 

Pudo ser posible que la II Traiana Fortis ("Segunda legión Fuerte de Trajano") fuese la primera guarnición de la nueva provincia junto a la III Cirenaica. Por otro lado, su permanencia en la frontera del Danubio es también plausible. Sí sabemos que fue enviada a Siria, donde tomó parte en la campaña de Trajano contra los el Imperio parto entre los años 115-117, tras la cual terminó estacionada en Judea, una provincia que había estado agitada desde hacía tiempo.

En el 125 fue enviada a Alejandría, donde compartió base con la XXII Deiotraiana y relevó a la III Cirenaica, legión que siempre había servido en Alejandría excepto en el año 1096 cuando fue enviada a Arabia Petrea, al igual que ahora. La III Cirenaica regresó a Alejandría en el 119. Poco después, entre los años 132-136, varias unidades (vexillationes) de la Segunda Legión de Trajano tomaron parte en la campaña de Adriano contra los judíos, quienes se habían rebelado bajo el mando de Simonbar Kokhba y habían destruido la legión XXII Deiotraiana. El resto de la legión permaneció en Alejandría, donde la gran comunidad judía de la ciudad no podía dejarse sin vigilancia.

Inscripción de la II Traiana hallada en Alejandría,
Museo Británico
La Segunda Legión de Trajano regresó a Egipto, donde permaneció como fuerza principal. Sus soldados a menudo sirvieron fuera de Alejandría, como por ejemplo en guarniciones provinciales estacionadas del Alto Egipto. Se sabe que estuvieron en Panospolis, Tebas, Asuán y Pselchis. Este último pueblo era la frontera sur del Imperio romano y es probable que los legionarios controlasen a los mercaderes provenientes de reino de Nubia.

Es también probable que vexillationes de la II Traiana Fortis tomasen parte en las campañas de Lucio Vero contra los partos (162-166), mientras que su participación en las guerras marcomanas de Marco Aurelio no puede ser excluida pero tampoco demostrada. Sí sabemos que en el 175 la legión se unió al general sublevado Avidio Casio, cuya rebelión fue infructuosa. Dieciocho años más tarde, la II Traiana Fortis apoyó a Pescencio Niger, gobernador de Siria, en su intento de alcanzar el trono imperial. Antes de la decisiva batalla contra Septimio Severo en el 194, la legión cambió de bando y juró fidelidad a Severo, quién vencería a su rival y vestiría la púrpura imperial.


Lápida de un legionario
El emperador Caracalla otorgó a la legión el título de "Germánica" en el 213, lo que demuestra que la legión debió ser enviada a luchar contra la tribu germana de los Alamanes. Gordiano III (238-244) le otorgó también el título de "Gordiana", al parecer por su participación en la batalla de Resaina (243), en Mesopotamia, contra los persas. Unas décadas más tarde, una vexillatiomarchó a la guerra cuando el emperador Galieno (260-268) pidió su apoyo contra Póstumo, el gobernador del independiente Imperio de la Galia. Esta misma vexillatio volvió a Egipto una vez Aureliano reconquistó la Galia (274).

Moneda de Carino, desde romaincoins
Una moneda del reinado del emperador Carino (283-285) muestra el águila de la legión, la cual aun estaba en Alejandría en el año 296, cuando el emperador Diocleciano reforzó la guarnición con una nueva legión, la III Diocleciana. Dos años más tarde, una vexillatioparece haber luchado contra los pueblos del norte de Mauritania, o al menos eso cuenta la obra cristiana de “Los actos de San Marcello”, la cual puede ser una fuente poco fiable. 
Según la Notitia Dignitatum, a comienzos del siglo V la II Traiana Fortis fue enviada a Apollonopolis Magna, en el sur de Egipto, y más tarde sirvió, al menos algunas vexillationes, bajo el mando del Comes limitis Aegypti.  

El emblema de la legión era el semidiós Hércules. Su significado no está totalmente claro, pero es tentador pensar que el fundador de la legión, Trajano, se identificaba con un nuevo Hércules. Al menos un orador, Dion de Prusia, comparaba al emperador con el famoso hijo de Júpiter. Como curiosidad, los soldados de la Segunda legión de Trajano tenían la costumbre de mencionar sus centurias en sus lápidas, un hábito casi único y sólo compartido con la II Pártica.

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Para saber más:
http://www.livius.org/le-lh/legio/ii_traiana_fortis.html (Imágenes y fuente principal)
http://www.legioiitraiana.com/history

La espada de Tiberio

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La llamada espada de Tiberio es simbólica, tal y como era buena parte del poder romano. Este gladius tipo Mainz nos llega desde una era en la cual la República romana estaba transformándose en el Imperio romano, una sociedad muy diferente en algunos aspectos. El hecho de que una espada tenga tal significado simbólico es un ejemplo de como los romanos intentaban gobernar su nuevo imperio: por la fuerza y el el respeto, y no necesariamente en ese orden. 

Pese a su poderoso sistema militar y su hábil sistema administrativo, cuando pensamos en el Imperio romano no es siempre en un estado con una gran cohesión interna: Algunas regiones conquistadas sólo lo estaban de forma, tal y como la Germania “romanizada”, donde el mundo romano fue una fina capa aplicada sobre una sociedad muy diferente. Aun así, tras los siglos, la cultura, el lenguaje, las costumbres y las formas de pensamiento del Mundo antiguo clásico comenzaron a calar en estas otras sociedades. Tiberio y sus cohortes ganaron batallas y laureles con espadas como esta, aunque como realmente conquistaron las provincias fue con su lengua, literatura y con el comercio.

Esta espada romana, de algo más de 50 centímetros, está hecha de hierro con una vaina de bronce, la cual tiene varios grabados representando al general Tiberio mostrando un trofeo a su padrastro, el emperador Augusto, quién gobernó entre los años 27 a.e.c. - 14 e.c. El mismo Tiberio se convirtió en emperador tras la muerte de su padrastro y gobernó hasta el año 37. Posiblemente, esta espada no fue nunca usada en batalla. Encontrada en Germania, parece que fue forjada durante las campañas militares de Tiberio en Germania, las cuales tuvieron lugar entre los años 15 al 13 a.e.c. es más que probable que no perteneciese directamente a Tiberio sino a uno de sus generales, representando la lealtad hacia el emperador para fortalecer lazos y prevenir probables revueltas contra su persona por sus comandantes militares.
La espada y su vaina, de la web del British Museum
Los detalles de latón dorado en la vaina muestran a un Augusto semidesnudo, sentadocon la pose de Júpiter y acompañado por la Victoria y Mars Ultor (“Marte vengador”), mientras que Tiberio, con ropajes militares, presenta a Augusto una estatuilla de la Victoria. Escenas similares en monedas representan a Augusto vestido más modestamente con una toga. Posiblemente represente la victoria de Tiberio contra las tribu de los Vindélicos en la región de los Alpes, entre el lago Constanza y el río Inn en el año 15 a.e.c.

Como se ha viusto, esta espada y su vaina de bronce fueron seguramente encargadas por un importante oficial para conmemorar una victoria en la larga y sangrienta serie de campañas militares en Germania. El triunfo en estas campañas era esencial para la extensión y protección del Imperio, y el acto simbólico de presentarlas ante el emperador evitaba la ambición y la competición desmedida entre los generales, el mismo problema que había terminado derribando la República.

Sin embargo, hay también teorías que apuntan a que los representados en la espada eran otros y la datan en el año 15 e.c., apuntando a que el general presentando el trofeo es Julio César Germánicoante su tío, el ya emperador Tiberio. En el escudo junto a él se ve claramente la inscripción "Felicitas Tiberius" (Felicitaciones a Tiberio), quizás mostrando que el escudo era un presente del general hacia el emperador y el estado romano y no al revés, apuntando también que la efigie del centro de la vaina se parece a algunas representaciones de Tiberio en monedas más que a Augusto.

Uno de los principales estudiosos e la espada, el doctor Martin E. Henig considera que la guerrero amazona es una conexión con las victorias de Tiberio en el año 15 e.c. debido a los comentarios del poeta romano Horacio que de alguna forma hacían descendientes a los vindélicos de estas ya que comentaba que luchaban con hachas similares a las de las míticas guerreras.

La espada de Tiberio se encuentra hoy día en la sala 70 del Museo Británico de Londres.

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Para saber más de las espadas de las legiones:

Fuentes principales:
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