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Henchmen of Ares: Warriors and Warfare in Early Greece, de Josho Brouwers

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Ojalá siempre reseñar un libro fuera tan fácil como traducir los elogiosos resúmenes de los mismos que realizan las propias editoriales. En este caso, podemos leer en la página de Karwansaray:
Mucho se ha escrito ya sobre la guerra en la antigua Grecia. Aun así, existen ciertos factores que, sin embargo, justifican la publicación de otro libro sobre esta materia.
Primeramente, este libro provee un detallado tratamiento diacrónico del dinámico periodo del origen de la Historia griega, desde la Edad del bronce micénica hasta las Guerras Médicas. En segundo lugar, ofrece un actual y detallado tratamiento de las evidencias arqueológicas junto a los textos antiguos. En tercer lugar, sitúa el desarrollo militar en el lugar adecuado dentro del contexto histórico y cultural: la guerra no era simplemente una actividad en la que las gentes de la Antigüedad se enzarzaban sin más, sino que tenía una función mucho más amplia como elemento constituyente de su identidad cultural. 
Usando las épicas de Homero como guía, el lector tendrá ante sí una historia cultural de los guerreros y la forma de hacer la guerra en la Grecia Arcaica: desde los soldados que luchaban junto a los carros de los palacios micénicos a los navegantes saqueadores de mujeres y ganado de la Edad Oscura; desde los hombres de bronce que ayudaron a liberar Egipto del yugo Asirio hasta las batallas de las Termópilas y Salamina. A lo largo del camino, se tienen en cuenta un amplio número de asuntos, incluyendo el del lugar adecuado del hoplita en la historia del Mediterráneo Oriental, los posibles orígenes del escudo argivo, el desarrollo de la guerra naval, y los trabajos de los mercenarios griegos. 
 Este libro es una versión expandida y revisada de la tesis doctoral sobre la guerra en la Grecia Arcaica por el arqueólogo del Mediterráneo Josho Brouwers, editor de la revista AncientWarfare. Ha sido completamente reestructurado y revisado para hacer el texto accesible al público general, mientras que también ofrece un detallado tratamiento de las fuentes relevantes, haciendo que sea una lectura interesante en su conjunto para estudiantes y especialistas.”
Cerámica con hoplitas
En la entrevista realizada en el blog a Josho Brouwers(junto a Jasper Oorthuys), él ya dejaba claro que laguerra no era sólo el conjunto de estrategias, tácticas e instrumentos empleados para acabar con el enemigo; la guerra era también algo que iba evolucionando en conjunto a estas sociedades y que ayudaba a forjarlas, ya fuese ayudando a justificar la presencia de élites guerreras o dando fuerza a identidades culturales propias opuestas -o al menos diferentes-a la de los rivales.

Transformar una tesis doctoral en un libro ameno e instructivo no debe ser labor fácil, siendo como suelen ser disertaciones arduas escritas para los oídos de grandes conocedores de la materia, pero el trabajo de Josho Brouwers ha sido aquí excelente: si está escrito en un inglés fácil de entender para un español estudiando para aprobar el B1 (nivel intermedio) debe ser una delicia hacerlo para un angloparlante (o para alguien de más nivel) aficionado al tema.

Así pues, junto a exposiciones sobre el equipo militar, apoyadas en las fuentes históricas y arqueológicas -entre ellas los dibujos de las cerámicas griegas- veremos como la guerra en su conjunto transformaba la historia de Grecia.

El libro está editado (gracias también al trabajo de Jona Lendering)con la calidad acostumbrada, en formato similar al ya reseñado “Edge of Empire”: el texto tiene una maquetación muy cuidada, está impreso en papel satinado de gran calidad y en su interior encontraremos decenas de mapas, fotografías e ilustraciones de artistas tales como Sebastian Schulz, Johnny Shumate, Milek Jakubiec, Ángel García Pinto o Rocío Espín.

Ilustraciones y fuentes de inspiración de Ángel García Pinto
En conclusión: Estamos ante una obra de gran calidad que de nuevo nos demuestra que el trabajo bien hecho y el rigor académico con están reñidos ni con la accesibilidad de los contenidos a lectores de todo tipo ni con el precio final del libro. Quién decida hacerse con un ejemplar no hay duda que terminará convirtiéndose así en todo un “secuaz de Ares”, transportado como por obra del dios de la guerra griego a lo largo detodo un recorrido por sus dominios.

Un trabajo que no decepcionará a los aficionados y amantes de la Historia de la Grecia antigua y la guerra en la Antigüedad.

Henchmen of Ares: Warriors and Warfare in Early Greece
Editorial Karwansaray (2013)
Autor: Josho Brouwers
Editor: Jona Lendering
Páginas: 203

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Entrevista a Alberto Pérez de Desperta Ferro Ediciones

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Alberto Pérez, editor de Desperta Ferro, se ha dejado entrevistar, respondiendo de forma concienzuda a las preguntas de siempre y a algunas nuevas. Espero que disfrutéis tanto leyendo la entrevista como yo haciéndola. Agradecer a Alberto su buena disposición para dedicarle un tiempo a esta humilde web. Si queréis estar al día sobre futuros entrevistas, artículos y reseñas uníos a la página de Facebook del blog.


-¿Puedes contarnos como nació la revista Desperta Ferro y el porqué de su nombre?
Desperta Ferro nace en 2010 como iniciativa de tres historiadores (Carlos de la Rocha, Javier Gómez Valero y el que esto escribe, Alberto Pérez Rubio), que echaban de menos en el mercado español un producto dedicado a la Historia Política y Militar de calidad. Nuestra idea era acercar al lector este ámbito, que por desgracia en España, y salvo honrosas excepciones, no ha recibido demasiada atención ni desde el ámbito académico ni en la divulgación seria. Pensamos que se podía intentar crear una publicación que se acercase a la Historia Militar desde los postulados más actuales y menos rancios en su estudio, como una faceta sin la que, por desgracia, es inexplicable el devenir histórico. Y ahora, tras cuatro años de andadura, creemos que el objetivo se ha cumplido, aunque eso os compete a los lectores enjuiciarlo, claro. Sobre el nombre, ¿qué decir? Queríamos un nombre que se alejase de los de las revistas de Historia al uso, que sonase evocador, y ese grito de guerra tan nuestro, con su apelación al “hierro”, al despertar del arma,  lo es, ¿no te parece? Eso sí, por desgracia es un nombre que para un lector foráneo no dirá mucho…

-Llamándose Desperta Ferro es raro que hubiese que esperar hasta el número 22 para ver uno dedicado a la expansión mediterránea de la Corona de Aragón...
Buena observación. Cuando decidimos los temas anuales siempre buscamos aspectos poco manidos u otros que, aún siendo más conocidos, nos permitan abordarlos de un enfoque nuevo. Y los gustos e inclinaciones personales de los editores también juegan un papel, claro, para eso hacemos la revista que nos gustaría leer. “La expansión mediterránea de la Corona de Aragón” se ha hecho esperar, cierto, siendo como es un tema apasionante, pero cuando lo ha hecho ha desplegado las barras de manera inmejorable, de Cerdeña a Anatolia.

-Es de suponer que DF Antigua y Medieval ha funcionado muy bien ya que con el tiempo han nacido sus hermanas DF Moderna y DF Contemporánea, lo cual tiene mucho mérito en los tiempos en los que estamos y con el mundo editorial bastante tocado.
Sí, según está el país no podemos quejarnos. Detrás de Desperta Ferro Ediciones hay mucho trabajo y la apuesta económica personal de sus tres fundadores, sin ningún soporte ni ayuda institucional. Todo arranca de ahí, y te aseguro que levantar desde cero una empresa en el ámbito cultural no es nada sencillo. Pero bueno, si Desperta Ferro es nuestro nombre, Audentes Fortuna Iuvat -La Fortuna sonríe a los audaces- es nuestro eslogan. Y de unos inicios humildes, ahora ya tenemos esas tres cabeceras en el mercado, y somos una plantilla de siete personas, amén de multitud de colaboradores externos.  Y por supuesto, sin la confianza de nuestros lectores, desde aquellos valiente que se suscribieron a Desperta Ferro Antigua y Medieval cuando solo habíamos sacado nuestro gratuito número 0 a los recién llegados que siguen conociéndonos, esto no habría sido posible.

-Si en algo puede verse el éxito de la revista es en la calidad de los colaboradores, tanto nacionales como internacionales; debe ser todo un orgullo ver que tantos prestigiosos historiadores publiquen en la revista.
Desde luego es un orgullo, sobre todo cuando a menudo es gente con la que has aprendido y disfrutado, leyendolos previamente. En este sentido, desde el primer número teníamos claro que queríamos que en Desperta Ferro para cada tema escribiesen expertos en el mismo. Y eso pasa por acercarse al mundo académico, y no solo al español, porque por nuestras páginas han desfilado autores de muchísimas nacionalidades: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia, República Checa, Egipto, Israel, Irán, Dinamarca, Finlandia, México, Japón y un largo etcétera. Todo esto implica evidentemente mucho trabajo: hay que leer mucho para ver quién trabaja un tema determinado, buscar al experto, conseguir que quiera trabajar con nosotros, traducir sus textos si no es del ámbito hispano, remunerarle, etc. Pero creemos que esa especialización es la clave para escribir Historia; no nos vale esa idea de que cualquiera leyendo dos manuales y visitando tres páginas en internet puede escribir un artículo. Eso no funciona, no si el lector tiene criterio. Por ello queremos que el lector tenga un acercamiento a los temas de la mano de los autores que están trabajando actualmente en los mismos, “que están en la miga”.

-¿Por qué piensas que el mundo de la guerra y lo militar tiene tantos aficionados cuando si te paras a pensarlo está basado en algo tan cruento?
Por una parte está lo que comentaba antes: por desgracia la Historia no se comprende sin la guerra, sin la violencia, como por ejemplo decía Marx. Y por más que nos horrorice (¿a quién puede no horrorizarle la guerra?), es necesario conocerla para comprender qué ha sido y qué es el mundo en que vivimos…y pensar en cómo queremos que sea el que vendrá. En Desperta Ferro abordamos la guerra y lo militar desde muchos aspectos, y al margen de narración de batallas, de estrategia, de táctica, de panoplia, puedes encontrar textos sobre mentalidades, (para entender qué llevaba al guerrero a combatir y sus valores), el sufrimiento de la población civil, etc. No nos quedamos en épica y banderas, aunque por otra parte este aspecto, la lucha, el sacrificio, la superación, cosas que también se dan en la guerra (que puede sacar lo peor, pero también lo mejor del ser humano), explica también la atracción por lo bélico.

-Una pregunta algo filosófica: ¿Crees que la guerra es algo intrínseco al ser humano?
Uf…Pregunta para varias tesis doctorales. Depende de a quien preguntes, sobre la violencia y la guerra hay teorías biologicistas, materialistas, culturales…Un charco en el que no me meto.

-Y ya hablando sobre los romanos... ¿Por qué aun hoy día el Imperio romano cautiva la imaginación de la gente?
Seguimos viviendo en la herencia de Roma, desde el lenguaje al derecho (o la religión, hubo una Roma cristiana) pasando por muchísimos referentes literarios y estéticos, cribados por el tamiz de los siglos pero aún patentes. Y aunque hay mil factores que nos siguen atrayendo, a mi me fascina esa capacidad de una aldeucha en un insalubre rincón del Lacio para convertirse en un poder omnímodo. 

-Pan y Circo para entretener a la plebe, corrupción entre los gobernantes que muchas veces quedaba impune... ¿Hemos cambiado tanto?
Ja, ja, ja. No, no hemos cambiado tanto, me temo…

-Con el reciente estreno de Pompeya... ¿Crees que las películas de romanos de Hollywood ayudan a acercar el mundo antiguo a los espectadores o por el contrario lo desdibujan hasta el punto de que la gente salga de las salas de cine totalmente engañada pero creyendo que la Historia fue así?
Siempre es complicado hacer una valoración. Si hay un espectador que del visionado de un péplum da el paso a profundizar en la Historia bienvenido sea, pero por desgracia creo que primará más lo que comentas, la distorsión acerca del pasado. Todas estas películas son productos de consumo masivo, y a veces incluso con una agenda política muy marcada detrás, como la nefasta secuela de 300. Por desgracia el poder penetrador que tiene el cine o la TV está a años luz del de productos como Desperta Ferro, y las imágenes que imprimen en la retina (y en el cerebro) del espectador poco avispado acaban creando un nuevo imaginario. Quizás esas recreaciones distorsionadas del mundo clásico acaben conformando otro paradigma sobre el mismo, y ya sabemos que hoy en día cualquiera puede opinar de cualquier cosa, perdido un poco (bastante) el respeto al verdadero conocimiento. ¿Valdrá el “lo vi en una película” como el haberse dejado las pestañas contrastando manuales y artículos?

-Bueno, cuéntanos que números habéis dedicado al mundo militar romano.
Pues han sido bastantes, habida cuenta de que es un tema que apasiona a gran número de nuestros lectores.  Desde el nº1, “La caída de Roma”, al recién aparecido nº23 sobre “La Primera Guerra Judeo-Romana”,  pasando por el nº5 “La República en peligro”, el nº11 “El Imperio romano de Trajano a Marco Aurelio”, el nº17 “La Segunda Guerra Púnica en Iberia”, o el nº19 “César vs. Pompeyo”. Y hay otros que también han tocado temas romanos, ya que aunque no monográficamente dedicados a Roma coincidan cronológicamente, como el nº2 “La amenaza celta”, el nº4 “Los asedios de Constantinopla” o el nº6 “Talasocracias”. Eso respecto a la Roma clásica, pero si hablamos de la Segunda Roma, de Constantinopla, el nº18 lo dedicamos a Justiniano, y también se toca en el nº3 (“La herencia vikinga”, con la guardia varega) o en el nº20 sobre “La Primera Cruzada” (y su relación con Bizancio). En ellos han participado autores de primer orden como Yann Le Bohec, Fernando Quesada, Francisco Gracia, Ángel Morillo, Luis Amela Valverde, Pierre Moret, Philip Matyszak, etc. Se pueden consultar sus índices en nuestra web.

-¿Puedes comentarnos algo en primicia sobre futuros números de temática romana?
Venga, aunque hasta mayo no desvelaremos los temas del próximo año, una primicia. El número de septiembre versará sobre el ascenso de Octaviano al poder. Y te adelanto que los autores que están escribiendo son de lo mejor, ¡será crema!

-La portada del último DF Antigua y Medieval es impresionante; veo que habéis encontrado un “filón” en Radu Oltean, quien también es ilustrador de Ancient Warfare...
¡Gracias! Sí, Radu Oltean es un artista excepcional. Pero además, y aunque nosotros documentamos exhaustivamente cada ilustración para que sea veraz y se ajuste a lo que sabemos por arqueología, fuentes e iconografía (una labor ímproba, créeme), Radu es un apasionado de la Historia y se involucra en su trabajo. Y trabajar con él es fácil y agradable, hemos desarrollado una buena amistad. Sus composiciones son realmente dinámicas y llenas de fuerza. Es un orgullo que ilustre nuestras portadas.

La susodicha portada
-Y hablando de Ancient Warfare, sus editores dijeron en una entrevista que había buena sintonía entre los equipos de ambas revistas, las cuales más que rivales eran publicaciones amigas. ¿Lo ves así también?
Sí, desde luego. Nos une una buena relación con ellos, y de hecho yo he publicado varios artículos en Ancient Warfare. Es una excelente publicación, y animo a cualquiera interesado en la historia militar de la Antigüedad que le eche un ojo. Siempre es sana la competencia (que realmente no es tal, dado que ellos publican en inglés) y el crear sinergias y ayudar a que crezca el interés por la Historia.

-Y en cuanto al “producto nacional”, las láminas de Sandra Delgado son también de mucha calidad; estáis descubriendo algunos artistas cuyas obras rivalizan con la de los mejores, tenéis buen ojo...
¡Gracias! Siempre estamos fijándonos en los trabajos de nuevos artistas, y es cierto que en Desperta Ferro hemos tenido la suerte de trabajar con grandísimos ilustradores, nacionales y extranjeros. Sandra trabaja estupendamente, y desde sus inicios con la figura de un mercenario cristiano a camello hasta su doble página de un combate naval en el número sobre la Corona de Aragón no hace sino crecer y mejorar. ¿Y qué decir que José Daniel Cabrera Peña, que ilustró nuestras primeras portadas? ¡Un auténtico crack! Pero también un bregado veterano como Ángel García Pinto, Mikel Olazabal, con esa doble página de Leuctra brutal, Jorge Martínez Corada, con la doble vista de Jerusalén que ilustra el último número, Pablo Outerial, Justo Jimeno, Rocío Espín, Julia Lillo…O en el ámbito internacional Giussepe Rava, Keith Rocco, Don Troiani, Matthew Ryan…Creo sinceramente que nuestra apuesta por la ilustración histórica de calidad es tan fundamental para Desperta Ferro como los textos, e intentamos hacer una revista que sea también un placer para la vista.

Guerras Dacias, por Giussepe Rava
-Quién no os conozca puede hacerlo a través de vuestra propia página web y de Facebook, ¿cierto?
Claro, nuestra web es www.despertaferro-ediciones.com, y tenemos cuenta en Facebook y en Twitter. A través de las redes sociales podéis seguir nuestras novedades.

-La inevitable pregunta sobre los gustos: Tres bandas favoritas y tres libros preferidos.
Uffff….cuestión peliaguda. Colecciono vinilos, así que imagínate si te podría decir bandas…Venga, The Pogues, The Housemartins y The Clash. Y sobre libros me es más complicado todavía que sobre música, hay tanto y tan bueno que leer. Lo último que he leído y que no fuese académico ha sido “Vida y destino” de Grossman, “La utilidad de lo inútil” de Nuccio Ordine y “La pasión de la mente occidental” de Richard Tarnas.

-Si quieres añadir algo más para los lectores que nos hayamos dejado en el tintero...
Poco más. Muchas gracias Vori por la entrevista y ánimo con tu labor de divulgación a través de tu blog. Y animar a los lectores que no conozcan Desperta Ferro a que le den un tiento. Si han caído en este blog es que les interesa la Historia Antigua, ¡así que Desperta Ferro Antigua y Medieval no puede faltar en sus estanterías!

El letal escorpión romano

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El escorpión era un arma de artillería romana, una balista de menor tamaño y más ligera diseñada para lanzar virotes de afilada punta. A finales de la República y comienzos del Imperio, cada centuria que formaba una legión portaba uno para usarlo como apoyo (lo que daba un total de 59 escorpiones por legión) con dos importantes funciones:

Primero como arma de precisión, a modo de "antiguo francotirador", siendo posible derribar enemigos con disparos apuntados a distancias de 100 metros. El mismísimo Julio César describe la terrible eficiencia de este arma durante el asedio de Avarico, primera vez que tenemos documentado su uso. 
“Cierto galo […] fue atravesado por el dardo de un escorpión por el costado derecho y cayó muerto. Uno de sus compañeros se agachó junto a él y sufrió el mismo destino; y cuando este segundo hombre hubo muerto, luego cayeron un tercero y cuarto, de tal forma que ese punto quedó desierto de defensores.”
-Julio César, La Guerra de las Galias, Libro VII, XXV

Además era capaz de alcanzar distancias mucho mayores si era disparado desde las alturas, pudiendo llegar a unos 400 metros -aunque sin la precisión del disparo directo- y descargando tres o cuatro proyectiles por minuto, o al menos así se ha estimado gracias a reconstrucciones actuales. Así pues, eran normalmente usados como artillería de apoyo desde lo alto de una colina u otro terreno elevado, siempre bien protegido por la legión. 

Escorpiones romanos en fortificaciones legionarias, Columna Trajana
El peso y la velocidad de los proyectiles era suficiente para atravesar un escudo y, normalmente, herir también a su portador. Por lo tanto, si el enemigo no moría a causa de un impacto, al menos resultaría herido, lo que nos da una idea de lo temida que era esta invención por los enemigos de Roma. 

Balista y escorpión, por Peter Dennis
Tanto es así que no debe extrañarnos que los dacios estuvieran interesados en disponer de estas terribles armas.En la Columna de Trajano podemos ver en una escena (LXVI.43-4), correspondiente a la narración de la Primera Guerra Dacia, a dos dacios manejando una pieza de artillería. El profesor Jon Coulston afirma que, aunque esta escena pudiera estar basada -al igual que la obra de Dion Casio- en los perdidos “Comentarios” de Trajano sobre las Guerras Dacias , el relieve tiene una estructura curiosa, con el arma apuntando más hacia los dacios que hacia los romanos, quizás indicando que originalmente estaban esculpiendo un grupo de romanos manejando un escorpión que fueron transformados en dacios debido a que la estructura de la escena fue replanteada durante su tallado. 

Escorpión dacio en la Columna Trajana
Sin embargo, otros estudiosos, rápidamente unieron esta imagen a los comentarios de Dion Casio sobre los ingenieros romanos adquiridos por Decébalo debido al resultado de su guerra contra Domiciano (Dion Casio, 67.7, 4; 68.9, 3, 5), y el propio profesor Coulston no niega tal posibilidad. Esta guerra formaba parte de la “leyenda negra” de la derrota de Dominicano que debía ser vengada por Trajano, recordando así cómo los dacios tenían en su poder armas de los romanos, las cuales fueron recuperadas durante el transcurso de la campaña de Trajano una vez conquistadas, tras mucho esfuerzo, diversas fortalezas dacias.

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Para saber más:
-Vegecio, Epitoma rei militaris
-Warfare in the Classical World de J. Warry (1985)
-Osprey: Caesar's Gallic Wars, 58-50 BC, de K. Gilliver (2002)
-Osprey: Greek & Roman Artillery 399 BC-AD 363, de Brian Campbell (2003)
-Osprey: Siege Warfare in the Roman World 146 BC-AD 378, de Brian Campbell (2005)
-Los grandes asedios de las legiones romanas, Ruben Saez de Abad (2009)

La flota romana del Danubio

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Como se vio en el artículo dedicado al contrataque de Decébalo durante la Primera Guerra Dacia, la flota romana del Danubio tuvo un papel fundamental en la derrota de los incursores enviados por el astuto rey de la Dacia. Habiendo dedicado ya dos artículos a la flota romana (uno sobre su origen y el segundo sobre la época imperial) es hora de conocer con más detalle la flota de guerra que Roma estacionó en sus bases del imponente Istro.

El Danubio era una de las grandes fronteras naturales que protegían al Imperio romano de los enemigos del Norte, dividiéndose entre Alto y Bajo Danubio en el lugar conocido como “Las Puertas de Hierro” en el desfiladero de Kazan, lugar que era de difícil cruce para las embarcaciones en épocas de aguas bajas. El río, por lo tanto, tuvo dos flotas, la flota de Panonia, Classis Pannonica, en el Oeste y con base en Singidunum, y la Flota de Moesia, Classis Moesica, en el Este, estacionada cerca de la desembocadura del Danubio. Las principales tareas de estas flotas era la vigilancia y el transporte, aunque ocasionalmente se enzarzaron en algunas batallas navales en el río.

La flota panónica debía su creación a la campaña de Augusto en el Ilírico durante el año 35 a.e.c., cuando los nativos del río Sava intentaron llevar la guerra al río usando canoas y otras pequeñas embarcaciones con, todo sea dicho, un éxito bastante escaso.

Las patrullas enemigas y las rutas de suministros a lo largo de los ríos Sava y Drava se volvieron factores esenciales que controlar en esta campaña. Tan pronto como el Danubio se convirtió en una nueva frontera la flota fue desplazada allí, aunque las patrullas romanas continuaron sobre los principales afluentes del Sur del gran río.

Con la conquista de la Dacia por Trajano se añadió la necesidad de patrullar los afluentes del Norte y, aun más importante, la de proteger la costa del gran Mar Negro, el Pontus Euxinus. Profusamente colonizado por los griegos entre los siglos VI al VIII a.e.c., no atrajo demasiada atención por parte de los romanos hasta el reinado de Claudio; hasta entonces el poder había estado en manos de reyes amigos o clientes de los romanos.

No hubo mucho esfuerzo dedicado a controlar la piratería. Fue la anexión de Tracia lo que dejó parte de esta costa bajo gobierno romano y parece que se creó una flota en la Tracia, la Classis Perinthia, la cual incluso pudo haber tenido origen en una flota nativa. Las campañas en Armenia bajo el gobierno de Nerón llevaron a la conquista del Ponto, y la flota imperial allí fue la Classis Pontica.

Muerto Nerón se desató la guerra civil y el Mar Negro se volvió un gran campo de batalla. El liberto Aniceto, comandante de la flota, se unió a la causa de Vitelio, destruyendo la armada romana de la regiónSe convirtió así en un peligroso pirata ayudado por las tribus de la costa oeste.

Así, hubo que armar una nueva flota para combatir esta amenaza. Ésta, con ayuda de las legiones, acorraló a Aniceto en su fortaleza de la boca del río Khopi -en la actual Georgia-, donde fue entregado a los romanos por las tribus locales y ajusticiado.

Adriano dividió el Mar Negro entre la Classis Pontica, responsable de las regiones del Sur y el Este, la desembocadura del Danubio, mientras que la línea de la costa del Norte hasta Crimea era responsabilidad de la Classis Moesica.
Flotas y puertos en los siglos I-II e.c.
La flota del Danubio estuvo compuesta de gran cantidad de barcos. El más común fue la liburna, una pequeña galera usada para patrullas, incursiones y combate, similar a la pentecontera griega, con 25 remos en cada lado, un mastil y una vela. Podía alcanzar los 9 nudos (unos 20 kilómetros hora). Poseía un rostrum (ariete) para embestir durante las batallas. Con dos filas de remeros, la birreme medía 24 metros y 3 metros de alto, e impulsaban sus palas un total de 120 hombres. La trirreme, con tres filas de remos tenía 170 remeros y una tripulación de 30 hombres, siendo el más común barco de guerra del Mediterráneo, siendo capaz de recorrer más de 100 kilómetros en un día. Existían barcos más pesados con cuatro y cinco filas de remos y equipados con balistas y catapultas.

Liburnas en la Columna Trajana
El barco favorito para navegar el Danubio era un pequeño velero militar llamado navis lusoria, la cual era perfecta para patrullas, incursiones y transporte de tropas. Poseía 30 remeros y una vela auxiliar. El emperador Teodosio mantuvo una flota de unas 100 lusoriae.

Reconstrucción de una navis lusoria, Mainz
Emplearon naves cursoriae para transportar el correo y naves iuridica para el desplazamiento de romanos importantes. Las naves agrariensis eran las encargadas del transporte de suministros: sal e hierro desde Norico, ganado, alimentos, cereales, cerámicas y oro desde la Dacia, vino y aceite de los Balcanes, todos recorrían el río de Este a Oeste, hasta Roma. 

Naves de transporte de suministros en la Columna Trajana
Los marineros y los infantes gastaban sus pagas en las zonas civiles de sus bases, las cabanae -llamadas así por los bares de mala muerte y los burdeles a los que solían ir los marineros-. Cuando terminaban su servicio, la mayoría se establecían como civiles a lo largo del Danubio.

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Para saber más:
Osprey Men-at-Arms - 451 - Imperial Roman Naval Forces 31 BC-AD 500 (2009)
The Roman Army,31 BC - AD 337: A Sourcebook,J.B.Campbell,(1994)
La navegación romana, de Vicente Peris Boscá

Breve historia de la X Gémina

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Junta a la Séptima, la Octava y la Novena, la Décima fue creada por Julio César para su campaña en la Galia del año 58 e.c., siendo mencionada por el general romano en sus escritos por su participación durante un encuentro con el caudillo germano Ariovisto, donde se hace acompañar por legionarios de esta legión montados a caballo (lo que posiblemente le valió el sobrenombre de Equestris, “Montada”).

 Son también mencionados en la batalla contra los nervios del año 57 a.e.c., donde dieron la vuelta a lo que parecía podría haber sido una derrota romana. César comentó en su obra que confiaba plenamente en esta legión, la cual marchó junto a él durante la invasión de Britania del verano del 55 -donde el aquilifer de la X Legión jugó un papel destacado al saltar al agua y dirigirse en solitario hacia una costa plagada de enemigos, haciendo así que sus dubitativos compañeros saltaran tras él-, y durante el asedio de Gergovia en el 52, y los soldados bien pudieron participar en otros muchos enfrentamientos.

Desembarco de la X de César en Britania, por Peter Connolly
En la guerra civil contra el colega triunviro de César, Pompeyo, la Décima luchó en Hispania en la batalla de Ilerda (verano del 49). En la primavera del 48, los soldados de esta unidad sirvieron en Dyrrhachium. La legión estuvo presente en la batalla de Farsalia (9 de agosto 48), y aunque los soldados fueron enviados de regreso a Italia después de la batalla para ser licenciados, también terminaron participando en la campaña africana de César en el 46. Finalmente, la Décima legión estuvo presente en Munda, batalla librada con casi toda seguridad en Andalucía (17 de marzo del 45). A su regreso, los veteranos finalmente recibieron tierras en Narbo Martiusin, al sur de la Galia.

El 15 de marzo del 44, César fue asesinado y estalló una nueva guerra civil. Octaviano, heredero de César, César exigió participar en la dirección del bando cesariano. Tras esto, Octaviano, Marco Antonio y Lépido (el Segundo Triunvirato) se enfrentaron al bando de los asesinos, Bruto y Casio. Para este fin, la Décima legión Equestris fue convocada por Lépido en el invierno de 44/43.

En el 42, la re-fundadadécima legión luchó por los triunviros en la batalla de Filipos, donde fueron derrotados los opositores al partido cesariano. Después de su victoria, los veteranos quedaron establecidos en Cremona, en el norte de Italia.

Batalla de Filipos, por Steve Noon
La Décima fue trasladadaal Este y participó en la guerra de MarcoAntoniocontra el Imperio Parto y su invasión de Armenia (36-34). En estos años, las relaciones entre Octavianoy Marco Antonio se deterioraron, lo que culminó en la campaña de Actium (31), donde Octavianoderrotó a su compatriota triunviro. La Décima legión estaba entre los soldados que se rindieron al nuevo único gobernante del imperio.

Octaviano instaló a los veteranos en Patras. Sin embargo, la Décima se rebeló y fue castigada: perdió su prestigioso nombre Equestris. Los veteranos de otras legiones se sumaron a la unidad para recomponerla, y fue a partir de entonces denominada X Gemina (“la décima legión gemela”). Octaviano, ahora conocido como el emperador Augusto, mandó la décima a Petavonium en la Hispania Tarraconensis (la moderna Rosinos de Vidriales).

La legión participó en las campañas de Augusto contra los cántabros, entre los años 26-19 a.e.c., con la intención de establecer al Océano como la frontera del Imperio. Esta fue una gran guerra: entre los soldados involucrados estuvieron los de la I Germanica, la II Augusta, la IIII Macedónica, la V Alaudae, la VI Victrix (que parece haber compartido su base, tal vez cerca de Braga, con la Décima), la IX Hispana, la XX Valeria Victrix y otra legión, quizás la VIII Augusta. Los soldados de esta unidad y de la VI Victrix fueron algunos de los primeros pobladores de Mérida, Córdoba y Zaragoza.

Inscripción de un soldado de la X Gémina en Mérida
Después de una estancia de casi un siglo en la Hispania Tarraconensis, la Décima legión "gemela" fue enviada a Carnuntum en Panonia, un poco al este de al actual Viena. El año exacto de la transferencia no se conoce, pero el 63 (o un poco antes) es una buena suposición, porque en ese año, la XV Apolinar dejó Carnuntum y se fue hacia el Este para luchar en las guerras de Corbulón contra los partos.

Durante el breve reinado del emperador Galba (68-69), la Décima fue trasladada de nuevo a Hispania - algo que los soldados debían haber apreciado-. Una legión de creación reciente, la VII Galbiana, iba a ser la nueva guarnición de Carnuntum.

Sin embargo, la estancia de la Décima en Hispania iba a ser muy breve. En el 70, el nuevo emperador Vespasiano envió a su pariente Quinto Petilio Cerealis al Rhin a suprimir la rebelión de los bátavos. Inmediatamente después de su llegada a la provincia de Germania Inferior, los soldados de la Décima legión tuvieron que defenderse con éxito de los ataques enemigos en Arenacum (cerca de Kleve), donde tenían sus cuarteles de invierno.

Después de haber restablecido el orden, se les ordenó la defensa de la zona de Hunerberg, una colina al este de Noviomagus (la actual Nimega), desde donde podían vigilar a los bátavos. Los soldados de la Décima deben haber odiado el país frío y húmedo del Bajo Rhin que iba a ser su hogar durante una generación.

Lápida de un oficial de la X reutilizada como piedra de molino, Viena
La fortaleza de Hunerberg ha sido excavada y no es el único sitio arqueológico de esa región conectado con la X Gemina. Una casa de campo cerca de Nimega llamada De Holdeurn fue una vez la ubicación de un gran centro de producción de azulejos y cerámica. También existió un santuario dedicado al dios supremo Júpiter, a Vesta, y para una diosa local llamado Hludana. La fábrica continuó su producción después de la legión hubo dejado la región.

Un centro de producción similar se encuentraba en un lugar desconocido al otro lado del Rhin. También se emplearon a los soldados de la Décima en una cantera de piedra en el valle del Mosela, el cual estaba muy lejos de la provincia de Germania Inferior. Varias inscripciones dan fe de que los soldados estaban activos en Voorburg, Neuss, Gellep, y cerca de Xanten.

La Xanten romana
Poco más sabemos hasta que en el 89 el gobernador de la Germania Superior, Lucio Antonio Saturnino, se rebeló contra el emperador Domiciano. El ejército de la Germania Inferior (I Minervia, VI Victrix, X Gemina y XXII Primigenia) se apresuró hacia el sur, hacia Mainz, y derrotó a los rebeldes. Cada legión fue galardonada con el título de Pia Fidelis Domitiana ('fiel y leal a Domiciano). La última parte de este título honorífico fue abandonado cuando este emperador fue asesinado en el año 96 y el Senado ordenó una damnatio memoriae sobre su figura.

Fue sucedido por un viejo senador llamado Nerva, quien nombró al gobernador de Germania Inferior, Trajano, como su sucesor. Él estaba en Colonia cuando supo de la muerte de Nerva (98), pero no regresó a Roma de inmediato. En cambio, parece que supervisó la reconstrucción de la zona fronteriza del Bajo Rhin. Soldados de la Décima participaron en lareconstrucción de variasfortalezas (por ejemplo, Dormagen y Leiden-Roomburg) y en la construcción de un dique a lo largo del Rhin. Gracias al estudio dendrocronológico estas tareaspueden fecharse enlos primeros años del reinado de Trajano, ya que los árboles fueron talados en el 99/100. Probablemente, el cambio de nombre de Xanten y Nimega -en adelante Colonia Ulpia Traiana y Ulpia Noviomagus- y la construcción de un nuevo templo en Elst, dedicado al dios militar Hércules Magusanus, están relacionados con este proyecto de mejora y romanización de este limes.

Ahora que la zona fronteriza había sido mejorada, los romanos podían transferir las unidades militares, y en 103, la Décima legión fue trasladada primero a Aquincum (la Budapest moderna) en Panonia, sólo para ser transferida a Vindobona (Viena) en torno al 114. En ambas ciudades, la X Gemina tuvo que defender la frontera del Danubio. Ambas ciudades pertenecían a la provincia de Panonia. Estos desplazamientoos deben haber tenido algo que ver con la Segunda Guerra Dacia de Trajano (105-106), pero todavía no hay evidencias concluyentes de la participación activa de la X Gémina, más allá quizás que una inscripción que parece pueda indicar que se formó un destacamento con hombres de la X Gémina junto con otros de la I Minerva y la VI Victrix.

Inscripción de Mušov
Durante el reinado de Adriano , una subunidad fue enviada a Judea para luchar contra el líder mesiánico Simon ben Kosiba , cuya rebelión duró desde el 132 hasta el 136 e.c.. Subunidades similares fueron enviadas a Mauritania durante el reinado de Antonino Pío (138-161) y al Este para tomar parte en la guerra contra lo partos de Lucio Vero (162). Durante el reinado de Marco Aurelio, la Décima legión luchó contra los cuados . Este emperador murió en la ciudad en la que estaba estacionada la legión, Vindobona , en 180) Una base de la X ha sido identificada en Mušov, en Chequia .

En la guerra civil que tuvo lugar tras el asesinato del emperador Publio Helvio Pertinax en el 193 , la legión se unió al bando del gobernador de Panonia Superior, Lucio Septimio Severo. Parece que una subunidad fue enviada hacia el Este para tomar parte en la guerra contra su rival Pescenio Níger y los partos, pero la inscripción que se utiliza para probar esto, encontrada en Ankara, puede referirse a otra guerra contra los partos . Durante el reinado de Severo, varios soldados de la Décima legión fueron trasladados a la guardia imperial de Roma.

Relieve de un soldado de la X, Nimega
En el siglo III, la décima legión recibió varios sobrenombres, lo que sugiere su lealtad a los emperadores Caracalla o Heliogabalus (211-217 o 218-222; fue llamada Antoniniana), Gordiano III (238-244; Gordiana), Decio (249-251; Deciana), Floriano (276; Floriana) y Carino (283-285; Cariniana). De entre estos gobernantes, Caracalla, Decio, y Carino libraron guerras contra los germanos. Gordiano III es conocido por una guerra contra la dinastía sasánida en Persia, y pudo haber utilizado en ella a una subunidad de la X Gemina. Por que motivo Floriano, quien gobernó por apenas 88 días y nunca dejó de Asia Menor, otorgaría un título honorífico a una unidad que estaba estacionado en la orilla del Danubio, es desconocido.

Entre los años 235-238, la X Gémina y las legiones vecinas posiblemente participaron en las guerras del emperador Maximino en Dacia y el sur de Germania. Sin embargo, se carece de pruebas concluyentes, y tal vez no es casualidad que no recibiera el sobrenombre de Maximiniana. Durante el conflicto entre el emperador Galieno (260-268) y su rival Póstumo del Imperio Galo, la legión ciertamente apoyó el mencionado en primer lugar, por lo que fue recompensada el apellido de Pia Fidelis VI('seis veces fiel y leal' ). Esto prueba que fue galardonada con los títulos Pia Fidelis I a V en los 164 años transcurridos entre Domiciano y Galieno, pero no tenemos ni idea de cuándo recibió exactamente cada uno de los títulos.

La décima, legión "gemela" todavía estaba en Viena a principios del siglo quinto. Como casi todas las legiones cesarianas, el emblema era un toro.

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Traducción libre desde:

El orden ecuestre romano

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Ante la pregunta de un lector sobre las diferencias entre ser jinete romano y ser caballero romano me decidí a traducir un artículo de Livius.org, siempre con el permiso de su autor, el cual resume -como siempre- de forma excelente la historia de este orden social romano, ligados primero a funciones militares pero derivando finalmente a cargos administrativos y políticos.

Orígenes:

En la Antigüedad Clásica, la mayoría de ejércitos estaban compuestos por infantería. Los jinetes eran empleados solamente para escoltar las tropas o, al final de las batallas, atacar o proteger a los que huían. La lucha de verdad recaía en la infantería. Aun así, los ejércitos de la Antigüedad necesitaban caballería, y los jinetes solían pertenecer a las clases más altas, debido a que nadie más podía permitirse un caballo. Después de todo, los caballos necesitan comer pero eran bastante inútiles ya que luego no podían ser usados en tareas agrícolas, y debido a que el estribo aun no se había inventado se requería mucha práctica para aprender a montar. En consecuencia, era cuestión de prestigio tener y montar un caballo: así mostrabas cuan rico eras sin tener la necesidad de trabajar.

La Roma arcaica no debió ser una excepción a esto, aunque quizás llame la atención que los jinetes recibían una compensación financiera para comprarse un caballo (el equus publicus, “el caballo del pueblo”). ¿Por qué debían ser subvencionados los ricos? Una posible explicación era que Roma necesitara muchos jinetes y sólo tenía unos cuantos ciudadanos ricos; otra alternativa es que la gente rica había encontrado una forma de hacerse aun más rica.

Relieve de jinete, Nimega
En nuestras fuentes, los caballeros eran tanto un grupo militar como político. Se dice que el rey Servio Tulio dividió a los romanos en centurias, las cuales no eran sólo unidades de soldados sino también unidades de votantes en los comitia centuriata (comicios centuriados). El historiador Livio daba una descripción del complejo sistema de votos divididos entre 18 centurias de caballeros, 170 de infantes y 2 de ingenieros. Además, todos aquellos demasiado pobres para servir en el ejército tenían un voto conjunto. Aunque la división en centurias perteneciera a la época de los reyes, estos números específicos de centurias debían ser del siglo IV a.e.c.

La República:

A finales del siglo III a.e.c., Roma comenzó a confiar en su aliados como fuerza de caballería, y en el II a.e.c., esta tendencia se reforzó. Como resultado, las centurias ecuestres perdieron su función militar. La élite del Imperio romano aun se llamaba así misma “caballeros”, pero tal y como pasa con los ordenados “caballeros” hoy día no significaba que luchasen a lomos de un caballo.

Al mismo tiempo, las élites romanas comenzaron a cambiar lentamente. Los caballeros habían sido ricos y gobernado el Imperio; las palabras “caballero” y “senador” habían sido sinónimos. Pese a esto, el Senado terminó convirtiéndose en un cuerpo de antiguos magistrados y, aunque la gente rica podía ser invitada a unirse a la institución, las familias que habían producido magistrados tendían a casarse entre ellas, creando así una élite senatorial dentro del antiguo orden ecuestre.

Así que Roma comenzó a tener un élite dual. Estaba la clase de los senadores, la cual era tan rica como la de los caballeros; pero los senadores comenzaron a monopolizar el gobierno y a actuar como una élite dentro de otra élite. Los Senadores debían seguir un estricto código de conducta, y los ingresos comerciales se les prohibieron por medio de la Lex Claudia. Para los otros ricos, esta prohibición fue menos rígida, y los caballeros a menudo invertían dinero en las compañías dedicadas a recaudar impuestos. Como resultado, las tensiones entre los dos grupos (magistrados y banqueros) se hicieron evidentes: los caballeros querían simplemente ganar todo el dinero posible con sus compañías, con las que simplemente extorsionaban las provincias romanas, mientras que los senadores debían gobernarlas y se percataban de que el exceso de impuestos provocaba rebeliones.

A finales del siglo II a.e.c., la tensión latente dentro de la doble élite de Roma fue utilizada por el tribuno Cayo Sempronio Graco, quién buscaba reformar la sociedad romana, aunque las élites habían frenado siempre cualquier intento reformista. Por lo tanto, Graco decidió dividir a la élite primero, y propuso hacer a los caballeros jurados en los juicios por extorsión, por lo que podrían juzgar su propia conducta en las provincias, muchas veces contra el deseo de los senadores. Desde entonces, senadores y caballeros existieron como clases independientes, con diferentes derechos, obligaciones e intereses.

Aun durante la era de las Guerras civiles, los órdenes senatorial y ecuestre colaboraron. El control de las instituciones y la administración de la provincias eran dos campos en lo que muchas veces se enfrentaban, pero en general, la gente rica tenían los mismos intereses: no veían con buenos ojos los cambios sociales o las revoluciones. Y además, un caballero que hubiera ganada un cargo político (como por ejemplo, haber sido nombrado Cuestor) podía convertirse en senador, mientras que el hijo de un senador que no cumplía los requisitos para el cargo aun era un caballero. Las dos clases permanecieron unidas.

El Imperio:

Busto de Augusto, Mérida
Durante el reinado del emperador Augusto, las dos órdenes fueron, por primera vez, definidas oficialmente. Uno se convertía en caballero cuando su riqueza era de 400.000 sestercios; un senador necesitaba llegar al millón. También se necesitaba ser incluido en una de las seis centurias senatoriales o en las doce ecuestres, y el censor (normalmente el Emperador) escribía los nombres de la gente digna de estos órdenes sociales en una lista (adlectio). Las fuentes señalan diferencias entre caballeros con y sin el equus publicus, pero este punto aun no queda claro entre los estudiosos actuales.

Los que está claro es que Augusto buscaba reformar el orden ecuestre como una clase militar, con ritos especiales en el templo de Cástor y Pólux. Este política, pese a todo, no tuvo éxito debido a que había un punto más importante: el Imperio necesitaba burócratas, pero ningún romano nacido libre serviría a otro hombre. Como resultado de esto, los libertos se volvieron muy importantes durante los reinados de Claudio (41-54) y Nerón (54-68). esta no fue una solución satisfactoria, ya que esos libertos podían volverse muy influyentes y los senadores no apreciaban que un antiguo esclavo tuviera más poder que ellos. Desde el reinado del emperador Vitelio (69), los procuradores ecuestres comenzaron a servir como supervisores de la política y el gobierno romanos. Los caballeros desarrollaron su dominio como élite de los asuntos burocráticos. Los senadores aun ocupaban los cargos importantes y actuaban como gobernadores en la mayoría de las provincias, pero los caballeros hacían el trabajo que sostenía las instituciones.

Oficialmente, los caballeros fueron el segundo escalón de la élite romana. En los teatros y anfiteatros, ocupaban las gradas detrás de los senadores. Esto hizo a los caballeros “inofensivos” y, por lo tanto, buenos candidatos para cargos importantes: un senador que sirviese cono prefecto del pretorio o prefecto de Egipto podía comenzar a soñar con ser emperador, así que esos cargos fueron reservados para caballeros. A finales del siglo II, el emperador Cómodo y su sucesor Septimio Severo incrementaron el apoyo en el orden ecuestre. Las legiones, por ejemplo, tenían caballeros como sus comandantes, y las provincias de Mesopotamia recientemente conquistadas fueron gobernadas por prefectos ecuestres.

Lápida detallando la carrera de un caballero,
reinado de Septimio Severo
Autores senatoriales como Dion Casio no apreciaron esto, pero fue un proceso inevitable. Poderosas tríbus bárbaras amenazaban las fronteras romanas, y habría sido irresponsable entregar el mando del ejército a senadores sin experiencia.

A los caballeros se les permitía vestir anillos dorados y túnicas blancas con una estrecha banda púrpura.


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Traducido libremente desde:

Los uniformes en el ejército romano

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El equipamiento bélico de los legionarios de Roma y de las tropas auxiliares ha sido objeto de profundo estudio y amplios debates, siendo una temática sobre la que se ha publicado ampliamente; sin embargo, no existe tanto escrito sobre los uniformes de los soldados imperiales. Graham Sumner dedicó varias de sus obras, tras una profunda labor de investigación, a este tema. Este artículo puede considerarse un muy breve resumen de su obra, una simple línea general que sirva para acercar un tema tan polémico como interesante a los lectores, y así los anime a leer más sobre él.

Durante la época de la Roma republicana y los primeros años del Principado (IV a.e.c. -II e.c.) los soldados vestían una túnica de mangas cortas que llegaba normalmente hasta o algo más abajo de los muslos. Durante buena parte de todo este periodo era una vestimenta casi única, con las piernas protegidas por unas grebas hasta comienzos del siglo I e.c. Los colores de las túnicas son objeto de un encendido debate entre los especialistas; hasta mediados del siglo XX se asumía que todos los soldados romanos vestían de rojo, al ser este el color de Marte, dios de la guerra. Poco después se empezó a pensar que sólo los centuriones y los oficiales superiores vestían colores tales como el rojo y el púrpura, mientras que los legionarios rasos vestían túnicas blancas. Estas creencias tan genéricas han sido puestas en tela de juicio por Graham Sumner, quién expone en sus libros (ver bibliografía) una multitud de ejemplos de centuriones que vestían de blanco, soldados de rojo, etc. Sumner amalgama las teorías anteriores comentando que el soldado romano, sin importar su rango, poseía varias túnicas de distintos colores.

Legionarios de las Guerras Dacias, por G. Sumner
Podían vestir una túnica de buena calidad y de un blanco puro para ceremonias y eventos importantes, mientras que una basta túnica de lana sin teñir debería ceñir su cuerpo para el día a día. Podrían incluso tener una túnica roja para vestirla bajo su armadura en combate. Aun así, y como él mismo indica, este teoría tampoco está exenta de fallos y otros eruditos creen que los soldados vestirían túnicas de lana sin teñir en las batallas. Algunos incluso apuntan a que los colores no tenían importancia y los legionarios los vestían al azar, según sus gustos y posibilidades; si el equipo del ejército romano distaba de ser totalmente homogéneo, ¿por qué deberían serlo sus uniformes? Se cree que los infantes de marina romano vestían de azul, como referencia al color de Poseidón, hasta al menos el siglo IV e.c.

Reconstrucción de sagum
En cuanto a la capa, los historiadores romanos contaban que una pesada capa de lana llamada sagum fue adoptada los romanos debido a sus contactos con los pueblos de Hispania durante las campañas de Escipión el Africano (finales del siglo III a.e.c.). La arqueología sugiere que tanto civiles como soldados vestían esta capa siempre que estaban al aire libre. Aunque también podían vestirse otras capas más cortas, la típica capa militar romana llegaba hasta la parte baja de las piernas y era basta y áspera, además de estar teñida de rojo. El sagum servía al legionario para muchos fines, y se lo consideraba parte indispensable de su equipo: podía usarlo como manta o almohada, o simplemente para protegerse del frío y la lluvia; en caso de extrema necesidad, podía enrollárselo en el brazo izquierdo y usarlo para defenderse de ataques enemigos, aunque lo normal era que antes de entrar en combate se dejase aparte. El sagum aun se usaba a mediados del siglo III e.c. y los legionarios vistieron capas hasta casi finales del siglo VI, aunque ya no recibían el nombre de sagum.

Dentro del tipo de capa corta estaba el paludamentum, una capa corta que se sujetaba con un broche al hombre derecho, la cual era usada por los mandos y, en raras ocasiones, por los soldados. Solía ser de color púrpura.

Junto a esto, a lo largo de las fronteras europeas, se produjo un cambio gradual pero significativo en el siglo II e.c., siendo más evidente durante la dinastía de los Severos (193-235): se comenzó a vestir túnicas de estilo bárbaro, con mangas largas. Otra costumbre militar que tuvo sus raíces en esta época: los bordados de colores vivos y brillantes, especialmente en túnicas blancas. Estos bordados fueron ganando en importancia a mediados del siglo III, cuando las túnicas solían ser de un blanco pálido, grises, marrones o color canela; los bordados -llamados clavi- destacaban grandemente con esos colores tan apagados.

Aunque la adopción de la túnica de mangas largas fue relativamente rápida, el uso de otra prenda considerada bárbara fue mucho más tardía: estamos hablando de los pantalones (braccae).

Durante el siglo V, con el reinado de Honorio, se intentó prohibir a los ciudadanos de Roma su uso. Pese a esto, ya habían sido gradualmente adoptados por los soldados tras tangos siglos de campañas contra celtas, germanos, dacios, sármatas y otros pueblos centro-europeos. Los pantalones más usados en Oriente solían llegar solo hasta las rodillas y se vestían muy apretados, lo que no parecía del gusto de los romanos de occidente. Ya durante el siglo I e.c., los legionarios de las frías tierras del Rhin y el Danubio los vestían para aliviar el frío, junto a un tipo de calzado de lana o cuero. Así, comenzando en el siglo I y II, es posible que casi todos los legionarios terminasen vistiendo algún tipo de pantalón. A finales del siglo II, y continuando a lo largo de los siglos III y IV, ya se habían extendido por todo el ejército y no eran vistos como una prenda bárbara más allá de Roma.

Tropas del Danubio, siglo VI, por G. Sumner
De nuevo triunfó la prácticamente del militar romano sobre las modas y las costumbres establecidas.

Podéis saber más sobre la vestimenta de los soldados romanos repasando el artículo dedicado a las armaduras de los legionarios:
http://legioviiclaudia.blogspot.com.es/2014/01/la-armadura-del-legionario-romano.html

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Bibliografía:
-Roman Army: Wars of the Empire (History of Uniforms), de Graham Sumner (2000)
-Osprey-Roman Military Clothing (1): 100 BC–AD 200, de Graham Sumner (2002)
-Osprey-Roman Military Clothing (2): AD 200–400, de Graham Sumner (2003)
-Osprey-Roman Military Clothing (3): AD 400–640, de G. Sumner y R. D´Amato (2005)  

Reseña de Murena y Las águilas de Roma

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Hace unos años reseñé en el portal Hislibris dos sagas de comic europeo dedicadas al mundo romano: Murena y Las águilas de Roma. He creído oportuno retocar las reseñas para ponerla al adaptarlas a las nuevas noticias y publicaciones, reunificándolas en una sola publicación al alcance de los lectores del blog.

MURENA
Murena es una serie franco-belga que relata la ascensión de Nerón como emperador de Roma y sus primeros años de gobierno. Su hilo conductor es Lucio Murena, amigo de juventud de Nerón, que se ve envuelto en los turbios momentos que llevaron a éste al poder, incluidos los asesinatos de Claudio, su hijo Británico y su madre Agripina, su relación obsesiva con la esclava Acté, su matrimonio con Popea,…

El guión de Murena, a cargo de Jean Dufaux, mezcla personajes históricos con otros inventados (como el propio Lucio Murena) en un gran fresco histórico a modo de culebrón, sin importar a veces si se ha de cambiar u omitir tal o cual detalle histórico.

Por ejemplo, aquí no se hace la menor referencia a la primera mujer de Nerón, Claudia Octavia, con la que estaba casado mientras mantuvo su relación con Acté y a la que repudió para casarse con Popea, o bien tenemos que la muerte de Británico ocurre cuando Nerón ya ha sido nombrado emperador y el joven hijo de Claudio desheredado. Sin olvidar a un real o inventado Pedro, llegado de la lejana Judea, para predicar unas ideas que, con el tiempo, subvertirán el imperio.

Pese a ellos, estas licencias no desmerecen la obra, la cual incluye al final de cada volumen una serie de notas históricas para poder situar mejor al lector.

Además, las intrigas de las mujeres, el amor y el sexo, son parte importante de la trama argumental, salpicadas sus páginas aquí y allá de escenas eróticas tan comunes del comic europeo.


Sin embargo, el ver a bellas mujeres enseñando los pechos no es la única razón para admirar el detallista y esplendido dibujo de Philippe Delaby, un ilustrador naturalista que se caracterizaba por un acabado obsesivo de cada viñeta, sin descuidar ni la narración ni el equilibrio entre figura humana y escenario. Un dibujante que gana soltura número a número y que se ve embellecido por el color de Dina Kathelin.


Con un arma como ésta y unas páginas que se pueden disfrutar durante minutos para apreciar cada detalle, cada gesto, cada movimiento, Murena es una saga imprescindible para el amante del comic europeo y la Roma antigua.

Por desgracia, la repentina muerte de Philippe Delaby a comienzos de año ha dejado en el aire la continuidad de una saga –la cual acababa de comenzar su tercera tetralogía, habiéndose publicado en España recientemente el número 9- que ya ha quedado huérfana, y que aunque pudiera ser retomada por alguien de confianza nunca volverá a ser la misma.

Sirva esta reseña como homenaje a un maestro del dibujo como Philippe Delaby

LAS ÁGUILAS DE ROMA
El dibujante italo-suizo Enrico Marini, ya consolidado como uno de los más espectaculares y destacados dibujantes de cómic comercial de Europa, se aventura en solitario (el guión también es cosa suya) y nos trae una preciosista recreación del mundo romano de Augusto con un inesperado protagonista.

Y es que la historia comienza con la derrota de los Queruscos a manos de Claudio Druso Nerón,  viéndose  su caudillo forzado a dar a su hijo como rehén a los romanos; y este joven no es otro que el príncipe Ermanamer (o Arminio como será más recordado).

Ermanamer es entregado por Augusto a uno de sus generales retirados, famoso por los duros de sus métodos de instrucción y por haberse desposado con una noble querusca a petición de Augusto hace ya casi dos décadas, para tratar de aplacar en ánimo levantisco de ese pueblo germánico. Pronto Ermanamer y Marco (el hijo del general y la noble querusca) se ven enfrentados en una sana rivalidad juvenil que poco a poco se transforma en amistad , para finalmente acabar siendo una hermandad de sangre.... hasta que el destino de Roma y Germania los transforma en enemigos mortales.

Y es que la brutalidad de los entrenamientos a los que los somete Vulcano –un centurión retirado que trabaja para el padre de Marco- y el agrio carácter del pater familias acaban uniendo a los dos muchachos que deben trabajar juntos para sobreponerse a las diversas pruebas a las que son sometidos hasta ser considerados dignos de ingresar en el ejército romano.

Por lo tanto tenemos narrada en este primer número la juventud de Arminio junto a los romanos y como aprende las técnicas de hacer la guerra de los grandes enemigos de su pueblo. Y es que, a modo de preludio de lo que está por llegar, el comic acaba con un flash back de un joven llamado Ermanamer antes de ser entregado a los romanos al que una bruja de su tribu le dice que será él quien los expulse para siempre de sus tierras.

Los siguientes números –desde el segundo al recién publicado cuarto- cuentan ya las aventuras de Marco y Arminio en Germania, donde este último se prepara para liderar a las tribus de la región y aplastar a las legiones del ambicioso gobernador Publio Quintilio Varo.

Ha habido algunas críticas con respecto al guión del comic por ser demasiado simple e inevitablemente se lo compara con la saga de Murena, llena de personajes e historias que se entrecruzan, mientras que en ésta sólo tenemos una historia que avanza lineal, o que como mucho se separa siguiendo a los dos protagonistas. Sin embargo considero que es una gran virtud pues esta saga pretende narrarnos las hazañas de Ermanamer para acabar en la matanza del bosque de Teutoburgo. No son necesarias más historias paralelas; con las aventuras y desventuras de Marco y su amigo bárbaro tenemos toda la trama necesaria.


Ni que decir tiene que lo mejor del comic son las magníficas ilustraciones en las que uno puede perderse un rato buscando detalles, ya sea en una escena del foro romano, en una legión preparada para el combate o en un paisaje. Y además, como en Murena, tenemos mujeres guapas desnudas y más de una escena erótica (que a falta de que la trama demuestre lo contrario en los futuros números parecen estar solo para alegrar la vista y dar el toque picante al comic).

Sí podemos apuntar algunos defectos en el dibujo es a la hora de reconstruir a las legiones, equipando a todos los legionarios augusteos con armaduras de placas, con una iconografía que parece más sacada de la Columna Trajana que de los primeros años del siglo I e.c.

Dos sagas de comics de romanos que no debéis dejar de conocer. Si las encontráis en vuestras librerías habituales echadles un ojo y recordad que merecen muy mucho la pena.

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Reseña de "De paganos, judíos y cristianos", de Arnaldo Momigliano

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Para suplir un poco la escasez de tiempo para finalizar algunos artículos pendientes y darle algo de vidilla al blog recupero un extenso comentario/resumen de 1º de carrera sobre una obra consideraba básica para los que se inician en el estudio de las religiones y su influencia en la mentalidad y la sociedad del Mundo antiguo, así como su importancia a la hora de que los historiadores de otras épocas nos transmitiesen la Historia: "De paganos, judíos y cristianos", del erudito italiano Arnaldo Momigliano.

Arnaldo Momigliano (1908-1987) comienza este estudio sobre la influencia de las religiones en las sociedades de la Antigüedad comentando que la interpretación de las fuentes bíblicas es tan válida como cualquier otra fuente historiográfica. Toda fuente tiene sus limitaciones y el historiador debe asumir desde un primer momento que las conclusiones que pueda sacar de su estudio pueden ponerse en tela de juicio, puesto que las fuentes utilizadas también lo están.

A la hora de analizar el trato que ha recibido la historia de las religiones a lo largo de los tiempos comprobamos la existencia de una dicotomía casi permanente compuesta por Historia y Filosofía, solo salvada por algunas corrientes de pensamiento y algunos autores puntuales; por ejemplo Hume trata el tema desde los dos puntos de vista, pero nunca mezclándolos.

En el campo de la poesía griega vemos como tiende a tratar el mundo de los dioses como un mundo histórico. Por el contrario, las corrientes filosóficas, como respuesta crítica a esta poesía, intenta mostrar una imagen de los dioses como algo inalcanzable para los humanos, llegando a utilizar la interpretación alegórica. Sólo Epicúreo llegó a afirmar la existencia de un mundo de dioses como modelo de felicidad para los hombres. 

Heródoto fue el creador de un modelo para la investigación histórica de la religión alternativo al existente. Éste influyó en autores posteriores que investigaron acerca de religiones de otros países. Pero tanto griegos como romanos excluían el trato de la religión en los tratados que denominaban de historia. Ambas culturas se ceñían a hechos políticos y militares a la hora de hablar de historia.


Entre los romanos existía la creencia de que uno de los principales pilares del poder de Roma era su religión. El trato que ésta recibe por parte de historiadores romanos varía desde la crítica filosófica hasta la descripción sistemática que hace Varrón en su obra "Antigüedades divinas".

Durante el S.II a. e. c. comenzó una polémica entre paganos y cristianos. Los últimos debían demostrar históricamente la validez de la religión, llegando incluso a superar la erudición de autores paganos. Pero, fuera de esta polémica, debemos destacar las biografías que a partir de este momento proliferan abarcando también toda la Edad Media. Durante esta época también encontramos otro enfoque que nos habla de religiones de otros países contado por manos de judíos, cristianos y musulmanes. Se da una vuelta al estudio del paganismo como parte componente de una realidad, aunque muchas veces era tratado como una tendencia demoníaca. Ya a partir del Renacimiento, el Humanismo comienza a dar al paganismo de la antigua Grecia y Roma verdadera importancia.

Pasando al tema de cómo los antiguos griegos enfocaron la posibilidad de existencia de una Historia universal, hay que citar los tres esquemas principales de los que fueron precursores, aunque no usuarios habituales. El primero nos habla de una sucesión de razas caracterizadas por distintos metales (oro, plata, hierro, etc.). Comprobamos lo curioso de la introducción de la raza de los héroes, que no está caracterizada por ningún metal. Esto implica la importancia que daban los griegos a los héroes mitológicos. Pero se ha comprobado que el uso de estas edades son meras especulaciones sin ningún tipo de fundamento histórico.

Arnaldo Momigliano
El segundo se basa en la afirmación de que la humanidad en general pasa por las fases biológicas del ser humano, es decir, infancia, adolescencia, madurez y vejez. Pero este esquema sirvió más bien para naciones concretas que para la humanidad en general. Así, de esta manera, varios autores utilizan este esquema para el análisis histórico de Roma. Entre ellos podemos citar a Floro que atribuye a Roma una infancia de 250 años (época de reyes), una juventud de también unos 250 años, a la que sigue una etapa de madurez de 200 años, que da término con el gobierno de Augusto. Los siguientes 100 años son de vejez.

Por último queda exponer el esquema de la evolución del hombre desde la barbarie hasta la civilización. Este esquema intenta analizar cómo el hombre se va superando a sí mismo con el tiempo en busca del conocimiento absoluto.

Estas tres tendencias serán utilizadas por múltiples historiadores llegando a ser utilizadas conjuntamente en un mismo análisis. Pero realmente hubo muy pocos historiadores griegos que se atrevieran a tocar la Historia con carácter universal. Sólo Polibio se atrevió a denominarse historiador universal. Pero el término "Historia universal", para Polibio tenía una fecha concreta de comienzo, que coincidía con la cronología de la Segunda Guerra Púnica. Para éste, los romanos eran los creadores de la historia universal, aunque no descartaba que en tiempos remotos pudo haberse dado una situación semejante. A partir de Polibio encontramos más personajes que se aventuran al estudio de historia universal, interesándose por el conocimiento de otras culturas diferentes a la griega.

Polibio basa su estudio en una sucesión de imperios mundiales centrándose en Grecia, Macedonia, Cartago y Roma. Un dato curioso de este esquema era la exclusión del Imperio egipcio, que hasta que no fue citado por Hecateo de Abdera había quedado olvidado. Este autor nos habla de Sesostris como gobernante universal.

Más adelante, los historiadores romanos Diodoro, Trogo Pompeyo, Nicolás de Damasco y Timágenes se dedican a presentar una historia universal en la que Roma deja de ser la única gran cultura existente, y glorificando a antiguas civilizaciones orientales.

Durante época helenística se sigue utilizando el esquema de las cuatro monarquías, que vemos en el "Libro de Daniel" representado de forma alegórica en la narración del sueño de Nabucodonosor. La innovación de este autor, junto con otros escritores judíos, es la creencia en la imposición de un nuevo reino, el Reino de Dios.

Entre los años 60 y 40 a. e.c. Roma vivió un periodo de agitación fomentado por diversos factores. De entre estos cabe destacar la gran rivalidad surgida entre dos de los componentes del triunvirato, tras la muerte del tercero. Tras el triunfo militar de César sobre Pompeyo comenzó un interés especial hacia la religión incitada por el propio César. Entre los historiadores que mejor han retratado este periodo se encuentran Cicerón, Nigidio Fígulo y Terencio Varrón, que, aunque en un primer momento fueran partidarios de Pompeyo, sus más importantes obras religiosas están escritas tras haberse reconciliado con César.

Batalla de Farsalia, la victoria de César
sobre Pompeyo, por P. Dennis
En diferentes textos hemos encontrado referencias sobre la posible divinización que pudo haber llevado a cabo César sobre su propia persona. Aunque esta cuestión está ampliamente discutida, puesto que mientras algunos autores basan sus hipótesis en escritos que hablan acerca de esta identificación de César con Júpiter, otros se basan para negarlo en algunos documentos de igual valor historiográfico que no dejan claro este proceso. Aquí volvemos a encontrar el obstáculo del que antes hablábamos de la discutibilidad de toda teoría histórica.

Al hablar del trabajo de Nigidio Fígulo no podemos pasar por alto que era el más firme partidario de Pompeyo de los tres autores citados. Éste, al contrario que sus otros dos contemporáneos, murió en el exilio sin que se hubiese producido la reconciliación con César. Pero esto ayudó a su trayectoria como narrador de culturas diferentes a la romana. Compaginaba sus estudios de los rituales romanos con el uso de prácticas tan diversas como el ocultismo o la providencia, que pretendía dominar tras haberse curtido, él y sus seguidores, con el conocimiento de diversas corrientes filosóficas y prácticas religiosas extrañas. Aunque no sólo tocó el tema referente a las religiones, sino que conocemos obras suyas que van desde el estudio de animales hasta de astrología.

Grabado que representa a Varrón
Por parte de Varrón, uno de sus principales aportes al estudio de la religión es la distinción de la teología en tres ramas diferentes. Una de ella era utilizada en el campo de la poesía, otra se relaciona con las especulaciones filosóficas, y la tercera era la que podemos denominar como oficial, es decir, los ritos y deberes que tienen que cumplir una persona cívica, y en especial los sacerdotes. Cada una de estas ramas esta presente en la civilización romana, si bien siguió siendo utilizada por teólogos posteriores, como es el caso de san Agustín. Pero Varrón intentaba la perduración de la religión antigua romana, aunque tuviese alguna predilección hacia el dios judío que se presentaba sin la antropomorfización característica de los dioses romanos, sostenía que había que mantener las instituciones religiosas romanas como culto a la tradición y a la civita. Pero esto no suponía la afirmación de que la religión romana fuera algo verdadero. Ese punto no le importaba, lo importante en sí era su conservación.

Por último debemos hacer referencia a Cicerón, quien a pesar de estudiar la obra de Varrón discrepa en muchos puntos, llegando a un escepticismo muy marcado. Al mismo tiempo que sus contemporáneos iban progresivamente asimilando el mundo de los dioses romanos con ingenuidad, Cicerón, por el contrario, se inclinaba cada vez hacia el escepticismo. Muestra al mismo tiempo una visión de la vida religiosa y la salvación tras la muerte muy vinculada a la vida política, que puede llegar a parecernos contradictorio a su escepticismo. Pero Cicerón coincidía con Varrón en la necesidad de conservar las tradiciones religiosas y sus cultos, aunque permitía pequeñas variaciones acordes con la evolución de la sociedad hacia una vida más racionalista.

Busto de Cicerón
Pero no toda la trayectoria histórica de la vida de Cicerón tiene el mismo cariz. Pasa por una primera fase de intento de reorganizar el estado romano sobre las bases religiosas hasta llegar a un escepticismo tal de negar la posibilidad de demostrar la existencia de los dioses. Al mismo tiempo ofrecía una dura crítica hacia los augures. afirmando que no era posible conocer el futuro de un personaje concreto mirando las entrañas de un animal. La actitud de Cicerón no influyó en el movimiento ideológico que llevaron a cabo César y sus seguidores, preocupados cada vez más por la vida religiosa insertada en el movimiento político. César es al mismo tiempo jefe político y jefe religioso, al ser nombrado Pontífex maximus en el año 63. Incluso llegó a construirse un frontón en la puerta de su casa como era propio de los templos.

Pasando al campo de las creencias del pueblo llano, los historiadores nos vemos frustrados debido a la parca información que poseemos de ello. Aparte de la visión de los intelectuales, son muy escasas las fuentes que nos indiquen claramente el pensamiento común durante el S.I a. C. Encontramos unas vagas referencias sobre el culto de la esperanza en Grecia, pero no de manera institucionalizada, y además no siempre era vista como algo positivo. En Roma, por el contrario sí existió un culto más generalizado de la esperanza (Spes) desde tiempos antiguos.

De lo que si podemos hablar más ampliamente es de la fe, tanto en Roma como en Atenas. Aunque parece ser que pistis (nombre griego) y fides (nombre romano) tenían connotaciones diferentes. En Roma estaba mucho más extendido este culto, pero lo trataban de una forma más distante conforme a una institución legal. Los griegos veían en pistis un vinculo de confianza, tanto entre seres vivos como entre vivos y difuntos.

De manera muy diferente debemos tocar el tema de la fe en Jerusalén. Este pueblo mantiene una relación entre fe y esperanza mucho más acusada que los dos anteriores. Su fe se basa en la obediencia a Dios en la vida para ser recompensados tras la muerte.

Otro de los componentes de la religión ateniense eran los misterios eléusidas a los que fueron iniciados tanto Cicerón como más tarde Augusto. Estos misterios eran parte esencial de las escuelas filosóficas.

Apolo Partoos, Atenas
Más adelante vemos como la diosa Atenea va perdiendo prestigio frente a Apolo Partoos, dios patrón de las familias, especialmente aristocráticas. Otros grupos religiosos a destacar eran las cofradías, que se dedicaban a la adoración de divinidades determinadas. Otra característica de la religión griega era la obligación de todos los jóvenes a formar parte de las ceremonias religiosas. Del mismo modo, el calendario escolar estaría influido directamente por el calendario religioso. Y no sólo eso, sino que también se hallaban rodeados de los dioses en la misma escuela.

En Roma encontramos un vacío en lo referente a la educación religiosa, no porque no se diera, sino porque no escribían sobre ello. Las familias romanas enseñaban a sus hijos las plegarias necesarias para recitar a los dioses. Cada persona tenía un dios y unos ritos favoritos dentro del politeísmo romano.

En la sociedad romana existían numerosos festivales religiosos, como por ejemplo los Compitalia o las Quirinalia.Como ya hemos anotado anteriormente, la religión y la política en Roma estaban fuertemente ligadas, utilizándose la primera como reforzamiento de la segunda. Esto dio paso a la conversión de algunos dirigentes políticos en divinidades.

En Jerusalén la religión toma un aspecto muy diferente a las otras dos ciudades citadas. Aquí, el símbolo de la unidad religiosa era representado por el templo, y complementado por la sinanoga y las casas de reunión, donde se estudiaba principalmente la Biblia. Al contrario de las religiones romanas y griegas, la judía se caracteriza por un intelectualismo que va creciendo con el paso del tiempo.

Uno de los puntos de mayor interés en el estudio de la religión romana es la conversión de los emperadores en dioses. Este fue un largo proceso que tuvo una justificación ideológica que varió según las circunstancias del momento. Esta cuestión puede tener su precedente en el mundo de los héroes que suscitaron los griegos. Los héroes relacionaban el mundo de los hombres con el de los dioses. Cada ciudad poseía un héroe predilecto, al que ofrecían culto a modo de sacrificios principalmente. Pero la figura del héroe fue dejando paso al de persona divina, disipándose las diferencias entre los hombres y los dioses en personajes determinados (gobernantes). Esto llevaba a la controversia de tener que ejercer por el emperador las funciones de gobernante terrenal, y al mismo tiempo tener que actuar como una divinidad. En las provincias tomaba un cariz diferente, debido a que la ausencia del gobernante le daba un áurea más divina. Incluso existían personas ricas que construían sus propias estatuas en honor del Emperador. También existía el culto póstumo (caso de César), que era más llevadero que cuando el emperador todavía vivía.

Reconstrucción digital del templo de César divinizado
Este culto imperial comenzó a tener sus primeras críticas entre intelectuales de tradición griega, a quienes les parecía ridículo la conversión de un gobernante en dios por simples motivos políticos. Más adelante comenzaron a proliferar más movimientos discordantes entre los que se hallaban la comunidad judía y los incipientes cristianos.

A medida que el cristianismo se va asentando en la cultura romana, el culto de emperadores va decreciendo. Y aunque parezca incompatible, no desapareció de una manera drástica. Fue posible la existencia conjunta de cristianismo y culto imperial, hasta que dio a su fin este último tras la introducción del patriarca en la coronación de los emperadores, quedando así como máximo la posibilidad de canonización del emperador.

Momigliano toma especial interés en la aparente incomprensión de Josefo ante la doctrina judía. Éste compagina su modo de pensar de tendencias griegas con una apología al judaísmo, aunque no a todas sus instituciones. Perece ser que Josefo no llegó a entender el sentido que la sinagoga daba a la religión judía. Estas sinagogas. tras haberse perdido la unidad lingüística, lo que intentaban era la unidad religiosa del pueblo palestino. De esta manera, al dedicarse a la lectura de la Biblia encontramos textos bíblicos traducidos a diferentes idiomas (latín, griego, arameo, etc.)

Revuelta judía, por P. Dennis
Durante los años 66 al 70 se produjo una subversión general en el Imperio que conectaba con los movimientos producidos en Palestina, aunque Josefo no muestra haberse percatado de ello. Estos movimientos conectaban con la visión apocalíptica que narra san Juan y que puede representar una aversión hacia el dominador romano. Pero para la época de Marco Aurelio estas sublevaciones habían abandonado ya el distintivo mesiánico. Josefo se creía dotado de capacidades proféticas, lo que lo llevaba a expresar su lealtad a la Ley de la Biblia, aunque en desacuerdo con las sinagogas y la visión apocalíptica.

Dentro del dominio romano existían variantes religiosas propias de los pueblos dominados. Una de ellas, la tradición druídica de los pueblos celtas, fue tratada con dureza por varios de los emperadores romanos. Pero tenemos escasa información acerca de las tradiciones druídicas, puesto que los escritos romanos no se paraban a dedicarles atención, ya que eran vistos como movimientos disidentes a la civilización romana. Entre una de las tradiciones druídicas se encontraba el sacrificio humano, que más adelante fue prohibido por los romanos. Así, ya en el S. IV encontramos a los druidas formando parte de la sociedad romana sin ningún tipo de culpabilidad.

Asclepios
Al igual que los druidas, existen también otros tipos de disidencias en otras provincias anexionadas al Imperio. Aunque no podemos asegurar que estos movimientos provinciales tuvieran un objetivo de protesta contra los romanos, las fuentes parecen apuntar a ello. Un ejemplo es el que observamos en Egipto. El Oráculo del alfarero parece mostrarnos una clara connotación antirromana al mostrarnos cómo en Alejandría seguía existiendo el culto a Serapis. Entre los textos que circulaban en Egipto de carácter religioso, debemos destacar el Asclepius,que ha sido encontrado en diferentes versiones. Una parece narrar las persecuciones de paganos por parte de los cristianos en Egipto durante el S.IV, lo que nos puede dar a entender cómo era la situación precristiana en Egipto y muestra claramente una protesta contra el gobierno romano.

Al hablar de judíos y cristianos encontramos mucha más información que cualquiera de los anteriores casos. El Estado romano no ejercía una presión religiosa sobre los pueblos judíos. Eran permitidas su forma de vida y sus costumbres. Pero al hablar de las grandes expulsiones judías del Imperio, éste debía justificarlas con la base al mantenimiento del orden público, ya que eran frecuentes y muy sonadas las rebeliones judías. Estas rebeliones eran utilizadas por cronistas posteriores para afianzar su postura antisemita.

No poseemos ningún relato coherente de las rebeliones judías durante los gobiernos de Trajano y Adriano. Podemos destacar la labor de Tácito, que aunque es claramente antijudío, opina que estas rebeliones fueron causadas por el mal gobierno de los emperadores.

Por parte de los judíos, tras las sucesivas derrotas en las rebeliones, se produce un cambio en las actitudes, que llega a una disminución de las tensiones entre romanos y judíos en el S.III.

Los cristianos, por otro lado, tenían un carácter providencial con respecto a Roma. Éstos, aunque eran hostiles al gobierno romano, creían que era una providencia de Dios para dar impulso al mensaje cristiano. Por otra parte también creían que tras el dominio romano se produciría el fin de mundo, cosa que les aterraba. Así, mientras durase Roma el mundo seguiría funcionando. Encontramos textos escritos por autores cristianos que afirman que el cristiano cumplía con sus obligaciones de ciudadano sin producir ningún desorden en la vida pagana. Pero por parte romana, el cristiano suponía una amenaza al buen funcionamiento del estado, al quedar éstos excluidos de los festivales romanos y a su dudosa participación en el ejército.

Tras la conversión de Constantino parece que se dio un acercamiento entre paganos y judíos para contrarrestar el poder cristiano, cosa que fue vista por los cristianos como algo peligroso. 

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Entrevista con Pedro Santamaría, autor de "Peña Amaya"

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Hoy toca entrevista con uno de los escritores de novela histórica con los que más me divierto leyendo: Pedro Santamaría, autor de "Okela, "El águila y la lambda" y "Peña Amaya", publicadas por Ediciones Pàmies. Muchas gracias Pedro por el tiempo y las ganas que le has dedicado a responder las preguntas.

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1. ¿De dónde viene tu amor por el Mundo clásico, la Historia y, me atrevería a decir, los espartanos?
Mi madre siempre ha sido una consumada lectora. Adora la Historia. Sobre todo le apasionan los personajes femeninos y la mitología griega. Precisamente, el primer recuerdo que tengo de un libro es el de una edición para niños de mitología griega que me compró mi madre: Heracles, Jasón, Odiseo… me entusiasmaban sus historias y, sobre todo, me fascinaban sus cascos. Tengo dos épocas predilectas: la Grecia Clásica y la Europa Napoleónica, aunque, en lo que a Historia se refiere, me gusta picar un poco de todo. La república romana y las guerras púnicas ocupan también un alto puesto en el “ranking”. En cuanto a los espartanos, creo que a todo el mundo le llama la atención esa curiosísima cultura. A mí, particularmente, que ejerzo de cántabro, me atraparon cuando leí hace más de veinte años, que “habían conquistado parte de Cantabria”. Si no fuese así, creo que sería más pro-ateniense.
2. ¿Crees que muchas veces idealizamos ciertas civilizaciones y por lo tanto oscurecemos a otras? Por ejemplo, griegos y persas, romanos y cartagineses o bárbaros, etc...
Ser imparcial es imposible. Idealizar forma parte de nuestro código genético. Y además es necesario. Todos necesitamos algún tipo de modelo, de idea sobre cómo deben ser las cosas. En el caso de griegos y persas, romanos y cartagineses, yo creo que resulta bastante evidente, como occidentales, en quienes nos vemos reflejados. Y no es de extrañar, las culturas griega y romana forman la columna vertebral de lo que somos como sociedad. Es innegable que son los principales pilares de nuestra historia. Sería imposible comprender occidente sin la literatura, la filosofía o los hechos de armas de esas dos grandes civilizaciones. A ellas se han remitido filósofos, artistas e historiadores de todas las épocas. Puede que sea injusto, pero creo que ningún pueblo ha dado tanto al mundo como el griego; y eso incluye a persas y cartagineses. Es normal que los eclipsen. Y Roma, en mi opinión, no es más que la heredera de Grecia.
3. Tus novelas están cargadas de acción, aventuras y batallas. ¿Por qué crees que nos atrae hoy día algo tan cruento y brutal como la guerra en la Antigüedad?
La guerra, con todos sus horrores, es atrayente. La vida es conflicto y la guerra es el conflicto último. El cimiento de cualquier nación es la sangre derramada en el campo de batalla. Pero no es que sintamos morbo por las descripciones de vísceras ensuciando un valle, sino porque la guerra es la situación límite a la que se pueda enfrentar cualquier ser humano, y es en ese contexto en que el hombre saca lo mejor y lo peor que hay en sí. Es el perfecto caldo de cultivo para el compañerismo y la traición, para el amor y el odio, para el valor y la cobardía. La guerra es, en definitiva, el mejor lugar para explorar al ser humano.
4. ¿Cuál es el tiempo que puedes pasar documentándote para tus novelas? ¿Qué es más importante en una novela histórica: La Historia o la historia?
No sabría decirte el tiempo que le dedico. Siempre me ha gustado la historia y eso hace que la documentación forme parte de mis lecturas habituales. Cuando he querido escribir una novela ha sido porque el período más o menos me sonaba ya, y que en algún momento me sedujo. Luego se trata de intentar encontrar todo lo relativo al tema en cuestión y profundizar, siempre a medida que voy escribiendo. En cuanto a lo más importante de una novela histórica, respondería con otra pregunta ¿Qué es lo más importante de un coche? ¿Que tenga motor o que tenga ruedas? El novelista histórico debe ceñirse al corsé que le imponen los hechos pero, al mismo tiempo, insuflar el suficiente grado de ficción como para que la novela funcione como tal. Lo uno sin lo otro cojearía.
5. ¿Tras "Peña Amaya"... ¿tienes alguna idea para tu próxima novela? ¿Quizás ambientada en el Imperio romano?
Después de Peña Amaya no estoy muy seguro de a qué período voy a dirigirme. Tengo varias ideas rondándome la cabeza, varias posibles temáticas. La que está ganando fuerza últimamente es viajar al S.IV, a la batalla de Adrianópolis, pero aún no lo tengo del todo claro.
6. Hace poco leí una noticia que decía que desde el inicio de la crisis la venta de libros había caído casi un 30%. ¿Cómo ves el futuro editorial? ¿Es esta caída algo pasajero y terminará remontando, o no es sólo debido a la crisis e influyen otros factores como el libro electrónico?
La respuesta corta sería que no tengo ni la más remota idea. No conozco bien el mundo editorial, quizá porque he tenido la suerte de no verme sumido en desquiciantes esperas para ver si una editorial u otra se decidían a publicarme. Imagino que en un estado de crisis generalizada la situación es muy complicada, máxime cuando, por lo que parece, muchas editoriales está en medio de una huida hacia delante, publicando mucho más de lo que el mercado puede absorber, y, aparentemente con un único objetivo: ver si uno de sus títulos “pega”. No obstante nada tiene una razón única de ser y, quizá, en el sector editorial se esté dando una “tormenta perfecta” en la que cada factor tiene su parte de culpa: la política comercial de las editoriales, el ebook, la piratería, la continua aparición de otras opciones de ocio, la preferencia de la sociedad por una satisfacción inmediata y no necesariamente reflexiva…
7. En “El águila y la lambda” muestras que tanto el gobierno de Cartago como el de Roma está regido en buena medida por personas ambiciosas, corruptas y de pocas miras. En “Okela”, el protagonista carga contra los políticos “demagogos” — y lo digo en el sentido peyorativo— y populistas. Supongo que hoy día tus personajes se horrorizarían.
No lo creo, más bien supongo que los verían como auténticos “amateurs” de la política. Y si me apuras, me da la sensación de que se reirían de ellos como quien se ríe de un bufón. No veo en nuestros políticos madera de hombres de estado capaces de tomar decisiones transcendentes ya sea en beneficio de su país o en el suyo propio, ya sea por mantenerse fiel a unos valores o por no tener principios, no les veo capaces de retorcer una situación hábilmente, de buscar apoyos entre sus enemigos, de decidir el momento adecuado para llevar a cabo una traición, de cambiar de bando en el momento oportuno. Creo que ninguno de los que hoy ocupa escaños en los dieciocho parlamentos que infestan el país, duraría mucho en una simple curia local de la antigua Roma. De todos modos, también soy de la opinión de que la densidad por metro cuadrado de gente mezquina suele mantenerse constante, da igual el gremio, el país o la época. El problema, hoy en día, es que hasta quienes no lo son, lo parecen.
8. Yeyo Balbás escribió sobre las Guerras cántabras y tú sobre el mítico origen de Cantabria. Además sé que hay una curiosa anécdota que también os une a ambos...
Efectivamente. La primera novela de Yeyo (Pax Romana) y la mía (Okela) salieron publicadas con una semana de diferencia. Escribimos ambas novelas a cien metros de distancia sin conocernos siquiera, e hicimos fotocopias en la misma copistería antes de enviar los manuscritos. Sólo hicieron falta un par de cervezas para sellar una amistad y, a modo de chascarrillo privado, comenzamos a autodenominarnos “Generación Vargas”. Vargas es el nombre de la calle donde se escribieron ambas.
9. Una sobre gustos: Tus tres libros favoritos, tus tres películas favoritas y tus tres grupos musicales o discos favoritos.
La Iliada, El Principe y La Conjura de los Necios. Lo que el viento se llevó, Acción Mutante, La fiera de mi niña. Joaquín Sabina, Dire Straits, Johann Sebastian Bach.
10. Si crees que nos hemos dejado algo en el tintero y que quieras decirle a los lectores del blog Muchas gracias Pedro y esperamos poder leer muy pronto tu nueva novela "Peña Amaya".
Ha sido una entrevista bien completita. Simplemente me gustaría darte las gracias a ti y a los seguidores del blog. Un fortísimo abrazo a todos.

El yelmo romano de Berzovis

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Berzobis fue un fuerte romano en la provincia de la Dacia. Durante unas excavaciones arqueológicas en 1968 se encontró allí un particular tipo de yelmo romano.Parece ser -tras las reconstrucciones- que yelmos romanos similares han sido encontrados con posterioridad en varios lugares, incluyendo Yugoslavia y Besançon.


Sin embargo, el yelmo de Berzobis es el primero conocido con las barras en cruz de refuerzo, habiendo estas sido añadidas de forma tosca sobre el yelmo original, posiblemente durante una campaña militar. Se sabe que el fuerte estuvo ocupado por la IV Flavia Felix por un periodo de tiempo relativamente corto. El inicio de la ocupación podía datar de entre los años 102 al 106 y el traslado de la IV Flavia a su base en Singidunum entre los años 114 al 119.

Los restos del yelmo estaban tan dañados que ha resultado muy dificultoso su clasificación exacta. Dentro de la clasificación de Rusell Robinson ha sido identificado como un Gálico-imperial D, F o H, siendo uno de los primeros ejemplos de yelmo alto-imperiales de hierro. Según la clasificación de Marcus Junkelman sería tipo Weisenau.

El yemo de Berzovis se data a mediados del siglo I, habiendo llegado en servicio hasta comienzos del siglo II, donde además recibió el añadido de las barras protectoras en algún momento de las Guerras Dacias. Hay quién apunta a que esto pudo haber sido incluso durante las campañas de Domiciano y no en las de Trajano, pero como casi siempre son todo suposiciones debido a la escasez de fuentes. La cronología y el hallazgo en la región del Danubio dan alas a la idea de que las barras protectoras en cruz se añadieron para resistir los golpes del temido falx dacio.


Fue este yelmo también el usado como modelo por Peter Connolly para su espléndida reconstrucción del yelmo romano durante las Guerras Dacias (5). En esta lámina puede verse los restos originales (1), los modelos reconstruidos (2-4) y los protectores para las mejillas inspirados en modelos similares (3).

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Para saber más:
-Protase, D. and Petculescu, L. 1975: 'Coiful roman de la Berzovia', Banatica 3, 85-90
-The Legionary, de Peter Connolly (1988)
-Greece and Roma at War, de Peter Connolly (1981)
-Roman Military Equipment from the Punic Wars to the Fall of Rome, de M.C.Bishop y J. Coulston (2006)

Breve historia de la II legión Augusta

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Esta legión debióhaber sido reclutadapor el cónsulCayo Vibio Pansa y porOctavio (más tarde el emperador Augusto) en el 43 a.e.c.y fue llamada Sabina (“de los sabinos”). Si esto es correcto, primero luchó contra MarcoAntonioen los llanos orientales del Po, y más tarde, cuando Marco Antonio, Octavio y Lépido se aliaron en el Segundo Triunvirato, en contra de los asesinos de Julio César, Casio y Bruto, en la batalla de Filipos (42 a.e.c.).

Una piedra de honda de la época parece mencionaruna Caesar Leg II, lo cualprobaríaque la segunda estuvo presente en Perugia en el 41 a.e.c., donde Octavio asediaba al hermano deMarcoAntonio,Lucio.

La Segunda legión Sabinapudo ser también la Segunda legión Gálica; si es así, es un indicio de su ubicación en los años anterioresal30: la Galia. El asentamiento de veteranos en la zona de la actual Orange parececonfirmar esto. Tras el30 a.e.c.fue destinadaaun lugar desconocido en el norte de la Hispania Tarraconensis, dondetomó parte en las campañas de Augusto contra los cántabros, las cuales tuvieron lugar entre los años25 al13 a.e.c. Duranteestos años, la Segunda legión y la IGermánica trabajaron en la construcción de la colonia de Acci (Guadix)en la provincia de Granada. Una vez terminadas las operaciones militares, parte de los veteranos fueron asentados en Barcino (Barcelona)y en Mauritania.

Galos contra romanos alto-imperiales, por P. Dennis
La II Augusta fue probablemente trasladadaal Rin tras la derrota romana en el bosque de Teutoburgo (9 e.c.). Fue estacionada en algún lugar cercano a Mainz. Desde ahí marchó hacia la“Germania libre”durante las campañas de Germánico (14-16 e.c.). Junto con la Decimocuarta legión Gemina, esmencionadacomo una de las unidades que se ven amenazadas por una inundación repentina durante una campaña naval en el Mar de Wadden. Tras esto, la legión recibió comonueva base la ciudad deEstrasburgo, en la Germania Superior, donde la legión protegun punto de paso estratégico del Rhin.

El arco de Orange
En el 21, la Segunda estuvo involucrada en una acción militar contra dos rebeldes galos, Julio Sacrovir y Julio Floro, quienes alzaron de nuevo en armas a una gran parte de la Galia. La decisiva victoria romana fue conmemorada con un arco de triunfo en Orange.

En el 43, el emperador Claudio invadió Gran Bretaña con la II Augusta, la VIIII Hispana, la XIV Gemina y laXX Valeria Victrix; el comandante de la Segunda eraTito Flavio Vespasiano, el futuro emperador Vespasiano. Este la dirigió en la campaña contra las tribus de los durotriges y los dumnones. Aunque las fuentes dejan constancia de una derrota a manos de los siluros en el año 52, la II Augusta demostró su valía durante la revuelta de Boudicca, incluso después de que Poenio Postumo, su prefecto del campamento (praefectus castrorum), quién estaba al mando debido quizás a que el legado y los tribunos estaban reunidos con el gobernador Suetonio Paulino, se negó a unirse al ejército del gobernador por estimar el avance demasiado peligroso; más tarde debió suicidarse por su desobediencia.

Fue estacionadapor primera vez en Silchester y tras el49 en Dorchester o un lugar cercano (puede que no muy lejos del lago Farm).

En el 55, sin embargo, la base legionaria deExteter fue finalizada y la legión se acuarteló al completo allí. Diecinueve años más tarde, se trasladó a Gloucester.

En la guerra civil del69, una parte de la II Augusta se puso de parte del emperador Vitelio . Al menos una subunidad participó en su marcha sobre Roma, y luchó en la batalla de Cremona contra las legiones de Otón. Posteriormente,fueron derrotados por Vespasiano, y regresaron a Gran Bretaña en el año 70. Es posible que el cuerpo principal de la legión hubierasido siempre leal a Vespasiano.

La II Augusta, por G. Sumner
Durante el reinado de Vespasiano, laII Augusta todavía permanecióen Gran Bretaña, a pesar de que fue trasladadaa Caerleon, en Gales, en el 75. Cuando Cneo Julio Agrícola fue gobernador de Britania(77-83), se mantuvo en Caerleon como reserva estratégica en Gales eInglaterra. Hubo que esperar al 139 para verla denuevo en movimiento: los soldados de la Segunda Augusta estuvierontrabajando hasta el 142 en Escocia, enla construcción del muro de Antonino (entre Edimburgo y Glasgow). Sin embargo, esta línea de fortificación no sirvió de mucho, y los romanos recularonhacia el muro de Adriano (desde Newcastle aCarlisle).

Entre los años 155 y 158, una revuelta generalizada estallóen el norte de Gran Bretaña, la cual requirió que las legiones de la Britania se empleasen a fondo. Sufrierongraves pérdidaspor lo quetuvieron que ser enviados refuerzos desde la Germania.

En el 196, el gobernador de Britania, Décimo Clodio Albino, intentó convertirse en emperador. Las legiones británicas fueron transportadas al continente, pero fueron derrotadas por el gobernante legítimo Lucio Septimio Severo. Cuando regresaron, se encontraron con la provincia invadida por las tribus del norte. Las acciones punitivas no disuadieron a los bárbaros, y en el208, Septimio llegóa Gran Bretaña y realizó un fallidointento de conquistar Escocia. La II Augusta se trasladó hacia el norte, donde compartió una gran fortaleza en Carpow con laVI Victrix, en el río Tay.

Relieve del Muro de Adriano mencionando a la II Augusta
Bajo Caracalla Heliogábalo , la II Augusta recibió el apellido de Antonina , lo que significaba que los soldados eran particularmente queridospor el emperador (ambos usadron​​Antonino como nombre de coronación). Durante el reinado de Alejandro Severo , las nuevas conquistas de Britania fueron abandonadas y la segunda legión regresóa Caerleon, donde aunseguía en el 255 e.c.

Es notable que apenas se conozcansubunidades de la Segunda Augusta que hayanpeleado fuera de Inglaterra. Se puede suponer que algunas fueron enviadas al Rin o del Danubio o más allá, pero no hay casi ningunaevidencia de ello. Sin embargo, la presencia de una subunidad durante la guerra de Domiciano contra los catosen el 83 parece ser cierta. En el siglo III, una subunidad podría haber luchado en Armórica, en el oeste de la Galia.

En el siglo IV, la Segunda legión Augusta fue parte de la defensa costera de Kent (enRichborough), y esposible que la II Britanica tuviera su origen enuna unidad de la Segunda Augusta.

Las insignias de la Segunda legión Augusta fueron el Capricornio, el caballo alado Pegaso y el dios de la guerra Marte, aunque a finales del siglo III sólo el Capricornio se mantenía.

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Traducido libremente desde:

Para saber más:
-Osprey: Hadrian’s Wall AD 122–410, por N. Fields (2003)
-Osprey: Boudicca's Rebellion Ad 60- 61, por N. Fields (2011)
-The Origins and Early History of the Second Augustan Legion, artículo de Legions and Veterans: Roman Army Papers, por Lawrence Keppie (2000)

Veteranos de las Guerras dacias VI

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Pasados los 1600 seguidores en la página de Facebook era ya hora de otro breve artículo dedicado a soldados veteranos que participaron en las Guerras Dacias. Hoy llegan el jinete bátavo Dasanti Escenobarbo y el signifer de la XV Apollinaris Quinto Manlio Papirio Vero.

Dasa(n)ti [S]ceno/barbi eq(uiti) alae / Ba[t]avorum
ex n(umero) sing(ularium) st[ip(endiorum)]
V [a]n(norum) XXXI Bers(ius) /
[I]ngenu(u)s de[c(urio)] / ex n(umero) eodem (h)er/{r}es posuit
-CIL 03, 07800 = IDR-03-05-02, 00522

Nuestro veterano, Dasanti Escenobarbo, fue un jinete del Ala I de bátavos que llegó al cargo de decurión de caballería. Su lápida fue hallada en Dacia, en Alba Iulia (la actual Apulum) y sabemos que vivió 31 años. Los lugares que ocupó esta unidad fueron: del 62 al 63 Xanten (en la Germania Inferior). Tras la Revuelta de los bátavos, fue enviado a Norico o Recia, hasta que fue trasladada a Panonio tras el 85. La unidad fue convertida en una cohorte miliaria tras el 98, sirviendo en las Guerras Dacias, teniendo su cuartel en Noslac (Razboeni-Cetate, Rumanía).

Caballería auxiliar, por R. Embleton

D(is) M(anibus)
Q(uinto) Manlio
Pap(iria) Vero
vet(erano) leg(ionis) XV
sig(nifer) dec(urio) col(oniae)
vix(it) an(nis) LXXV
C(aius) Iulius Macer
(centurio) her(es) fecit.

Quinto Manlio Papirio Vero es el único veterano de la XV Apollinaris conocido en Dacia. Sirvió como signifer en esta legión y tras la conquista de la Dacia ocupó el cargo político de decurión -no confundir con el oficial de caballería del mismo nombre-, los hombres que gobernaban las colonias romanas. Eran miembros del gobierno o senado local con varias atribuciones y el puesto se consideraba muy respetado, siendo honor ser elegido para él. Los decuriones tenían amplios poderes en la administración local y en los procedimientos judiciales. El final de la inscripción parece indicar que, o bien también ocupó un puesto de centurión en la dicha legión y su sucesor se comprometió a erigirle una inscripción, o bien su heredero fue centurión en la misma legión.

Otros artículos sobre veteranos de las Guerras Dacias:

El guerrero germano: Una introducción general

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Las tribus germánicas que guerrearon entre ellas fueron tan numerosas como las que frecuentemente se enfrentaron a Roma. Aunque unidas por un lenguaje y una cultura similares, nunca formaron un gran estado unificado. Aun así, a diferencia de la Galia, las tierras germanas nunca fueron totalmente conquistadas por Roma. 

El primer emperador, Augusto, tenía grandes planes con respecto a la conquista de Germania. Este sueño murió en el año 9 e.c. Cuando Arminio y el pueblo de los Queruscos destruyeron las tres legiones del gobernador Varo y sus tropas auxiliares en el bosque de Teutoburgo. Según Suetonio, Augusto gritaba desconsolado por los rincones de palacio eso de “¡Publio Quintilio Varo, devuélveme mis legiones!” al ver sus planes echados por tierra ante tan tremendo revés.

Durante el resto de la historia romana, las tierras al este del Rhin y al norte del Danubio permanecieron mayormente en manos de los bárbaros. Las legiones lanzaron incursiones de castigo en tierras germanas, más con la idea de conseguir cierta cantidad de tierra al otro lado de los ríos para hacer la frontera más defendible que realmente obedeciendo a un plan de conquista. El reino de la Dacia fue conquistado por Trajano a comienzos del siglo II e.c., aunque esta tierra estaba habitada mayormente por gentes de origen mixto entre celtas, tracios y escitas, pueblos no considerados germanos. sin embargo, hubotribus germanas y mixtas que lucharon junto a los dacios contra Roma.
Romanos contra germanos, por P. Dennis

Según el historiador romano Tácito -quién escribió sobre estos pueblos en "La Germania" a finales del siglo I e.c.-, la fuerza de los grupos guerreros germanos se encontraba en la infantería. Cada guerrero -incluyendo a la caballería- portaba varias jabalinas, con sólo unos pocos de entre sus filas mejor armados. Los hombres más rápidos -muchas veces los más jóvenes- formaban en unidades de unos 100 hombres en el frente de combate junto a la caballería. Tácito no alababa particularmente a los jinetes germanos, aunque Julio César los empleó con gran efectividad durante sus campañas. Esta caballería no era una tropa de choque lanzada a romper las líneas enemigas, sino una unidad de acoso que atacaba y huía antes de que el enemigo pudiera responder con efectividad, atacando por los flancos, persiguiendo a la infantería que se retira, y protegiendo los flancos germanos.

La línea de batalla germana estaba formada por una serie de formaciones en cuña, cada una compuesta por una familia o grupo con lazos de sangre o comunidad. Las mujeres podían aparecer en los flancos para alabar el coraje de sus hombres o insultarlos por su cobardía según Tácito. 

De forma general, el guerrero germano no estaba tan bien equipado como el galo. Tácito afirmaba que el hierro era un bien escaso en las tierras de la Germania, lo cual parece confirmado por la arqueología ya que se han encontrado muy pocas espadas largas de manufactura germana desde el siglo V a.e.c. en adelante. Las puntas de lanza tenían una medida de entre 12 a 26 centímetros, siendo el arma predominante junto a dagas cortas de un sólo filo. Una hoja más larga, el sax, se extendió durante el siglo II a.e.c, la cual fue evolucionando hacia una éspada típica entre los pueblos centro-europeos e ingleses durante el Imperio tardío y la Edad Media. Las armaduras están prácticamente ausentes hasta el siglo II e.c. cuando equipo de manufactura romana comenzó a importarse a mayor escala. 

Guerreros germanos, siglo I a.e.c.- I e.c., por G. Embleton
La infantería germana usaba un escudo oval de forma rectangular o de varios lados que cubría casi todo el cuerpo -más de un metro de largo-, con un cuerpo de madera cubierto de cuero. Los jinetes usaban escudos más pequeños, redondos u ovales. Tácito cuenta que los escudos estaban marcados con colores vivos, aunque no hay evidencias arqueológicas de la forma de los blasones de estos escudos, aunque algunas monedas y esculturas romanas muestran algunos cuya precisión no es del todo segura.

Junto a este equipamiento general, los germanos usaron equipamiento de los galos y los romanos a través del comercio o el botín.

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Para saber más:
-Roman Soldier vs Germanic Warrior, 1st Century AD, de Lindsay Powell (2014)
-Rome's Enemies 1, Germanics and Dacians, de Peter Wilcox (1993)
-The Early Germans, de Malcom Todd (2004)
-Edge of the Empire, de Jona Lendering y Arjen Bosman (2012)

La batalla de Farsalia: La gran victoria de César

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La Guerra Civil entre Julio César y el Senado había estallado a principios de 49 a.e.c., cuando al conquistador de la Galia no le fue permitido por el Senado postularse para cónsul, por lo que cruzó el río Rubicón con sus hombres y marchó hacia Roma. Con el inicio de la guerra contra César, Cneo Pompeyo Magno ordenó al Senado romano huir a Grecia mientras él reclutaba un ejército en la región. 

Introducción:
Con la amenaza inmediata de Pompeyo eliminada, César consolidó rápidamente su posición en la parte occidental de la República y tras derrotar a las fuerzas de Pompeyo en Hispania comenzó a prepararse para una campaña en Grecia. Estos esfuerzos se vieron obstaculizados debido a que las fuerzas de Pompeyo controlaban la armada de la República. Finalmente, forzando el cruce del mar en invierno, César recibió refuerzos liderados por Marco Antonio.

Aun así, César seguía siendo superado en número por el ejército de Pompeyo, aunque sus hombres eran veteranos y el enemigo en gran medida tenía legiones formadas por nuevos reclutas. Durante el verano, los dos ejércitos maniobraron uno frente al otro, con César intentando asediar a Pompeyo en Dirraquio (Dyrrhachium). La batalla resultante acabó con una victoria para Pompeyo, y César se vio obligado a retroceder. Desconfiando de la respuesta militar que César podría dar a esta derrota si seguía presionándolo, Pompeyo no dio continuidad a este triunfo, prefiriendo en su lugar asediar hasta ver morir de hambre al ejército de su oponente, o hasta la rendición. Se dejó influir por sus generales, varios senadores y otros romanos importantes que no deseaban presentar batalla.

La batalla:
Plano desde Livius.org
Avanzando a través de Tesalia, Pompeyo acampó su ejército en las laderas del Monte Dogantzes en el Valle Enipeo, aproximadamente a tres kilómetros y medio del ejército de César. Durante varios días los ejércitos formaron para la batalla cada mañana; sin embargo César no estaba dispuesto a atacar ladera arriba. Para el 8 de agosto, con sus suministros de alimentos bajos, César comenzó a plantearse la retirada. Sin embargo, Pompeyo estaba ya dispuesto a luchar.

César comandaba a unos 30.000 legionarios, 1.000 jinetes galos y germanos, y 2.000 soldados de infantería auxiliar. Colocó la X legión en el ala derecha bajo las órdenes de Publio Sila. El flanco izquierdo estaba protegido por una unidad combinada de las legiones IX y VIII porque ambas estaban a la mitad de efectivos. Marco Antonio estaba al mando aquí. Tenía también 80 cohortes formadas en el centro bajo el mando de Cneo Domicio. Siete cohortes se quedaron para proteger el campamento.

En el valle, Pompeyo ancló su flanco derecho en el río Enipeo y desplegó a sus hombres en la formación tradicional de tres líneas, con diez hombres de profundidad. Sabiendo que tenía una fuerza de caballería más grande y más preparada, concentró sus caballos en el ala izquierda. Su plan requería que la infantería permaneciera en su lugar, lo que obligaba a los hombres de César a cargar durante una larga distancia para que llegasen cansados al combate. Con la infantería de César agotada y trabada en combate, su caballería barrería la de César antes de girar y atacar por el flanco y la retaguardia del enemigo.

Centurión cesariano, por R. Oltean
Al ver a Pompeyo mover sus tropas el 9 de agosto (aunque la fecha no está del todo clara), César desplegó su ejército de menor tamaño para enfrentarse a la amenaza. Comandando su izquierda estaba Marco Antonio, y a lo largo del río, también formó las tres líneas aunque no eran tan profundas como las de Pompeyo. Además, colocó su tercera línea en reserva. Al percatarse de la ventaja de Pompeyo en cuanto a caballería, César sacó 3.000 (6 cohortes) hombres de su tercera línea y los colocó detrás de su caballería para proteger así el flanco derecho del ejército. Ordenada la carga, los hombres de César empezaron avanzar, con la X legión en cabeza.

Al darse cuenta del plan de Pompeyo, César detuvo su ejército a aproximadamente 150 metros del enemigo para descansar y reformar las líneas. Reanudaron el avance hasta chocar contra las líneas de Pompeyo. En el flanco izquierdo pompeyano, Tito Labieno comandaba la caballería y avanzó contra los jinetes cesarianos. Fingiendo una retirada, la caballería de César llevó a los jinetes de Labieno directos hacia la línea de apoyo de infantería, la cual, usando sus jabalinas para hostigar a la caballería enemiga, detuvo el ataque. Uniéndose para el combate con su propia caballería, derrotaron y obligaron a retirarse a los jinetes de Labieno en completo descontrol.

Tras esto, giraron a la izquierda, y esta fuerza combinada de infantería y caballería golpeó en el flanco izquierdo de Pompeyo. Aunque las dos pequeñas primeras líneas de César estaban bajo fuerte presión del ejército de Pompeyo, este ataque, junto con la entrada en la lucha de su línea de reserva, dio un vuelco a la batalla. Al ver el desmoronamiento del flanco de la caballería -él que pensaban les daría la victoria- y viendo llegar tropas frescas al frente, los hombres de Pompeyo comenzaron a ceder. Con su ejército desmoronándose, Pompeyo huyó del campo de batalla. Tratando de dar el golpe decisivo en la guerra civil, César persiguió al ejército en retirada de Pompeyo y obligó a cuatro legiones a rendirse al día siguiente.

Consecuencias:
La batalla de Farsalia costó a César entre 200 y 1.200 bajas, mientras que Pompeyo sufrió entre 6000 y 15000. Además César informó de la captura de 24.000 soldados, incluyendo a Marco Junio Bruto, y mostró gran clemencia perdonando a muchos los líderes de los Optimates, sus rivales políticos.

Farsalia, por A. Hook
“Esto es lo que han querido, y a este extremo me han traído, pues si yo, Cayo César, después de haber terminado gloriosamente las mayores guerras, hubiera licenciado el ejército, sin duda me habrían condenado.”-Plutarco, Vidas paralelas
Con su ejército destruido, Pompeyo huyó a Egipto en busca de ayuda del rey Ptolomeo XIII. Poco después de llegar a Alejandría fue asesinado por los egipcios. Persiguiendo a su enemigo hasta Egipto, César se horrorizó cuando Ptolomeo le entregó la cabeza cortada de Pompeyo.

Aunque Pompeyo había sido derrotado y muerto, la guerra continuó contra otros partidarios Optimates, incluidos los dos hijos del Magno, quienes se hicieron fuertes en África e Hispania. Durante los siguientes años, César llevó a cabo diversas campañas para eliminar esta resistencia. La guerra terminó en el 45 a. e.c. después de su aplastante victoria en la batalla de Munda.

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Para saber más:
-Osprey: Las Guerras Civiles I – Farsalia, César contra Pomeyo (2009)
-Osprey: Caesar's Civil War (2002)
-Desperta Ferro 19: César contra Pompeyo

Fuentes clásicas:
-De bello civili, de 
César
-Vida de César, de Plutarco
-Julio César, de Suetonio
-Farsalia, de Lucano

Breve historia de la II Legión Traiana Fortis

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Dion Casio nos cuenta en su“Historia romana” (55.24.4) que el año 105 e.c. el emperador Trajano fundó dos nuevas legiones para su segunda campaña contra el rey Decébalo de la Dacia, quién parecía haber ignorado el tratado de paz con el que concluyó la primera guerra. Tras su participación en la Segunda Guerra Dacia y la anexión de esta región al imperio como nueva provincia, la legión fue transferida aunque no se sepa con seguridad el destino; quizás fue enviada al Este, donde Trajano había sometido la Arabia Petreaen el 106. 

Pudo ser posible que la II Traiana Fortis ("Segunda legión Fuerte de Trajano") fuese la primera guarnición de la nueva provincia junto a la III Cirenaica. Por otro lado, su permanencia en la frontera del Danubio es también plausible. Sí sabemos que fue enviada a Siria, donde tomó parte en la campaña de Trajano contra los el Imperio parto entre los años 115-117, tras la cual terminó estacionada en Judea, una provincia que había estado agitada desde hacía tiempo.

En el 125 fue enviada a Alejandría, donde compartió base con la XXII Deiotraiana y relevó a la III Cirenaica, legión que siempre había servido en Alejandría excepto en el año 1096 cuando fue enviada a Arabia Petrea, al igual que ahora. La III Cirenaica regresó a Alejandría en el 119. Poco después, entre los años 132-136, varias unidades (vexillationes) de la Segunda Legión de Trajano tomaron parte en la campaña de Adriano contra los judíos, quienes se habían rebelado bajo el mando de Simonbar Kokhba y habían destruido la legión XXII Deiotraiana. El resto de la legión permaneció en Alejandría, donde la gran comunidad judía de la ciudad no podía dejarse sin vigilancia.

Inscripción de la II Traiana hallada en Alejandría,
Museo Británico
La Segunda Legión de Trajano regresó a Egipto, donde permaneció como fuerza principal. Sus soldados a menudo sirvieron fuera de Alejandría, como por ejemplo en guarniciones provinciales estacionadas del Alto Egipto. Se sabe que estuvieron en Panospolis, Tebas, Asuán y Pselchis. Este último pueblo era la frontera sur del Imperio romano y es probable que los legionarios controlasen a los mercaderes provenientes de reino de Nubia.

Es también probable que vexillationes de la II Traiana Fortis tomasen parte en las campañas de Lucio Vero contra los partos (162-166), mientras que su participación en las guerras marcomanas de Marco Aurelio no puede ser excluida pero tampoco demostrada. Sí sabemos que en el 175 la legión se unió al general sublevado Avidio Casio, cuya rebelión fue infructuosa. Dieciocho años más tarde, la II Traiana Fortis apoyó a Pescencio Niger, gobernador de Siria, en su intento de alcanzar el trono imperial. Antes de la decisiva batalla contra Septimio Severo en el 194, la legión cambió de bando y juró fidelidad a Severo, quién vencería a su rival y vestiría la púrpura imperial.


Lápida de un legionario
El emperador Caracalla otorgó a la legión el título de "Germánica" en el 213, lo que demuestra que la legión debió ser enviada a luchar contra la tribu germana de los Alamanes. Gordiano III (238-244) le otorgó también el título de "Gordiana", al parecer por su participación en la batalla de Resaina (243), en Mesopotamia, contra los persas. Unas décadas más tarde, una vexillatiomarchó a la guerra cuando el emperador Galieno (260-268) pidió su apoyo contra Póstumo, el gobernador del independiente Imperio de la Galia. Esta misma vexillatio volvió a Egipto una vez Aureliano reconquistó la Galia (274).

Moneda de Carino, desde romaincoins
Una moneda del reinado del emperador Carino (283-285) muestra el águila de la legión, la cual aun estaba en Alejandría en el año 296, cuando el emperador Diocleciano reforzó la guarnición con una nueva legión, la III Diocleciana. Dos años más tarde, una vexillatioparece haber luchado contra los pueblos del norte de Mauritania, o al menos eso cuenta la obra cristiana de “Los actos de San Marcello”, la cual puede ser una fuente poco fiable. 
Según la Notitia Dignitatum, a comienzos del siglo V la II Traiana Fortis fue enviada a Apollonopolis Magna, en el sur de Egipto, y más tarde sirvió, al menos algunas vexillationes, bajo el mando del Comes limitis Aegypti.  

El emblema de la legión era el semidiós Hércules. Su significado no está totalmente claro, pero es tentador pensar que el fundador de la legión, Trajano, se identificaba con un nuevo Hércules. Al menos un orador, Dion de Prusia, comparaba al emperador con el famoso hijo de Júpiter. Como curiosidad, los soldados de la Segunda legión de Trajano tenían la costumbre de mencionar sus centurias en sus lápidas, un hábito casi único y sólo compartido con la II Pártica.

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Para saber más:
http://www.livius.org/le-lh/legio/ii_traiana_fortis.html (Imágenes y fuente principal)
http://www.legioiitraiana.com/history

El triunfo de Augusto: La batalla de Actium

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Tras el asesinato de Julio César en los Idus de marzo del año 44 a.e.c., la guerra estalló entre el bando de sus asesinos, republicanos cómo Bruto y Casio, y el de los cesarianos, liderados por Marco Antonio y Octaviano.

Su nombre completo era Cayo Julio César Octaviano tras su adopción por el asesinado dictador, llamado Octaviano por sus enemigos y Cayo Julio César por sus aliados uso el nombre Octaviano para poder diferenciarlo más fácilmente y por estar muy extendido. Marco Antonio, uno de los mejores generales de su época, derrotó a los republicanos en Filipos (42 a.e.c.) y comenzó a gobernar la mitad Este del Imperio romano, mientras que Octaviano aceptó gobernar en el Oeste.

Las relaciones entre ambos hombres nunca habían sido totalmente amistosas e intentaron estrechar lazos mediante el matrimonio de Marco Antonio con Octavia la menor, hermana de Octaviano. Sin embargo, Marco Antonio la envió de vuelta a Roma para seguir su relación con Cleopatra VII Filopator, reina del Egipto ptolemáico. Los partidarios de Octaviano se agitaron cuando se descubrió un documento -probablemente falso- en el que Marco Antonio entregaba a su amante egipcia tierras del Imperio gobernado desde Roma. 

Esquema de la batalla,desde Livius.org
La guerra entre ambos fue inevitable y el encuentro decisivo, la batalla de Actium o Accio, se luchó la mañana del 2 de septiembre del año 31 a.e.c., cuando los vientos del norte, muy comunes en el Mediterráneo, favorecían a la flota de Antonio. Octaviano y Agripa reforzaron los flancos de su formación ya que querían evitar ser rodeados por los navíos de de Antonio. Sin embargo, Antonio estaba decidido a romper la formación enemiga y ordenó un ataque contra su centro, ahora debilitado por el envío de barcos a los lados. Durante el inicio de la batalla, Antonio derrotó el centro de Agripa y Octaviano, liderado por Lucio Arruntio.

Las naves de Cleopatra, cargadas con los tesoros de Egipto, atravesaron la formación rota, seguidos por los barcos de Antonio que habían aguardado en el ala derecha. Al alcanzar mar abierto, Antonio y Cleopatra ordenaron izar las velas y navegar al Sur para aprovechar el viento.

Proa de un barco hallada en Accio, Livius.org
Sin embargo, al ver a su comandante huir, el resto de la flota de Antonio se sumió en la confusión y Agripa, Octaviano y Marco Lurio fueron capaces de sobreponerse al empuje inicial de sus enemigos y finalmente derrotarlos. El historiador Dion Casio (Historia romana, 50.32-35) comentaba que los barcos de Octaviano, más ligeros y maniobrables, atacaban a las grandes galeras egipcias por el flanco Este; además, sobre la flota de Antonio no cesó de caer un bombardeo de proyectiles incendiarios disparados desde las catapultas enemigas, y al final la flota de Antonio ardió hasta su destrucción casi total. 

Antonio había obtenido una victoria táctica al escapar del Golfo de Ambracia pero al mismo tiempo había sufrido una derrota estratégica, ya que había perdido su flota de guerra, su reputación y cualquier oportunidad de ganar la guerra una vez que sus legionarios, impresionados por la victoria de Octaviano y la huida de Antonio, se rindieron ante el heredero de César.

La batalla de Actium, por Christa Hook
Durante el invierno, los aliados de Antonio lo abandonaron (por ejemplo, Herodes de Judea), y en el año 30 Octaviano asedió a sus enemigos en Alejandría. Rodeados y derrotados, Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron. Así, Octaviano pudo comenzar su mandato como único gobernante, pasando a ser llamado Augusto. 

Augusto, Museo de Mérida
Su gobierno duró más de cuarenta años, suficientes para acostumbrar a la gente al nuevo modelo de gobierno y hacerles olvidar la violencia de las guerras civiles con la que finalmente Augusto se alzó sobre los demás contendientes. Así, la batalla de Actium fue parte fundamental de la propaganda imperial, con el poeta Virgilio alabándola en su Eneida” (VIII.676-709) y con muchos monumentos conmemorativos salpicando el Imperio (Corinto, Mileto, ApoloniaPalestrina), todo junto con la fundación de la ciudad de Nicopolis ("ciudad de la Victoria"), creada sobre el campamento militar de Augusto e inspirada por la ciudad fundada en la India por Alejandro Magno. Para la propaganda Augustea, la luz y la sabiduría de Apolo -Augusto- había derrotado al borracho y libertino Baco -Antonio-.

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Para saber más sobre la flota de guerra romana:

Para saber más:
Osprey: Actium 31 B.C., de S. Sheppard (2009)
Actium and Augustus, de  R. A. Gurval (1998)
http://www.livius.org/aa-ac/actium/actium.html 

Reseña de Ancient Warfare Magazine VI.2 y Special Issue 2010

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Aprovechando la excelente oferta que este verano la editorial Karwansaray ofreció en su revista “Ancient Warfare Magazine” no lo dudé y me hice con unos cuantos números en los que estaba especialmente interesado. La revista tiene una calidad enorme, tanto en la calidad del material y los acabados como en los artículos, maquetación e ilustraciones; es por lo tanto una compra de la que estoy muy contento cuyos números espero poder ampliar en el futuro.

Reseñaré brevemente los dos primeros números que leí. El primero, como no podía ser de otra forma, es el dedicado a las Guerras Dacias de Trajano. El segundo es un interesante número especial sobre la unidad táctica romana por excelencia, la centuria, y su papel a lo largo de la historia del ejército romano.

AWM V.2:A monumental effort: Trajan's Dacian Wars
Mihail Zahariade se encarga de introducirnos en materia, repasando los anteriores conflictos entre romanos y dacios en su artículo "Historical introduction”, donde nos hablará de la figura del poderoso rey dacio Burebista y de la Guerra Dacia de Domiciano, dos temas clave para comprender la posterior campaña doble de Trajano.

El siguiente artículo es de Michael J. Taylor, titulado "The Adamklissi Monument: close combat on the Danube", donde se hace un repaso a este monumento y la batalla que nos narra a finales de la Primera Guerra Dacia, hablándonos también de la importancia de las tropas auxiliares en el ejército romano.

Tras éste, el nuevo texto corre a cargo de Marius Barbu y tiene el título de "Reconstructing the Dacian infantryman: out of the Column" donde se da un repaso al equipamiento del guerrero dacio más allá del falx y la sica y haciendo hincapié en el uso del escudo, la lanza y la espada, así como el uso de algun tipo de armadura, ya fuera de cuero o escamas, en contra de la visión genérica de los dacios luchando desnudos (proveniente del monumento de Adamklisi, donde hay un interesante debate sobre si los guerreros allí representados son dacio, germanos, mixtos, celtas, tracios...).

Ilust. de J. Shumate
Relacionado también con el monumento de Adamclissi tenemos "Adaptations in Roman armour during the Trajanic era: the Miles Legionis of the reconstructed Roman soldier of the last age of conquest" de Raffaele D'Amato, hablándonos sobre la evolución del equipo romano, y como la armadura pareció recibir nuevos refuerzos (grebas, manica, barras en cruz en los yelmos) así como apuntar que la lorica segmentata no era la única armadura usada por el legionario romano por más que así aparecieran en la Columna de Trajano.

Continúa la publicación con Ross Cowan y su "Legionaries and auxiliaries in the Flavian era: disciplined soldiers and wild warriors",donde sabremos como se había organizado el ejército romano hasta la época de Trajano, un texto muy interesante de la pluma de todo un experto.

El siguiente quizás es el artículo menos interesante, el más genérico y quizás puesto aquí por rellenar unas páginas, pero que podría haber acompañado a cualquier otro número sobre romanos: “Water containers on campaign. Drink! Drink!! Drink!!!", de Christian Koepfer. No es por falta de rigor ni calidad, simplemente es que es un artículo sobre como los legionarios transportaban el agua para beber durante las campañas, que si bien es cierto es un tema vital para las legiones no deja de ser algo supletorio.

El plato fuerte es la excelente reconstrucción de lo que pudieron haber sido las dos Guerras Dacias desde el punto de vista estratégico y táctico: el desarrollo militar de ambas. un tema difícil por la escasez de fuentes, muy bien resuelto por Paul McDonell en "Trajan´s Dacian campaigns", donde el autor nos muestra lo que pudo haber sido lo más plausible sin que esto tenga por que ser una realidad histórica, sabedor de lo difícil de la reconstrucción. el artículo está acompañado por un mapa a doble página muy completo y útil.

El estudio del guerrero dacio continúa con Andrei Pogăciaş y "The Dacian army: noblemen, warriors and peasants", abordando de nuevo el polémico tema de la representación del guerrero dacio y su diferencia con los aliados, así como las que existieron entre nobles y campesinos.

Termina el número con tres artículos adicionales sobre temas varios (Egipto, Babilonia y Esparta) alejados del núcleo principal de interés de las Guerras Dacias.

AW: Special Issue 2010 – Core of the legion: The roman imperial centuria:
Si la revista normal ya tiene un acabado muy bueno, el número especial la supera en cuanto a calidad del papel (lo cual es normal costando el doble, por otro lado). Este número hace un extenso, detallado y muy interesante repaso a la historia de la unidad militar de la centuria, así como al de su principal figura, el centurión. Sabremos las diferentes teorías que existen sobre como podían ascender los centuriones, cual era el orden de las centurias en las legiones, y en que puesto luchaban el centurión y los demás sub-oficiales. Conoceremos junto a todo esto el entrenamiento de los legionarios romanos, el equipamiento de los centuriones, la administración de la centuria, todo acompañado con estupendas ilustraciones y fotografías de relieves y otras obras de arte romano.

Las dos revistas están repletas de dibujos de famosos artistas tales como Igor Dizis,  Angel García Pinto, Graham Sumner, Johnny Shumate, Rocío Espín y otros muchos.

Sí queréis conocer algo más sobre esta revista podéis leer la entrevista a los dos editores en el blog:
http://legioviiclaudia.blogspot.com.es/2014/03/entrevista-josho-brouwers-y-jasper.html

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Crónica del festival Malaca romana 2014

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El sábado 13 de septiembre tuvo lugar en Málaga el primer festiva “Malaca romana”, organizado por la asociación cultural Zegrí e Hispania Lúdicaque contó con la participación de los grupos de recreación LEGIO I VERNACULA -Roma republicana-, LEGIO VII GEMINA COHORS BAETICA -Bajo Imperio-, BONA DEA -recreación civil-, y los chicos de la LEGIO VII CLAUIDIA PIA FIDELIS, liderados por el aguerrido centurión TITVS.

¿Un festival romano en Málaga? Qué duda cabe que la fecha quedó apuntada en rojo en el calendario, al menos para asistir como espectador al mismo. Y en esas estaba cuando un par de semanas antes contactó conmigo José Sánchez Toledo para que participase junto a ellos en el desfile. Y es que... si venía el grupo de recreación de la VII Legión Claudia le parecía lógico el administrador de un blog dedicado a esa legión que vive muy cerca de Málaga y con el que comparten “hermanamiento virtual” desfilase junto a ellos. Así que, así se cerró todo.

El centurión TITVS con su temida vara
Jose (AKA TITVS) me traje todo el equipo necesario para equiparme como un legionario de las Guerras Dacias de Trajano. El sábado por la mañana, a eso de las 12:00 nos encontramos en la “Cofradía de los Estudiantes”, enfrente del teatro romano de Málaga. Tras los saludos de rigor, compartimos una breve charla y entre idas y venidas me ayudaron a equiparme al completo.

Yo, en mi inocencia, pensaba que me colocarían cual recluta patoso al final del desfile, para no estorbar mucho... pero justo antes de salir oigo al centurióngritar mi nombre y señalar con la vitis la primera fila. Glups, el novato marcando el paso... todo un honor y una responsabilidad. Y así que salimos a las abarrotadas -y calurosas- calles del centro de la ciudad en un recorrido que nos llevó de nuevo hasta el teatro romano, en cuya explanada concluyó el desfile con diferentes explicaciones sobre el ejército romano y los gladiadores por las distintas asociaciones, así como con ejemplos de formaciones de batalla en vivo. 

Los espectadores no dejaron de sacar fotos y grabas vídeos durante todo el tiempo y es una pena que de la prensa local sólo “La Opinión de Málaga” publicase una galeríade imágenes del evento. Un suspenso enorme para el resto de la prensa malagueña. A nivel nacional, el periódico el Mundo, en su edición andaluza, dejó también un artículo de Ignacio del Valle que repasa el desfile.

Poniéndonos firmes
Pues bien, así que llegamos ante el teatro y de nuevo que veo que el centurión grita mi nombre y me llama para que sirva como uno de los ejemplos del equipamiento del legionario romano. Glups. Debo decir que estaba ya casi agotado, había momentos en los que no sabía si el brazo se me iba a car al suelo, iba a soltar la espada o simplemente iba a car de agotamiento. Apreté los dientes y eché los restos hasta el final de la presentación. 

Dándole lo suyo a un dacio imaginario
Y es que el conjunto del equipo militar es bastante pesado y fue toda una experiencia ponerse en la piel de un legionario romano; la espalda y el cuello los tuve doloridos por unos días, amen de unas buenas agujetas en brazos y piernas. Que razón tenía José Toledo en su artículo en la revista Desperta Ferro cuando apuntaba que los legionarios romanos debían tener muy desarrollada la musculatura de esas partes del cuerpo. Yo apenas estuve un par de horas... y pensar que los legionarios de la Antigua Roma marchaban decenas de kilómetros cargando además con el equipo extra de la furca... uf, me tiemblan las piernas sólo de pensarlo. Queda claro que la preparación física del leigonario romano era tremenda, siendo esa una de las claves de las legiones junto a su temida disciplina, su equipamiento superior y la versatilidad táctica de la legión.


El olor a metal, sudor, cuero, se queda grabado en la mente, el peso del escudo, la la armadura y el casco y lo difícil que es sujetar bien el pilum,como desenvainar y colocar bien el gladiusal golpear... en fin, muchos detalles descubiertos gracias a haber participado en vivo en un desfile; y es que, por mucho que leamos libros no hay nada como hacerlo “de verdad” para darse cuenta como encajan teoría y realidad, dando así a la importancia que se merecen a los grupos de reconstrucción y arqueología experimental dentro de la investigación histórica.

Tras el agotador desfile no pude acompañar a los chicos de la VII Claudia a la comida de hermandad ya que tenía otros compromisos, pero hemos prometido seguir en contacto y estrechar aun más los lazos. Desde aquí, muchas gracias a todos, en especial a José Sánchez por dejarme vivir esa experiencia.

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Podéis encontrar más fotografías aquí:

Breve historia de la legión XXX Ulpia Victrix

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La XXX Ulpia Victrix (la legión victoriosa de los Ulpios, llamada así por la familia de Trajano) fue fundada junto con la II Traiana Fortis alrededor del 105 e.c., para la segunda campaña de Trajano contra los belicosos dacios, dondese ganó el apodo Victrix(Victoriosa). Fue destinadaen Brigetio (Szony), en la Panonia Superior después de que la XI Claudia fueratrasladadaa Oescus (en la Baja Mesia).

Baldosas y tejas estampadas descubiertas en Carnutum y Vindobona testimonianla presencia de la Legio XXX, lo que hace que la participación en la guerra contra los partos de Trajano (114-117)sea improbable. Se especula que quizás una vexillatiose unió a la XV Apollinaris para la campaña mientras que el resto de la legión permanecióen la frontera norte.

Sello de la XXX, que rezaba EXGERINF, Livius.org
En el118, Adriano dio aMarcio Turbo la tarea de sofocar los disturbios en Panonia y Dacia tras la muerte de Trajano, donde actuócomo legadode la Legio XXX. Cuando laVI Victrix fuetrasladadaa Britaniaentre los años119-122, la Legio XXX ocupó su antigua base en Castra Vetera cerca de Colonia Ulpia Traiana (Xanten) en Germania Inferior. La fortaleza tenía un gran valor estratégico,con un emplazamiento ideal para controlar el área del Rhiny lanzar incursiones en Germania. Los soldados de la XXX aparecen mencionados en elAra Agrippinensium (Colonia) como empleados en la oficina del gobernador de Germania Inferior, trabajando en los hornos de cal en Iversheim que ayudaban enla construcción en Bonna (Bonn) junto con la Legio I Minervia, y sirviendo en lugares como Rigomagus (Remagen), Noviomagus y Divitia. Varios destacamentos fueron enviados ala Galia y el nombre de la Legio XXX se ha asociado con Cabillonum (Chalon Saone-et-Loire), Lugudunum (Lyon), Lutetia (París) y Avaricium (Bourges). Unavexillatiode laLegio XXX, posiblemente acompañó a laI Minervia cuando participó en campaña contra los partos deLucio Veroen el 162.

Aldea dacia arrasada por la XXX, por Angus McBride
La legión apoyó Lucio Septimio Severo contra Clodio Albino en la guerra por el trono de los años 196-197 y se ganó el título de Pia Fidelis (fiel y leal). Vexillationesde la XXX sirvieroncon Julio Castino entre los años206-208 cuando sofocó a los rebeldesgalos e hispanios y luchó bajo el mando deSeveroen Britania. Algunos destacamentos estaban activos con Alejandro Severoen Persia en el 235, el Bajo Rhin cuando fue invadidoen el 240 y en el 256. Póstumo repelió a los invasores en 260, estableciendo defensas en profundidad y fundandoel Imperio Galo con el apoyo de la Legio XXX.

Lápida de un signifer, Nimega
Aureliano reconquistaría laGalia para el Imperio Romano en el año 274, usando muchas tropas de las fronteras. Inmediatamente, los francos cruzaron el Rhin de nuevo y la actual zona holandesa del río se perdió. El orden fue restaurado firmemente por Cloro alrededor de 300, y se volvió a fundar la Colonia Ulpia Traiana (Xanten), que había sido convertidaen un pueblo fantasma durante casi un cuarto de siglo, relega a ser el último puesto de frontera en el Norte. La Legio XXX fue trasladadaa la ciudad, que sería conocida desde entonces comoTricesimae (Treinta). Cuando el orden se restauró de nuevo, todo había cambiado en el ejército: Se usaban nuevas tropas móviles de caballería, las cuales eran el núcleo del ejército romano. Las legiones a los largo del Rhin perdieron importancia, siendo estacionadas en poderosas fortalezas, desde donde debían retener al enemigo hasta la llegada de la caballería.

Según Amiano Marcelino soldados de la Trigésima estuvieron presentes en Amida cuando los persas sitiaron y conquistaron la ciudad en 359 e.c. La XXX Ulpia desaparece de la historia cuando la frontera del Rhin finalmente cayó en el 407.

Los hombres que sirvieron en laLegio XXX proveníande lugares tan diversos como Italia, Germania Inferior, Galia, Bélgica, Britania, Dalmacia y Tracia . Los símbolos de la XXX Ulpia Victrix fueron los dioses Neptuno y Júpiter junto con el Capricornio.

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